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EL LIBRO DE LA SEMANA | 'A ver qu¨¦ se puede hacer'

Precisos, elegantes, divertidos, excepcionales

La novelista estadounidense Lorrie Moore re¨²ne en un volumen una colecci¨®n de rese?as y cr¨®nicas culturales cargadas de inteligencia y erudici¨®n heterodoxa

Patricio Pron
Lorrie Moore en 2016.
Lorrie Moore en 2016. ?Basso (CORDON PRESS)

Lorrie Moore visita con cierta frecuencia una cafeter¨ªa cuyo due?o es aficionado a los acertijos: el cliente que los responde recibe una taza de caf¨¦ gratis. Un d¨ªa la pregunta es: ¡°?Qu¨¦ dramaturga y actriz estadounidense fue arrestada y encarcelada por su trabajo?¡±, y Moore se sorprende de ser la ¨²nica clienta que sabe la respuesta: Mae West.

La an¨¦cdota sirve para ilustrar la erudici¨®n un poco heterodoxa de la autora (de la que ella, por otra parte, no presume excepto para tomar caf¨¦ gratis), as¨ª como la diversidad de unos intereses que no se limitan a la literatura, como pone de manifiesto esta selecci¨®n de ensayos, rese?as y cr¨®nicas escritas en su mayor¨ªa para The New Yorker, The New York Review of Books y The New York Times Book Review: libros y autores, pero tambi¨¦n filmes, convenciones de partidos pol¨ªticos norteamericanos, teleseries, Hillary Clinton, las costumbres de los habitantes del Medio Oeste, Lena Dunham, c¨®mo combinar un traje para poder usarlo de forma medianamente decente durante toda una semana, cu¨¢l es ¡°la mejor canci¨®n de amor del milenio¡±, etc¨¦tera.

A lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas (desde la publicaci¨®n de Autoayuda, su primer libro de relatos, en 1985), Lorrie Moore ha sido celebrada de manera un¨¢nime como una de las m¨¢s extraordinarias escritoras de una literatura repleta de escritoras excepcionales como la estadounidense, aunque, a excepci¨®n de una publicaci¨®n temprana en Anagrama en 1991, los lectores hispanohablantes tuvieron que esperar a 1999, cuando su colecci¨®n de relatos P¨¢jaros de Am¨¦rica fue publicada por Emec¨¦ con el muy carveriano y tramposo t¨ªtulo de Es m¨¢s de lo que puedo decir de cierta gente, para comenzar a conocerla. Su reputaci¨®n no ha dejado de crecer desde entonces, sin embargo, algo a lo que han contribuido libros de relatos como Como la vida misma (Salamandra, 2003) y Gracias por la compa?¨ªa (Seix Barral, 2015), y novelas como El hospital de ranas (Salamandra, 2004) y Al pie de la escalera (Seix Barral, 2011).

¡°Si una persona me viese trabajar¡±, afirm¨® en la entrevista que le hizo Elizabeth Gaffney en The Paris Review en 2001, ¡°ver¨ªa que se trata de llegar todo lo lejos que puedo con una voz, el fragmento melodioso de una larga y persistente idea¡±. L¨²cidos, ir¨®nicos, a menudo tr¨¢gicos sin que caigan en el patetismo, los relatos de la autora se caracterizan por la aparente p¨¦rdida de control de sus narradores, por lo general enfrentados a dilemas y a situaciones que no terminan de comprender. No siempre los (muy buenos) escritores de ficci¨®n son tambi¨¦n buenos o muy buenos cr¨ªticos, y el inter¨¦s de Moore por la voz podr¨ªa llevar a creer que la autora tiende a poner la expresi¨®n por delante del an¨¢lisis, un error relativamente frecuente cuando un escritor intenta hacer cr¨ªtica literaria.

