La nueva Peggy Guggenheim
Patrizia Sandretto no atesora joyas, ni vestidos, ni siquiera zapatos. La se?ora Sandretto colecciona arte, una pasi¨®n que comparte con alguno de los hombres m¨¢s ricos del mundo, como el estadounidense Eli Broad o el mexicano Carlos Slim. Desde mediados de los a?os noventa, cuando se despert¨® su afici¨®n, ha conseguido tener una de las m¨¢s prestigiosas colecciones de arte contempor¨¢neo de Italia. Sandretto y su museo en Tur¨ªn ocupan un puesto de honor en una hipot¨¦tica lista entre los mejores centros art¨ªsticos del mundo. Una parte de la colecci¨®n Sandretto Re Rebaudengo ha aterrizado en Madrid, en la sala de arte de la ciudad financiera del Banco Santander, donde hasta finales de abril pueden admirarse m¨¢s de un centenar de las mejores piezas de Damien Hirst, Anish Kapoor, los hermanos Chapman, Maurizio Cattelan, Julian Opie, Gary Hume y Douglas Gordon, entre otros.
"El objetivo de un museo es contar la historia del arte, una colecci¨®n privada solo ha de mostrar la realidad" "El arte contempor¨¢neo no est¨¢ hecho para decorar nuestras casas. Dice c¨®mo es el mundo a trav¨¦s de otra mirada"
Guapa, joven y suficientemente preparada, Patrizia Sandretto (Tur¨ªn, 1959), licenciada en Econom¨ªa y Empresas por la Universidad turinesa, pas¨® muchos veranos de su infancia en la Costa Brava, en Cadaqu¨¦s, gracias a los negocios familiares de su padre en Barcelona. "Espa?a es mi segundo pa¨ªs", asegura. De aquella etapa conserva un perfecto espa?ol, que habla con energ¨ªa. Su voz al otro lado del tel¨¦fono suena c¨¢lida, cercana, mientras cuenta torrencialmente c¨®mo lleg¨® a ser una voraz coleccionista.
Casada con Agostino Re Rebaudengo, descendiente de una de las m¨¢s nobles familias del Piamonte, tiene dos hijos, Eugenio, de 23, y Emilio, de 21 a?os. "Decid¨ª dedicarme a ellos por un tiempo, pero despu¨¦s, cuando fueron mayores, pens¨¦ que ten¨ªa que hacer algo y me decant¨¦ por el arte". Cambi¨® su casa, su estilo de vida y las pinturas que colgaban de las paredes. "Mi madre coleccionaba porcelanas de Meisse, de S¨¨vres, grabados antiguos, y yo sent¨ª la necesidad de desprenderme de esto. Ahora vivo entre paredes blancas, arte contempor¨¢neo y los muebles imprescindibles".
Su aprendizaje comenz¨® viajando. De aquel tiempo, mediados de los a?os noventa, la periodista Lucinda Bredin recordaba en un reciente art¨ªculo en Financial Times la sorpresa que se llev¨® al acompa?ar a Patrizia, entonces "solo" una elegante y rica mujer italiana, de compras por Londres. "No pis¨® Bond Street [la calle de las grandes firmas de moda], sino que el taxi nos llev¨® al este de la ciudad, a Hoxton, Shoreditch yDeptford, donde no par¨® de adquirir obras de arte". Nicholas Logsdail, de la prestigiosa Lisson Gallery de Londres, fue su introductor, su gu¨ªa en el arte contempor¨¢neo. "Descubr¨ª un nuevo mundo, tuve la oportunidad de crecer interiormente, de hacer algo distinto". Patrizia a¨²n recuerda, emocionada, su entrada en el estudio del escultor Anish Kapoor un d¨ªa gris de 1992: "Hac¨ªa fr¨ªo y llov¨ªa, y en el suelo estaban todas sus obras de los a?os ochenta, con aquellos pigmentos tan caracter¨ªsticos, rojo, amarillo, azul, y ¨¦l ten¨ªa una voz tan suave? Durante aquellos d¨ªas en Londres decid¨ª que quer¨ªa coleccionar arte contempor¨¢neo porque me ofrec¨ªa la posibilidad de vivir una aventura especial con personas que tienen mis mismas referencias hist¨®ricas y culturales".
De aquella etapa proceden las dos grandes obras de Damien Hirst de su colecci¨®n (una de ellas se expone ahora en Madrid): "Tambi¨¦n lo conoc¨ª en Londres. Ahora es un estrella, pero entonces era un chico joven lleno de energ¨ªa del que se intu¨ªa que iba a tener un gran futuro".
