A por la Gran Manzana
M¨²sicos espa?oles toman Nueva York por una noche
ENVIADO ESPECIALKetama, El Ultimo de la Fila y Camar¨®n de la Isla le pegaron, el pasado s¨¢bado por la noche, un primer mordisco a la Gran Manzana, al reunir en el Palladium de Nueva York a m¨¢s de 5.000 espectadores, entre los cuales se encontraban David Byrne y Milton Nascimento. El n¨²mero de entradas vendidas super¨® todas las expectativas y, seg¨²n los organizadores, pulveriz¨® el registro de lleno que hasta la actual edici¨®n del New Music Seminar conservaban grupos como los Gipsy Kings o Mano Negra.
"Soy hombre de pocas palabras pero tengo que decir que estoy contento de estar aqu¨ª", dijo Camar¨®n de la Isla nada m¨¢s comenzar su actuaci¨®n. Expresaba as¨ª el sentir general de los m¨²sicos que participaron en la noche espa?ola organizada por la Sociedad General de Autores de Espa?a (SGAE), el Ministerio de Cultura, la Sociedad Estatal Quinto Centenario y la Casa de Espa?a en Nueva York.Al igual que aquellos m¨²sicos de jazz que en los a?os veinte y treinta arribaron a esta ciudad en busca del ¨¦xito unos artistas espa?oles acaban de hincarle el diente a la Gran Manzana. Eso s¨ª, de momento sin riesgo de empacho.
Tres horas de m¨²sica
Ni Almod¨®var ni Rub¨¦n Blades presentaron la velada. Hubo que conformarse con que lo hiciera uno de los responsables del New Music Seminar, dentro de cuyos actos quedaba enmarcada la noche espa?ola. Anunci¨® a Ketama sobre las 20.30, defini¨¦ndolo como un grupo que mezcla el flamenco y el pop. Despu¨¦s actuar¨ªan Camar¨®n y El Ultimo de la Fila, reparti¨¦ndose entre todos, y de forma equitativa, un total de tres horas de m¨²sica.Al t¨¦rmino del concierto Juan y Antonio Carmona, de Ketama, denunciaron haber sufrido todo tipo de vejaciones. Para Antonio "los del sonido se portaron fatal con nosotros. No quer¨ªan que continu¨¢semos por causa de la hora y nosotros no ¨ªbamos a conformarnos despu¨¦s de venir hasta aqu¨ª con tocar tan poco rato". De todos modos, los hermanos Carmona, miembros de una ilustre familia flamenca, estaban muy satisfechos con la reacci¨®n del p¨²blico ante su mezcla explosiva de lo gitano y lo caribe?o.
Tambi¨¦n Manolo Garc¨ªa, cantante de El ?ltimo de la Fila, se mostraba absolutamente encantado en la peque?a fiesta que sigui¨® al concierto: "Era la primera vez que toc¨¢bamos en Estados Unidos y ten¨ªamos un poco de miedo, por lo que pudiera suceder, pero todo ha ido fenomenal. Nos hemos sentido muy a gusto y la gente nos ha parecido muy receptiva".
Para Camar¨®n fueron los momentos m¨¢s duros de la noche porque tras el espectacular final de Ketama, plet¨®ricos de fuerza y entrega, tuvo que hacer frente al desinter¨¦s de buena parte de los asistentes. Algunos, los menos, le escuchaban; los otros estaban a sus cosas y, claro, en este tipo de festejos bullangueros la raz¨®n se mide en decibelios. Cuando la potencia de la m¨²sica que se genera desde el escenario se muestra algo t¨ªmida, el rumor del respetable se va asemejando cada vez m¨¢s a una algarab¨ªa y llega a convertirse en un aut¨¦ntico suplicio escuchar al artista en esas condiciones. Si adem¨¢s quien canta es alguien como Camar¨®n, el sufrimiento se agudiza.
Quiz¨¢ Jos¨¦ Monje se preguntase qu¨¦ es lo que se le hab¨ªa perdido a ¨¦l en una discoteca de Nueva York ya que en su pueblo, cuando canta, por lo menos se le escucha. Lo m¨¢s impresionante es que a pesar de esos condicionamientos deplorables consigui¨® que sinti¨¦ramos c¨®mo iba creciendo el magnetismo de su voz. Escondidas en el anomimato del p¨²blico dos mujeres de raza negra acompa?aban suavemente con la cabeza las m¨¢s m¨ªnimas inflexiones vocales de Camar¨®n e incluso se arrancaron con algunas palmas. Para Manolo Garc¨ªa la "estrella de la noche era Camar¨®n". Su presencia es la que atrajo hasta all¨ª a David Byrne y Milton Nascimento.
Con El ?ltimo de la Fila se verific¨® aquella sentencia b¨ªblica seg¨²n la cual los ¨²ltimos ser¨¢n los primeros. Eran los m¨¢s esperados y tambi¨¦n fueron m¨¢s ovacionados. Garc¨ªa y Portet han creado un estilo con toque hispano pero siempre dentro de los esquemas del rock. Y por estas latitudes el citado g¨¦nero sigue siendo el rey.
El Palladium, que vio triunfar la mejor m¨²sica latina en los a?os cincuenta, puede haber sido el s¨¢bado un trampol¨ªn para la m¨²sica que se hace en Espa?a. Aunque habr¨¢ que ver qu¨¦ ocurre con el plan trienal para promocionar nuestra m¨²sica en el mercado internacional. Porque sin una pol¨ªtica de continuidad lo del Palladium habr¨¢ sido un simple gesto condenado al olvido.
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