Ve la luz el primer guion escrito por Gabo
El texto, hallado en un archivo en M¨¦xico, es una primera versi¨®n de ¡®El gallo de oro¡¯, pel¨ªcula basada en el libro de Juan Rulfo en la que tambi¨¦n particip¨® Carlos Fuentes
Cansado del periodismo y con la esperanza de sacar mejor provecho de su pasi¨®n por el cine, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez lleg¨® a M¨¦xico en 1961. Carlos Fuentes llevaba ya cuatro a?os casado con una actriz, Rita Macedo, era ¨ªntimo de Luis Bu?uel y hab¨ªa hecho sus pinitos escribiendo alg¨²n corto. Mientras que Juan Rulfo, 10 a?os mayor y con sus dos grandes obras ya publicadas, era el m¨¢s implicado con el celuloide de la ¨¦poca: hab¨ªa rodado con Mar¨ªa F¨¦lix y escrito guiones para el Indio Fern¨¢ndez. Arrastrados por una especie de fiebre del oro, la boyante industria cinematogr¨¢fica mexicana no solo atrajo a los tres gigantes de la literatura, sino que los puso a trabajar juntos.
Todo se fragu¨® en el ¡°castillo de Dr¨¢cula¡±, como llamaba Garc¨ªa M¨¢rquez a la sede de la productora de Manuel Barbachano. All¨ª, en las tertulias de aquella oscura casona de la capital y de la mano de su paisano colombiano ?lvaro Mutis, el reci¨¦n llegado entr¨® en contacto con exiliados espa?oles como Carlos Velo, uno de los directores estrella del cine de oro mexicano, o el propio Fuentes, que ya empezaba despuntar tras la publicaci¨®n de La regi¨®n m¨¢s transparente (1961). De ese efervescente caldo de cultivo nacer¨¢ la oportunidad: en 1963, Gabo entra a trabajar como guionista adaptador de un texto de Juan Rulfo, El gallo de oro, una novela corta ¡ªno publicada hasta 1980¡ª sobre la fatalidad y la fortuna a trav¨¦s del mundo de las ferias y los tah¨²res que Rulfo ya escribi¨® pensando en su adaptaci¨®n al cine.
Malentendidos de la segunda novela de Rulfo
En la obra de Juan Rulfo es un lugar com¨²n quedarse con Pedro P¨¢ramo y su recopilaci¨®n de cuentos, El llano en llamas. Y relegar a un escalaf¨®n menor?El gallo de oro. Gran parte del equ¨ªvoco nace del modo en que fue publicado. Tard¨ªamente, en 1980, bajo el t¨ªtulo: El gallo de oro y otros textos para cine. El resto, La formula secreta y El despojo, s¨ª fueron ideados espec¨ªficamente como lenguaje cinematogr¨¢fico. Pero "El gallo de oro no es un guion, es una novela, y los lectores la han ignorado al interpretarlo mal", explica Douglas J. Weatherford.
Los investigadores calculan que la empez¨® en 1956, solo un a?o despu¨¦s de publicarse Pedro P¨¢ramo. "Tras el ¨¦xito de la novela, comienza recibir ofertas para adaptarla al cine. Entonces decide escribir una obra sin tantas complejidades. Algo m¨¢s filmable, pero desde luego, un texto literario, no cinematogr¨¢fico", apunta V¨ªctor Jim¨¦nez, director de la Fundaci¨®n Rulfo. El propio Gabo tuvo la misma opini¨®n: "El lenguaje no era tan minucioso como el del resto de su obra, y hab¨ªa muy pocos recursos t¨¦cnicos de los suyos, pero su ¨¢ngel personal volaba por todo el ¨¢mbito de la escritura".
La pel¨ªcula se estrenar¨ªa en 1964 y el guion que se conoc¨ªa es de ese mismo a?o. Hasta ahora. Perdido entre los archivos familiares, el hijo del director, Roberto Gavald¨®n, ha encontrado un nuevo texto fechado en diciembre de 1963. Resguardado por la Fundaci¨®n Rulfo, el texto ver¨¢ la luz por primera vez en un inminente libro titulado Juan Rulfo y el cine. El guion, al que ha tenido acceso EL PA?S, consta de 68 p¨¢ginas mecanografiadas, encuadernado en pastas verdes y con dos nombres como autores: Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y Carlos Fuentes, los mismos adaptadores que aparecen en el guion definitivo ¡ªjunto al director¡ª pero con el orden de aparici¨®n invertido.
¡°El hecho de que aparezca primero su nombre, nos sugiere que la autor¨ªa principal es de Garc¨ªa M¨¢rquez, mientras que el segundo ser¨ªa quiz¨¢s m¨¢s de Fuentes. Se trata de dos textos muy diferentes entre s¨ª. El primero es mucho m¨¢s literario y el segundo no es simplemente una correcci¨®n sino una reescritura a fondo¡±, apunta por tel¨¦fono Douglas J. Weatherford, profesor de la Brighan Young University of Utah, experto en las relaciones entre el cine y Rulfo y autor principal del libro en ciernes, que ser¨¢ coeditado por la universidad y RM.
Su tesis se basa en un c¨²mulo peculiaridades de cariz literario, muy al estilo Gabo, incluso con alg¨²n gui?o a su segunda novela, que acababa de publicarse en Colombia, El coronel no tiene quien le escriba. Unas modificaciones que no aparecen ni en la novela de Rulfo ni el segundo guion: la acentuaci¨®n de los poderes sobrenaturales de la protagonista y el gallo ¡ªcon ecos al animal del coronel¡ª, la existencia de un pueblo fantasmag¨®rico que recuerda a Comala y la evocaci¨®n de un terrateniente llamado Pedro P¨¢ramo. ¡°Asistimos a una intertextualidad maravillosa fruto de la sensibilidad de Garc¨ªa M¨¢rquez y de su lectura de la obra de Rulfo¡±, a?ade el investigador.
