La Fundaci¨®n Patrizia Sandretto no abrir¨¢ en Matadero
La coleccionista italiana pone en marcha sus actividades art¨ªsticas a la espera de una oferta del Ayuntamiento de Madrid
La nave n¨²mero 9 del espacio Matadero de Madrid no ser¨¢ la sede de la Fundaci¨®n Sandretto Re Rebaudengo pese al acuerdo suscrito en 2017 entre la coleccionista italiana y el equipo municipal de la anterior alcaldesa de la capital, Manuela Carmena. La coleccionista italiana Patrizia Sandretto est¨¢ a la espera de la oferta de una nueva propuesta, que el consistorio deber¨¢ hacer antes de junio. Convencida de que llegar¨¢ una oferta adecuada, su fundaci¨®n ha puesto en marcha su programa de exposiciones temporales y pedag¨®gico en un espacio arrendado, la Fundaci¨®n Fernando de Castro, donde hasta el 21 de marzo se podr¨¢ ver la obra del artista estadounidense Ian Cheng, comisariado por Hans Ulrich Obrist.
El acuerdo firmado con Manuela Carmena supon¨ªa la exposici¨®n en Matadero de un centenar de obras de arte contempor¨¢neo escogidas entre el largo millar de obras que integran su colecci¨®n con nombres tan conocidos como Maurizio Cattelan, Damien Hirst, Cindy Sherman, Carsten H?ller, Doug Aitken, Charles Ray o Anish Kapoor. En los 6.300 metros cuadrados de la nave se construir¨ªan tambi¨¦n un auditorio, un restaurante, talleres, salas de exposici¨®n y una residencia de artistas para desarrollar una programaci¨®n vinculada con el barrio y muy similar a la que la coleccionista ofrece desde hace 25 a?os en Tur¨ªn.
Antes de la presentaci¨®n de la exposici¨®n, Patrizia Sandretto Re Rebaudengo (Tur¨ªn, 1959) explica a EL PA?S que el acto supone la puesta en marcha de las actividades de la Fundaci¨®n a falta de sede. A?ade que Matadero est¨¢ absolutamente descartado porque el acuerdo se firm¨® sin ser conscientes de las dificultades que supon¨ªa la rehabilitaci¨®n. No todas las columnas de la nave se pueden mover o derribar, de manera que la exposici¨®n de las obras resulta muy complicada.
En un primer momento, se habl¨® de un presupuesto de rehabilitaci¨®n de 7 millones de euros pagados por la coleccionista, pero seg¨²n avanzaba el estudio vieron que ese dinero se duplicar¨ªa y que los resultados no ser¨ªan los ¨®ptimos. "Hemos hablado con Andrea Levy [actual concejala de Cultura, del PP] y su actitud es muy buena. Me consta que est¨¢n buscando espacios adecuados para que se pueda mantener el compromiso, pero no puedo dar ning¨²n nombre porque lo desconozco".
No teme Sandretto que su caso sea una reedici¨®n de lo ocurrido con Ella Fontanals-Cisneros, quien hace unos d¨ªas rompi¨® su relaci¨®n con el Ministerio de Cultura para exponer su colecci¨®n en Tabacalera. "Mi caso es muy distinto. Yo me siento muy vinculada a Madrid y quiero crear algo importante aqu¨ª. Ni por un instante pienso en otra ciudad que no sea esta".
El modelo de Fundaci¨®n sobre el que trabaja Patrizia Sandretto es su espacio en Tur¨ªn, donde la educaci¨®n es tan importante como la exposici¨®n de las obras. Los j¨®venes comisarios y los visitantes con alg¨²n tipo de discapacidad son especialmente mimados por la coleccionista italiana, quien opina que el arte tiene un enorme poder curativo.
Compradora de obra a lo largo de todo el a?o, confiesa que en cada edici¨®n de Arco adquiere nuevas piezas. Para la feria est¨¢ muy interesada en j¨®venes artistas espa?oles y latinoamericanos con cuyas obras quiere agrandar su colecci¨®n y adelanta un par de nombres en los que est¨¢ muy interesada: la cubana Glenda Le¨®n y el catal¨¢n Oriol Vilanova.
Para su primera exposici¨®n en esta etapa ha escogido a Ian Cheng (Los ?ngeles, 1984) porque es uno de los artistas m¨¢s interesantes representados en su colecci¨®n. Mostrar¨¢ su trilog¨ªa Emissaries, en la que a trav¨¦s de tres grandes pantallas se proyectan simulaciones potencialmente infinitas generadas por inteligencia artificial. El artista considera que se trata de una especie de gimnasio neurol¨®gico en el que el arte se convierte en un medio para ejercitar la confusi¨®n, la ansiedad y la disonancia cognitiva propias de los momentos de cambio.
Babelia
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