As¨ª empez¨® todo. Una gran colecci¨®n de 1.300 obras de arte contempor¨¢neo de los ¨²ltimos 30 a?os que re¨²ne trabajos de artistas brit¨¢nicos, de Los ?ngeles -el segundo viaje inici¨¢tico fue a esta ciudad californiana, en esta ocasi¨®n con Francesco Bonami, su mano derecha, actual director de la Fundaci¨®n Sandretto Re Rebaudengo-, del arte italiano, creaciones de mujeres y fotograf¨ªas: "No solo quer¨ªa poseer obras, sino construir una colecci¨®n, y para ello ten¨ªa que estructurarla de una manera precisa y con objetivos concretos. Opt¨¦ por la especializaci¨®n".
Cuando su casa se transform¨® en un gran almac¨¦n, Sandretto tuvo que buscar una nueva ubicaci¨®n en la propiedad familiar de los Re Rebaudengo, un palacio del siglo XVIII en Guarene d'Alba, una peque?a ciudad a 40 kil¨®metros de Tur¨ªn. All¨ª, en 1995, naci¨® su fundaci¨®n de arte sin ¨¢nimo de lucro, con el objetivo de promocionar a los artistas, financiarlos, divulgar el arte contempor¨¢neo y mantener relaci¨®n con otras instituciones art¨ªsticas -como la Tate Moderne de Londres, el MoMA de Nueva York y otros museos-. Cada a?o la fundaci¨®n invita a tres j¨®venes comisarios para conocer artistas, galer¨ªas, museos, para despu¨¦s realizar en Guarene una exposici¨®n de las obras de los artistas italianos que han conocido. "Es una buena manera de divulgar el arte de nuestro pa¨ªs", dice Sandretto.
Visitante habitual de ARCO, la feria internacional de arte contempor¨¢neo que se celebra en Madrid la pr¨®xima semana, Patrizia Sandretto expuso parte de su colecci¨®n de fotograf¨ªas en la Fundaci¨®n Canal hace 10 a?os. Ahora sus obras recalan de nuevo en Espa?a. Borja Baselga, director de la Fundaci¨®n Santander, organizadora de la exposici¨®n, asegura que esta muestra refleja el deseo de buscar a "los mejores coleccionistas del mundo y traer sus colecciones privadas a nuestro espacio".
Tur¨ªn, la ciudad que guarda la S¨¢bana Santa, la de las calles y plazas con soportales, la patria de Fiat, de Alessi, donde naci¨® el escritor Primo Levi, donde muri¨® Cesare Pavese, se ha ido transformando en la capital del nuevo arte en Italia. Sus dos centros art¨ªsticos, el museo Castello di Rivoli y la Fundaci¨®n Sandretto Re Rebaudengo, compiten en visitas con la galer¨ªa dise?ada por Renzo Piano, abierta en la antigua f¨¢brica de la Fiat, el Lingotto, sede de la colecci¨®n de Gianni Agnelli y su mujer, Marella. Pero el cetro del arte lo ostenta ahora Patrizia Sandretto, "nuestra peque?a Peggy Guggenheim", como la conocen sus paisanos. Para esta mujer menuda y fuerte, promocionar artistas contempor¨¢neos es su pasi¨®n, su obsesi¨®n, una man¨ªa.
"Colecciono obras contempor¨¢neas, a partir de la d¨¦cadas de los ochenta y noventa, porque me gusta hablar con el artista, estudiar los proyectos y producirlos, algo que hago habitualmente con mi fundaci¨®n, y es muy importante, porque Italia no es Estados Unidos y los artistas italianos necesitan mucha ayuda. Hace unos a?os, Douglas Gordon y Philippe Parreno quer¨ªan hacer una pel¨ªcula sobre el jugador de f¨²tbol Zinedine Zidane en 90 minutos, los de un partido de f¨²tbol, el que enfrent¨® al Real Madrid contra el Villarreal en 2005, y acudieron a m¨ª [el v¨ªdeo puede verse en la exposici¨®n de Madrid]. La fundaci¨®n coprodujo el proyecto, y como este hacemos lo mismo con muchos otros artistas. Con Doug Aitken, un videoartista californiano, produjimos Electric Earth, que fue a la Bienal de Venecia en 1999. Lo hemos hecho tambi¨¦n con algunas artistas italianas, como Luisa Lambri. Compro obras, por supuesto, en ferias, en galer¨ªas, pero cuando es posible, prefiero producir las de los artistas".
