Crear, copiar, mejorar

De la muy discutible moda de producci¨®n del ¨²ltimo cine espa?ol, consistente en la realizaci¨®n de nuevas versiones de comedias recient¨ªsimas de pa¨ªses cercanos, ya sea por proximidad f¨ªsica o idiom¨¢tica, pero que han pasado sin pena ni gloria por nuestra cartelera, se pueden sacar dos conclusiones. Primera, que la mayor¨ªa de los remakes espa?oles son mejores que los originales: por empaque de producci¨®n, por gusto en la direcci¨®n, por no quedarse anclados en la mera copia, enriqueciendo chistes y situaciones. Y segunda, que, a pesar de ello o justo por ello, se est¨¢ desvelando una pereza creativa, una falta de originalidad y una carencia de riesgo alarmantes.

Como ya ocurr¨ªa con Padre no hay m¨¢s que uno, versi¨®n de la argentina Mam¨¢ se fue de viaje, con Lo dejo cuando quiera, salida de la italiana Smetto quando voglio, y con Si yo fuera rico, remake de la francesa Ah! Si j¡¯¨¦tais riche, Hasta que la boda nos separe es mejor pel¨ªcula que la tambi¨¦n francesa La wedding planner, dirigida hace tres a?os por Reem Kherici. Dani de la Orden, confirm¨¢ndose como el mejor director de encargo del cine espa?ol actual, abunda en el tono de screwball comedy estadounidense de la comedia original, le otorga su elegancia habitual en la puesta en escena y el tratamiento de la luz y de las m¨²sicas (?Carolina Durante y Los Planetas con La Bien Querida!), enriquece la comedia m¨¢s f¨ªsica con estupendos elementos de slapstick, y est¨¢ a punto de salvar la suicida secuencia del barco en la tormenta, la ¨²nica donde la producci¨®n (o su coste) est¨¢ por debajo del nivel que ped¨ªa el momento.

El guion de Olatz Arroyo, Marta S¨¢nchez y Eric Navarro cambia poco el original pero incide bien en el subtexto, alejado de cualquier romanticismo, de las parejas para toda la vida que se forman por mera inercia y sin demasiada reflexi¨®n. Y junto al espect¨¢culo de carisma y gracia de Bel¨¦n Cuesta, gran protagonista, al buen contrapunto de Silvia Alonso y a los aires de gal¨¢n cl¨¢sico de ?lex Garc¨ªa, cada puntual presencia de los secundarios resulta perfecta: Antonio Dechent, Adri¨¢n Lastra, Salva Reina, Leo Harlem, Antonio Resines, Ernesto Sevilla, Jordi S¨¢nchez y, especialmente, las desternillantes Gracia Olayo y Malena Alterio, con apenas un pu?ado de frases.

Hasta que la boda nos separe es, en principio, una buena comedia. Sin embargo, en gran parte, ya estaba hecha, hace muy poco y aqu¨ª al lado. El h¨¢bito de los remakes, como siempre ha ocurrido en Hollywood, puede tener todo el sentido del mundo en lo comercial. Pero art¨ªsticamente resulta decepcionante.