Libros ¡°para elevar el list¨®n de la vida¡±

"De Avelino Fierro, fiscal de menores de Le¨®n, escritor de diarios y de poemas, dibujante, mel¨®mano, lector empedernido, aficionado a la fotograf¨ªa y a la pintura, coleccionista de libros y amigos, paseante, conversador, hortelano a ratos, se podr¨¢ decir cualquier cosa menos que lleva una vida mediocre". Para darle la raz¨®n a Julio Llamazares, su paisano y colega leon¨¦s, de quien es ese retrato, este fiscal de menores hace de los libros uno de sus instrumentos judiciales. Antes de enviar los libros al reformatorio, y si los chicos no se ponen a leer o a escribir, entonces se impone el juicio.

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?l cree que los libros sirven "para elevar el list¨®n de la vida", para hacer que esta no descarrile.

La vida de los chicos est¨¢ amenazada "por adicciones que, como dicen algunos, convierten esta cultura en crimin¨®gena , llena de prisa por llegar sin preparaci¨®n ni m¨¦ritos... A ello los animamos los adultos, como exhibicionistas con gabardina, ense?ando a los chavales nuestras verg¨¹en-zas de todo tipo, desterrando la lectura sosegada, la desaparici¨®n de las humanidades, una vida apresurada que pasa por el negocio y no por el estudio en una ¨¦poca en la que nadie sabe a ciencia cierta ad¨®nde va".

Esta prisa por tardar tiene su reflejo en las prematuras delincuencias. Fierro las combate haci¨¦ndoles leer o reflexionar por escrito sobre los hechos que los llevan al juzgado. "Igual estoy hecho un carca, un boomer, como nos llaman los chavales, que no somos capaces de explicarles nada. ?Oye, les digo, que nosotros no sabemos ad¨®nde vamos, pero sabemos de d¨®nde venimos y os lo queremos contar! Igual os ayudamos. Y a¨²n as¨ª nos cuesta que nos dejen". ?l no tiene una lista prefijada de libros que puedan sacar de los chicos lo mejor que tengan dentro, aislarlos de lo malo que los rodea. "Les hablo de cl¨¢sicos que no son muy sesudos. A veces hablamos con ellos de El ¨¢rbol de la ciencia , de P¨ªo Baroja, o de lo que se recomienda en las escuelas, para que se pongan a pensar. Muchas ma?anas, si tenemos tiempo les pregunto por sus gustos y me meto en la figura del maestro-profesor. Como dec¨ªa George Steiner, tenemos el derecho de elevar el list¨®n de sus gustos y de sus goces".?

"Pocas cosas pueden ser tan gratificantes como disfrutar de las creaciones del esp¨ªritu de los que nos han precedido. La m¨²sica, la lectura, la literatura, el amor adolescente... ?Hay m¨¢s cosas que merezcan la pena a esas edades? A m¨ª no se me ocurren". Sus libros (Una habitaci¨®n en Europa, La vida a medias...) son, dice ¨¦l mismo, la labor "de un lector agradecido". ?Se muestran agradecidos los chicos de que ¨¦l trate de alejarlos de la delincuencia haci¨¦ndoles leer? "Yo creo que s¨ª, porque muchos no vuelven al juzgado. Algunas veces nos preguntan a cu¨¢ntos hemos resocializado con esta tarea extrajudicial. Yo no echo cuentas, las estad¨ªsticas son para los pol¨ªticos. S¨ª percibo gratitud cuando me los encuentro, a veces en la madrugada, y ellos mismos expresan lo que sienten por la mano que les hemos tendido. ?Por qu¨¦ no pueden descubrir estos placeres todos estos mendruguillos que est¨¢n todo el rato con el m¨®vil, fum¨¢ndose los petas de mar¨ªa?".

"Yonqui de la lectura", Avelino Fierro dice que leer "eleva el list¨®n de la vida". Te asegura un viaje lejos de las adicciones que han hecho "mediocre" la sociedad de la prisa.