La exploraci¨®n art¨ªstica de Erling Kagge sale de Noruega por primera vez
La Fundaci¨®n Santander acoge en Boadilla del Monte una exposici¨®n de obras coleccionadas por el alpinista y escritor noruego nunca antes vista fuera de su pa¨ªs
Una marioneta de felpa con cuerpo, vestido y sombrero azules tiene en sus manos una peque?a guitarra roja y est¨¢ de pie en un pedestal amarillo. Se trata de la obra ?Ella canta por la libertad y la adoro!, del artista alem¨¢n Lothar Hempel. Con sus colores primarios y su jovial nombre, la pieza, que da la bienvenida a los visitantes, es uno de los lemas de la exposici¨®n My Cartography. The Erling Kagge Collection, seg¨²n su comisaria, Bice Curiger. La muestra abre sus puertas este martes, 25 de febrero, en la Sala de Arte Santander, en Boadilla del Monte (Madrid), y estar¨¢ disponible hasta el pr¨®ximo 4 de septiembre.
La exhibici¨®n cuenta con 188 obras, hechas por 51 artistas, que forman parte de la colecci¨®n del explorador y escritor noruego Erling Kagge (Oslo, 57 a?os), quien por primera vez lleva parte de su amplio patrimonio art¨ªstico fuera de las fronteras de su pa¨ªs. Kagge gan¨® fama mundial en los a?os noventa al convertirse en la primera persona en alcanzar a pie los tres polos (el Sur, el Norte y el monte Everest). Durante la presentaci¨®n de la exposici¨®n, este lunes, el alpinista dijo: ¡°La similitud entre coleccionar y explorar tiene que ver con la curiosidad, con el asombro, con hacer que la vida sea m¨¢s dif¨ªcil de lo que debe ser¡±.
El coleccionista record¨® que compr¨® su primera obra cuando ten¨ªa 21 a?os, en medio de una decepci¨®n amorosa. Era una litograf¨ªa que pag¨® con dos botellas de vino. La creaci¨®n todav¨ªa forma parte de su ampl¨ªsimo cat¨¢logo. Sin embargo, el explorador reconoce que sus gustos han cambiado con el tiempo. Desde entonces, su colecci¨®n ha crecido hasta los cerca de 750 trabajos que conserva en un almac¨¦n y en su casa, debajo de su cama o en el armario. Durante su lac¨®nica intervenci¨®n, Kagge reconoci¨® que exponer sus obras es, de alguna forma, mostrar parte de su vida privada, y agreg¨®: ¡°A veces se compran m¨¢s obras de las que se pueden tener en casa. Eso es tan absurdo como subir el Everest¡±.
La mayor¨ªa de los trabajos elegidos por la comisaria Curiger para la exposici¨®n son obras de artistas europeos (destacan Olafur Eliasson, Urs Fischer o Franz West). Sin embargo, se cuelan tambi¨¦n nombres de americanos (el cubano Jorge Pardo o los estadounidenses Ian Cheng y Eliza Douglas) y alg¨²n asi¨¢tico (el japon¨¦s Daido Moriyama). Todas ellas, aclara Kagge, las ha adquirido a trav¨¦s de galeristas: ¡°Hay que respetar su trabajo¡±.
La muestra hace de la variedad una de sus apuestas: aparte de incluir trabajos de artistas j¨®venes y viejos, famosos y desconocidos, sus amplios espacios albergan ¨®leos sobre lienzos y tablas, acuarelas, esculturas de cer¨¢mica, dibujos a l¨¢piz y carboncillo, fotograf¨ªas, v¨ªdeos y hasta un antiguo coche Rolls Royce con una figura f¨¢lica amarilla en su cap¨®, o una lengua que sale de un hueco en la pared cuando el visitante se acerca. Tambi¨¦n se exhiben cuadros hechos con colores pasteles a pocos metros de distancia de obras que apelan a trazos fuertes y a colores c¨¢lidos y oscuros.
Dice la comisaria Curiger que la colecci¨®n de Kagge es un reflejo de la condici¨®n de explorador de su due?o, de su ¡°voluntad de conocerse a s¨ª mismo¡± a trav¨¦s de la adquisici¨®n de obras y de su gusto por ¡°buscar las cosas peque?as como gemas¡±. Para el coleccionista, comprar arte no es un ejercicio de mera inversi¨®n, sino que es una forma particular de consumo y de enriquecimiento personal. En ese sentido, el tambi¨¦n escritor explica su preferencia por llevar su oficio de explorador al plano art¨ªstico: ¡°Me gusta comprar arte no solo por gusto, sino m¨¢s porque creo que debe ser posible desarrollarse con las obras¡±.
Babelia
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