Siervos y se?ores: una constante griega que llega hasta ¡®Par¨¢sitos¡¯
Para la brit¨¢nica Edith Hall, experta en literatura cl¨¢sica griega, guionistas y novelistas son hoy los grandes creadores de mitos
El mito nos ha acompa?ado desde los comienzos porque la necesidad humana de relatarse un pasado que le permita enfrentar el porvenir es universal. En Occidente se suele remontar su origen hasta Homero y Hes¨ªodo, los grandes poetas de la Grecia del per¨ªodo arcaico (siglos VIII al VI antes de nuestra era) y, aunque la influencia sobre ellos de los modelos egipcios ha sido probada, esta ascendencia es en general aceptada. ¡°Hay en los mitos griegos una serie de componentes que inauguran una nueva era de la mitolog¨ªa, en la que a¨²n permanecemos¡±, asegura Edith Hall, profesora de Estudios Hel¨¦nicos en el King¡¯s College de Londres.
Autora de una veintena de libros y consultora para producciones teatrales de dramas cl¨¢sicos, Hall (Birmingham, Reino Unido, 60 a?os) cree que ¡°los conflictos familiares de los dioses, con su car¨¢cter pol¨ªtico¡± definen en la Grecia arcaica una nueva forma de entender el mito sin precedentes directos. No ser¨ªa este el ¨²nico elemento novedoso, pero s¨ª el fundamental. ¡°Cambian tambi¨¦n los personajes, que son muchos m¨¢s y participan en su totalidad de lo que ocurre, incluidos los esclavos y las mujeres, pero en los relatos casi siempre subyace una clave pol¨ªtica: los pobres detestan a la realeza y a los arist¨®cratas¡±.
La afirmaci¨®n, sumada a las certezas de la autora de que ¡°guionistas, de cine y televisi¨®n y novelistas¡± son hoy los poetas de hace tres milenios y de que Grecia sigue siendo la referencia principal, le permite vislumbrar en pel¨ªculas como Par¨¢sitos, ¨²ltima ganadora del Oscar a Mejor pel¨ªcula, una especie de adaptaci¨®n contempor¨¢nea de la vieja imagen de los siervos que, m¨¢s inteligentes, burlan los deseos de sus se?ores. ¡°Es la comedia griega y romana¡±, cuenta como ejemplo de la vitalidad contempor¨¢nea de las grandes figuraciones de la Antig¨¹edad. Pero hay mucho m¨¢s, contin¨²a la autora: Clint Eastwood y sus filmes de cowboy recrear¨ªan los viajes de Ulises narrados en La Odisea y La vida de Bryan, la tronchante comedia de los Monty Phyton sobre un tipo que nace en un pesebre de Bel¨¦n el mismo d¨ªa que Jesucristo, no ser¨ªa m¨¢s que una historia ya contada, en La muerte de Peregrino, por el s¨¢tiro Luciano (siglo II).
Con todo, estos no son m¨¢s que algunos ejemplos de la intensa irradiaci¨®n que durante siglos han ejercido los cl¨¢sicos. ¡°Temas, argumentos, personajes. Todo se repite. Apenas cambian los nombres y los contextos¡±, sostiene Hall.
?De d¨®nde procede este gran poder acaparador de lo griego? Podr¨ªa pensarse que de su propio lenguaje y Hall argumenta que hay un buen pu?ado de razones para sostenerlo. La oposici¨®n de ideas en que se basaba ¡ª¡°Ten¨ªan un pensamiento absolutamente polarizado¡±¡ª, su sutileza gramatical ¡ª¡°Eran capaces de discriminar cuando una acci¨®n causaba una segunda y cuando a esta ¨²ltima la preced¨ªa la primera, pero sin que necesariamente fuera su causa¡±¡ª o su riqueza metaf¨®rica ¡ª¡°Pienso en el amanecer de dedos rosados de la diosa Eos, en La Il¨ªada, como forma de hablar del alba¡±¡ª explicar¨ªan el car¨¢cter casi determinante del mito griego sobre los argumentos y personajes que se suceder¨ªan los siglos posteriores.
Pero la profesora matiza que eso explica solo una parte. En el porqu¨¦ del mito griego siempre anida el secreto, como si eso justificara la fascinaci¨®n que produce. ¡°Gracias al idioma, aunque tambi¨¦n por otros factores, nacieron la ret¨®rica, la ciencia, la democracia, el teatro, etc¨¦tera¡±. Hall apunta que, como el lenguaje, ¡°todas estas creaciones griegas¡± contribuyeron a la trascendencia del mito griego de su ¨¦poca hist¨®rica. El de Prot¨¢goras, cuenta la autora, ilustra este proceso: en Hes¨ªodo representa ¡°las relaciones conflictivas entre los dioses y los hombres y entre estos ¨²ltimos y las mujeres¡±; para el autor dram¨¢tico Esquilo, ¡°la rebeld¨ªa democr¨¢tica frente a la tiran¨ªa¡±; y para Plat¨®n, ¡°el progreso del ser humano a trav¨¦s de las artes, los oficios, las destrezas y la tecnolog¨ªa¡±.
¡°No es que los mitos fueran reemplazados, sino que continuamente se readaptaron¡±, cuenta Hall, que a?ade que, adem¨¢s, ¡°cada polis griega ten¨ªa sus propios mitos locales¡±. C¨¢stor y P¨®lux, domador de caballos el primero y temible guerrero el segundo, ¡°eran ensalzados¡± en Esparta, la polis m¨¢s militarizada de Grecia y de donde proced¨ªan. A H¨¦rcules, ¡°ese gran h¨¦roe andante¡± que estrangulaba perversos leones e hidras acu¨¢ticas, ¡°lo reclamaban las comunidades griegas junto al mar Negro, prestas a asegurar que hab¨ªa realizado alguno de sus doce famosos trabajos en ellas¡±.
Con el advenimiento de la ciencia y el pensamiento racional, Atenas y otras polis griegas hicieron mutar al mito. Poetas y fil¨®sofos entraron en conflicto acerca de a qui¨¦n le correspond¨ªa instaurar el relato. Prueba de esa cuita es la posici¨®n ambivalente de Plat¨®n, que en la Rep¨²blica expulsa a los poetas de la ciudad, pero no deja de acudir en otros di¨¢logos a frases de Hes¨ªodo o P¨ªndaro y ensalza a Safo, esa poeta er¨®tica que lleg¨® a considerar la d¨¦cima de las Nueve Musas.
Los fil¨®sofos introdujeron en el mito un filtro racional, pero sus interpretaciones no encerraban a¨²n ¡°un sentido oculto¡±. La ¡°alegorizaci¨®n¡± del mito no lleg¨®, asegura Hall, ¡°hasta los neoplat¨®nicos cristianos¡± (siglo III). Y el resultado, explica la autora, es que el viaje de Ulises en La Odisea se transforma, en la narraci¨®n del neoplat¨®nico Plotino, en ¡°la b¨²squeda de una patria espiritual que trasciende la belleza del mundo que nos rodea¡±.Pese a su todav¨ªa fuerte influencia sobre el mito, el cristianismo no lo ha uniformizado y hoy siguen muy vigentes, como en las antiguas polis griegas, los mitos locales. ¡°El gran mito americano del ascenso del pobre a trav¨¦s de la adversidad; el del fracaso heroico de los brit¨¢nicos, bien llegando al polo Sur o huyendo en Dunkerque, ...¡±, enumera Hall.
?Y en Espa?a? ¡°No me lo s¨¦, pero apuesto a que tiene que ver con recostarse junto a molinos de viento o alguna otra cosa de Cervantes¡±.
Babelia
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