La autor¨ªa casi exclusiva del Nobel colombiano se ver¨ªa reforzada tambi¨¦n por un comentario a una de las escenas, donde el guionista se refiere a s¨ª mismo como ¡°el adaptador¡±, en singular. El texto mecanografiado contiene adem¨¢s una anotaci¨®n hecha a mano, una l¨ªnea de di¨¢logo a?adida a un cantinero. Con tinta negra y trazo redondo, los investigadores la adjudican a Garc¨ªa M¨¢rquez, una hip¨®tesis corroborada tambi¨¦n por la Fundaci¨®n Gabo. ¡°?l viene de una experiencia agridulce como corresponsal en Nueva York y en M¨¦xico busca un trabajo m¨¢s estable a trav¨¦s del cine, que desde ni?o le hab¨ªa fascinado. Fue cr¨ªtico en la prensa colombiana y lleg¨® a recibir clases de guion, direcci¨®n y montaje en el Centro Experimental de Cinematograf¨ªa de Roma¡±, dice Jaime Abello, director de la Fundaci¨®n.
Los di¨¢logos que tanto cuidaba el joven Gabo habr¨ªan sido, parad¨®jicamente, la causa de la entrada posterior de Fuentes al proyecto. Desde la producci¨®n, Barbachano consideraba que estaban escritos ¡°en colombiano¡± y pidi¨® una segunda mano para corregirlos. De hecho, Fuentes, ya llevaba tiempo implicado en las aventuras de Barbachano, que intentaba con la presencia de nombres pujantes de la nueva literatura, revitalizar una industria que empezaba dar s¨ªntomas de agotamiento. Desde hac¨ªa al menos un a?o, trabajaba junto al director Carlos Velo en la adaptaci¨®n de Pedro P¨¢ramo, que acabar¨ªa filmando en 1966.
El propio Rulfo estuvo involucrado en el arranque del proyecto. Est¨¢n documentados sus viajes a su Jalisco natal en busca de locaciones para la pel¨ªcula. La intervenci¨®n de Rulfo en la adaptaci¨®n de El gallo de oro es m¨¢s nebulosa. El ¨²nico indicio es otro comentario a una de las escenas, donde tras una larga descripci¨®n del traje del protagonista se dice ¡°seg¨²n la descripci¨®n verbal del propio Rulfo¡±. Cuando Garc¨ªa M¨¢rquez lleg¨® a M¨¦xico, a¨²n no hab¨ªa o¨ªdo hablar del autor jalisciense. Hasta que una noche su amigo Mutis subi¨® los siete pisos sin ascensor de su casa mexicana y le descubri¨® Pedro P¨¢ramo. ¡°Desde la noche tremenda en que le¨ª la Metamorfosis de Kafka no sufr¨ªa una conmoci¨®n semejante¡±, dej¨® escrito en un art¨ªculo homenaje a Rulfo en 1980, donde explicaba el origen de su relaci¨®n con el cine: ¡°Alguien le dijo a Carlos Velo que yo era capaz de recitar de memoria p¨¢rrafos completos de Pedro P¨¢ramo¡±.
Realidad o exageraci¨®n aduladora, un Gabo ya maduro sigui¨® explicando en aquel texto que su fascinaci¨®n por la obra de Rulfo iba a¨²n m¨¢s lejos: ¡°Pod¨ªa recitar el libro completo, al derecho y al rev¨¦s, sin una falla apreciable, y pod¨ªa decir en qu¨¦ p¨¢gina de mi edici¨®n se encontraba cada episodio, y no hab¨ªa un solo rasgo del car¨¢cter de un personaje que no conociera a fondo¡±.?
As¨ª comienza el in¨¦dito
¡°1.- Cr¨¦ditos. Calle San Miguel del Milagro. Amanecer
Amanece. Mientras pasan los cr¨¦ditos se oyen las campanas de una iglesia.
(San Miguel del Milagro es un pueblo de construcci¨®n colonial: portales con arcadas, casas de muros lisos y calles anchas y empedradas. Al amanecer, el clima es fresco y h¨²medo, y las piedras de las calles brillan con el roc¨ªo. Al mediod¨ªa es ardiente y seco, con un sol cenital y polvoriento que resplandece entre los muros de cal y produce en el interior de las casas un sopor en penumbra).
Mujeres con rebozos negros se dirigen a la iglesia. Al fondo del sonido de la campana empieza a escucharse, remoto, el clamor de un pregonero. Sus palabras, todav¨ªa incomprensibles, parecen un lamento.
A medida que avanzan los cr¨¦ditos se vislumbra en el fondo de la calle la figura del pregonero. Lleva en la mano una l¨¢mpara de petr¨®leo que balancea de un lado a otro mientras grita su preg¨®n.
La campana deja de tocar al aparecer el ¨²ltimo cr¨¦dito. El pregonero se aproxima al primer plano. Es Dionisio Pinz¨®n¡±.
As¨ª comienza el primer guion que escribi¨® Garc¨ªa M¨¢rquez, una adaptaci¨®n a lenguaje cinematogr¨¢fico de la novela de Juan Rulfo, El gallo de oro, una historia tr¨¢gica sobre la ascensi¨®n y ca¨ªda de Dionisio Pinz¨®n, "uno de los hombres m¨¢s pobres de San Miguel del Milagro". Gracias a su mujer, la Caponera, un amuleto vivo que ayuda a los hombres a ganar riquezas, Pinz¨®n se adentra en el mundo de los galleros, mariachis y tah¨²res que persiguen su destino de feria en feria por los pueblos del Baj¨ªo mexicano.
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