En 2002, la colecci¨®n Sandretto Re Rebaudengo necesitaba algo m¨¢s que un palacio para llevar a cabo sus objetivos, requer¨ªa otra nueva sede. El arquitecto Claudio Silvestrini ide¨® a las afueras de Tur¨ªn un edificio minimalista de l¨ªneas horizontales con un paralelep¨ªpedo adosado concebido como taller para los artistas, un espacio expositivo de 1.500 metros cuadrados, auditorio y laboratorio. "Quise un contenedor donde los artistas pudieran trabajar, algo neutro. La experiencia de Guarene no siempre fue f¨¢cil para los artistas".
Patrizia Sandretto tiene una relaci¨®n especial con su colecci¨®n, sabe que debe reflejar el espir¨ªtu de su tiempo: "Esta es la diferencia entre los museos y los privados. Un museo tiene que contar la historia del arte, una colecci¨®n privada ha de compararse con la realidad", y cita a Liza Jardine, autora del ensayo Wordly goods, dedicado a los mecenas del Renacimiento italiano, cuando afirma c¨®mo la ¨²nica posibilidad para evitar que el arte se extinga es la intervenci¨®n de los multimillonarios. Con los a?os, Sandretto ha ido afinando el ojo y el gusto para cazar buenas piezas. "Cuando empec¨¦ no era f¨¢cil. El arte contempor¨¢neo es dif¨ªcil. He le¨ªdo mucho y he intentado mirar las obras con mucha humildad, intentar comprender lo que el artista quiere decir. El arte contempor¨¢neo no est¨¢ hecho para decorar nuestras casas; habla del presente, pero mirando al futuro; est¨¢ influido por temas pol¨ªticos, sociales. Me dice c¨®mo es el mundo a trav¨¦s de otra mirada. As¨ª vivo yo el arte contempor¨¢neo. Comprendo que no es f¨¢cil. Por eso en la fundaci¨®n tenemos un programa para formar a los j¨®venes que salen de la Universidad, y luego estos chicos est¨¢n por las salas hablando con la gente; nosotros no hacemos la visita tradicional de un museo, son ellos, los mediatore, quienes se acercan para explicar la obra. Es un buen m¨¦todo para ayudar a la gente, porque yo recuerdo cuando empec¨¦ a visitar los museos en los a?os noventa; yo no comprend¨ªa mucho, las cartelas de los cuadros siempre dec¨ªan Untitled, as¨ª que me dije: 'Si un d¨ªa tengo la posibilidad de tener mi fundaci¨®n, ser¨¢ algo distinto".
Si todas las colecciones representan el alma de quien las crea, la de Patrizia Sandretto refleja especialmente su forma de ser: "Me fascina el arte conceptual con ese lenguaje sobrio que habla del mundo que vivimos. Me gusta el arte que asombra. No compro obras de artistas de ¨¦xito y no me gustan las obras kitsch o demasiado pop, prefiero un arte m¨¢s pol¨ªtico y social". Tiene claro que coleccionar es anticiparse al ma?ana y asegura que el objetivo de la fundaci¨®n "no es exponer mi colecci¨®n, sino realizar actividades educativas". Escucha con atenci¨®n las dificultades por las que atraviesan en Espa?a algunas fundaciones privadas, como la de Chillida, en el Pa¨ªs Vasco, o la de Jos¨¦ Guerrero, en Granada. "En Italia", dice, "ocurre algo similar. No tenemos deducciones fiscales, tributamos como una empresa; si compro obras de arte, pago el 20% de IVA. Ahora es un momento dif¨ªcil. El arte y la cultura en general pasan por malos momentos".
El futuro personal, el de su familia y el de su colecci¨®n no lo vislumbra tan mal. Piensa que sus hijos continuar¨¢n su labor. "Cuando eran peque?os no les gustaba lo que yo hac¨ªa porque a causa de mi trabajo estaba fuera de casa mucho tiempo. Recuerdo que una vez el mayor, Eugenio, cuando estaba a punto de salir, me dijo: 'Te vas con tu hija', porque la fundaci¨®n compet¨ªa con ellos. Siempre cre¨ª que no prestaban atenci¨®n al arte, pero un d¨ªa el peque?o estaba en casa con un amigo y cuando este se acerc¨® demasiado a un cuadro de Mertz le dijo: 'Esto no se puede tocar, es arte povera'. En aquel momento comprend¨ª que tambi¨¦n ellos amaban el arte. Mi hijo mayor, por su cumplea?os, siempre me pide que le regale un cuadro, y ahora est¨¢ haciendo un intensivo en Londres, en la casa de subastas de Philippe de Pury, y me env¨ªa fotos de las obras que le gustan. El peque?o me acompa?a a exposiciones, es parte de su vida. Estoy contenta porque pienso que no van a desperdigar la colecci¨®n, aunque nunca se sabe?".
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