Vuelve La Veneno: as¨ª es la serie que trae a 2020 el icono transexual de los noventa

Hay una prostituta apoyada en una cabina de tel¨¦fono de las de antes, de las de puerta, paneles de aluminio y cristal y con tel¨¦fono azul por dentro. A pesar del fr¨ªo que hace entre los ¨¢rboles del parque ahora que se ha puesto el sol, todo lo que ella lleva puesto ¡ªmedias de rejilla y poco m¨¢s¡ª, ense?a carne, salvo las botas de tac¨®n blancas, que hace un rato estaban en la caja zapatos de los 90 del departamento de vestuario. Aquella caja estaba entre otras dos, calzados de los 80 y calzados de los 2000, y ahora se encuentra casi vac¨ªa. Sus contenidos visten a una veintena de chicas como la nuestra, trans, noventeras e inm¨®viles, cada una apoyada en su ¨¢rbol. Una m¨¢quina de humo espesa la niebla a lo lejos. No es desde luego una escena Disney, pero para ser una recreaci¨®n de la prostituci¨®n transexual en el Parque del Oeste en los a?os noventa, es una imagen hasta bonita. Como sacada de un sue?o.

Este tono on¨ªrico, en la Casa de Campo, tiene que conciliar dos mundos. Por un lado, el de Cristina Ortiz, la transexual m¨¢s conocida con el apodo que adquiri¨® entre las prostitutas del Parque del Oeste por su car¨¢cter y su lengua viperina: La Veneno. Ese nombre lo mantuvo cuando, casi por accidente, acab¨® en 1996 en el plat¨® de Esta noche cruzamos el Mississippi, un late night de Telecinco: su sordidez, de palabrotas, insultos y referencias sexuales, y su belleza ex¨®tica encajaron perfectamente en el salvaje oeste que era la reci¨¦n nacida televisi¨®n privada de los noventa y le dieron unos memorables 15 minutos de fama. Ese mundo tiene que entenderse con otro aparentemente antag¨®nico: el de Javier Ambrossi y Javier Calvo, los directores, guionistas y estrellas televisivas que han creado una marca definida entre el buenismo que mostraron en OT 2017 y la postmodernidad sentimental de los fen¨®menos Paquita Salas y La llamada. Veneno, que recrea la vida de Ortiz y se estrena el 29 de marzo, es su nuevo proyecto.

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¡°Por mucho que la historia parezca distinta, yo la ve¨ªa y dec¨ªa: ¡®Esta serie es nuestra¡±, promete Calvo en una pausa del rodaje. A su alrededor, las chicas comentan sus prendas entre caladas al cigarrillo. Ambrossi, a su lado, le completa la idea: ¡°Yo me veo en el relato. El ¨¦xito, la fama, lo que te da, lo que te quita, volver a los iconos que te inspiraron, los que te dieron oportunidades¡±. Son temas que ya tocaba Paquita Salas, su obra m¨¢s emblem¨¢tica. Pero Veneno est¨¢ obligada a ir m¨¢s lejos. Es el proyecto del a?o de Atresmedia, donde conf¨ªan que tenga tir¨®n suficiente para subir las suscripciones a su nueva plataforma de pago, Atresplayer Premium. Y lo han sufragado. En el reparto hay 132 actores; 200 figurantes por episodio, en el equipo hay 150 t¨¦cnicos.

Hay otra cuesti¨®n en juego.?Por la historia que cuenta y por qui¨¦n la cuenta, Veneno es la serie m¨¢s trans de Espa?a. En el reparto hay docenas de actores trans y al otro lado de la c¨¢mara, est¨¢n en casi todos los departamentos. A Cristina la interpretan tres mujeres trans: Jedet, de 27 a?os, la interpreta en su juventud: es la m¨¢s famosa, tiene varios singles y un disco, y un libro. Daniela Santiago, de 38, interpreta la ¡°Veneno empoderada¡±: sus a?os de gloria en televisi¨®n. Es su primer papel como actriz. Isabel Torres, actriz y presentadora canaria de 49, hace de la Veneno en sus ¨²ltimos a?os, decadente, gorda, alcoh¨®lica.

Es la primera vez que hay tanto material dram¨¢tico para tantos trans en televisi¨®n. ¡°El p¨²blico va a ver que el alma de una chica trans no tiene nada que ver con lo que hayan visto antes¡±, promete Santiago. ¡°El que te den esta oportunidad, la de mostrar lo que t¨² has querido mostrar siempre y no has podido, eso va a saltar de la pantalla¡±. Con ellas est¨¢n Ester Exp¨®sito (?lite), Desir¨¦e (GH 14) y Goya Toledo.

La perspectiva LGTBI es el coraz¨®n el proyecto. La de Veneno, como la de Boris Izaguirre, fue de las primeras caras queer que entraron en los salones de toda Espa?a, gracias a los late nights. Su presencia, si bien no era pol¨ªtica, y desde luego no era refinada, acostumbr¨® a millones de personas de una realidad oculta hasta entonces. A otros transexuales, les mostr¨® que hab¨ªa gente como ellos. ¡°La serie habla de pioneras, y de c¨®mo en comunidades como la nuestra, al no tener informaci¨®n, los relatos de personas que han venido y se han partido la cara antes que nosotros nos ayudan a encontrar nuestra identidad¡±, aduce Calvo

El mito de Veneno que esta serie pretende apuntalar es tan bonito como dif¨ªcil de verificar. ¡°Pasamos un a?o investigando su vida, con su familia, sus amigos¡±, avisa Ambrossi. Pero el guion se basa en la biograf¨ªa que Valeria Vegas escribi¨® con Cristina: ?Digo! Ni puta ni santa, lleno de las fabulaciones que ella hac¨ªa sobre s¨ª misma. Ah¨ª los guionistas encontraron la gracia. ¡°Que la gente no espere la Wikipedia¡±, se defiende Calvo. ¡°Es importante recordar que estamos armando un relato, inspirado en su vida, pero que es una narraci¨®n. El juego entre fantas¨ªa y realidad es m¨¢s interesante. Hay una escena en la que ella dice: ¡®Hab¨ªa mil putas en el Parque del Oeste¡¯. Y as¨ª lo rodamos, como con mil putas. Luego le dice otra: ¡®Qu¨¦ dices, si ¨¦ramos 40¡¯. Y lo volvemos a rodar con 40.?Sus recuerdos tienen un tono de sue?o. Queremos darles magia¡±.

"Cristina con 50 a?os se quedaba dormida viendo La Cenicienta. Mezclamos mucho estilos, pero al final esto es un cuento", resume Ambrossi. A lo lejos, la m¨¢quina de humo espesa la niebla.