Pero no es el caso: los ensayos y rese?as de Lorrie Moore son inteligentes, precisos, elegantes, tan objetivos como cualquier texto de cr¨ªtica puede pretender ser y, al mismo tiempo, profundamente personales. Y muy divertidos. Ya sea escribiendo sobre Gal¨¢pagos, de Kurt Vonnegut; acerca de los primeros cuentos de ?John Updike o de True Detective, la autora se las arregla para darle a su lector mucho m¨¢s de lo que esperaba. Moore ve en el affaire Clinton-Lewinsky el tr¨¢nsito de ¡°una suerte de patr¨®n de espera beckettiano¡± a ¡°una comedia sexual que la masa veraniega encuentra m¨¢s entretenida¡±; de un mal libro afirma que es ¡°una suerte de ventriloqu¨ªa de una inquietante falta de voz¡±; el Estado de Wisconsin le parece ¡°el m¨¢s bello de los Estados agr¨ªcolas del Medio Oeste¡±, lo que no impide que las actividades preferidas de sus habitantes consistan en ¡°la anormalidad y la corrupci¨®n, as¨ª como los proyectos ut¨®picos, los estados de enso?aci¨®n, la grandiosidad provinciana, la mansedumbre, la decoraci¨®n rebuscada de patios y el env¨ªo de mensajes sexuales expl¨ªcitos¡±.

Moore funda sus opiniones en un conocimiento profundo de aquello de lo que habla, algo especialmente visible en el caso de los autores que m¨¢s parecen interesarle, como John Cheever, V. S. Pritchett, Don DeLillo, Margaret Atwood, Joyce Carol Oates, etc¨¦tera (lo cual no excluye que, al menos en una ocasi¨®n, se pregunte, como tantos cr¨ªticos antes y despu¨¦s de ella: ¡°?Qu¨¦ clase de libro de mierda es este?¡±), pero no duda en dar cuenta del car¨¢cter parcial de sus juicios con expresiones como ¡°quiz¨¢s¡±, ¡°es posible¡± y ¡°tal vez¡±: no es coqueter¨ªa, sino una forma v¨¢lida de poner de manifiesto que quien habla es ella y no otro sin necesidad de recurrir a la bober¨ªa de la primera persona.

A la autora le interesan el lenguaje ¡°bello y preciso¡±, la autoridad narrativa, la narraci¨®n cuyo autor ¡°consiente¡± y a la que ¡°le desordena afectuosamente el cabello¡± dej¨¢ndola ir donde sea. De Charles Baxter destaca, por ejemplo, que ha sabido ¡°entrar en los lugares ordinarios y secretos de la gente: sus dilemas emocionales y morales, sus t¨ªpicas circunstancias estadounidenses, sus inteligencias en llamas, sus negociaciones con lo bloqueado, lo violento, lo atrofiado, lo decente o milagroso en sus vidas¡±. De Philip Roth afirma: ¡°En t¨¦rminos de productividad, genialidad, articulaci¨®n distintivamente estadounidense, furia filos¨®fica, irritabilidad c¨®mica, representaciones dram¨¢ticas de la soledad, originalidad y repugnancia inquebrantable hacia la convenci¨®n heterosexual, es dif¨ªcil pensar en un artista contempor¨¢neo con el que pueda compararse¡±.

Buena parte de sus textos son cr¨ªtica cultural en el mejor sentido de la expresi¨®n, por cuanto vinculan textos con manifestaciones del arte contempor¨¢neo, programas de televisi¨®n, canciones, declaraciones de pol¨ªticos y observaci¨®n personal. Puede reproch¨¢rsele su aparente desinter¨¦s por las literaturas de g¨¦nero y la producci¨®n escrita de las minor¨ªas estadounidenses, as¨ª como un entusiasmo algo forzado por el espect¨¢culo audiovisual de masas, pero la autora sabe de lo que habla y c¨®mo hacerlo.

La prensa tiende a expulsar el tipo de cr¨ªtica literaria que escribe Moore, en especial en el ¨¢mbito hispanohablante; lo hace a menudo con el argumento de que sus lectores no la quieren, algo que es rigurosamente cierto: no pueden quererla porque no saben que existe. Y sin embargo no parece posible creer que haya un placer mayor que el de leer a una inteligencia de primer orden como la de Lorrie Moore pensando acerca de algo. Probablemente el lector de A ver qu¨¦ se puede hacer no podr¨¢ dejar de subrayar pasajes del libro y tomar notas pese a que los editores no le han dejado mucho margen. Como afirm¨® Mae West, las cosas habr¨ªa que probarlas al menos una vez, dos si nos gustan y tres para estar seguros, y este libro de Moore es excepcional.

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Autora: Lorrie Moore.
Traducci¨®n: Cecilia Pav¨®n.
Editorial: Eterna Cadencia, 2019.
Formato:?eBook y tapa blanda (512 p¨¢ginas).


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