Un 8-M con Virginia Woolf
La actriz Clara Sanchis, que interpreta una adaptaci¨®n teatral de 'Una habitaci¨®n propia', dialoga con la escritora Andrea Vald¨¦s sobre este ensayo clave del feminismo
Virginia Woolf escribi¨® Una habitaci¨®n propia en 1929, pero el libro se sigue recordando como uno de los textos fundacionales del feminismo, pionero en la reivindicaci¨®n de la independencia econ¨®mica y un espacio de emancipaci¨®n para las mujeres. Prueba de su vigencia es que la actriz Clara Sanchis (Teruel, 1968) estren¨® una versi¨®n teatral del ensayo en 2016 con tan buena recepci¨®n que todav¨ªa sigue de gira (Zaragoza en abril, Barcelona y Salamanca en oto?o). En v¨ªsperas del 8-M, Babelia ha reunido a esta int¨¦rprete con la escritora Andrea Vald¨¦s (Barcelona, 1979) para explorar sus resonancias actuales y reflexionar sobre las posibles habitaciones que todav¨ªa hoy siguen cerradas.
Primera lectura
ANDREA VALD?S. Lo le¨ª por primera vez cuando ten¨ªa 24 a?os. En ese momento yo no ten¨ªa ninguna relaci¨®n con el feminismo, de hecho dir¨ªa que me daba como pereza. Pero fue importante su enfoque sobre las condiciones materiales que necesitas para escribir, porque en esa ¨¦poca me estaba planteando la escritura como una opci¨®n de vida.
CLARA SANCHIS. Para m¨ª marc¨® un antes y un despu¨¦s en mi relaci¨®n con el feminismo, conmigo misma y con el resto de las mujeres. Fue una revelaci¨®n y es asombroso que lo fuera porque lo le¨ª mayor, con treinta y pico a?os. Me conmovi¨®, me hizo llorar, me emocion¨®, me provoc¨® ira, mucha tristeza, angustia. Me sorprendi¨® tambi¨¦n que yo, viniendo de una familia tan cercana a la cultura [es hija del dramaturgo Jos¨¦ Sanchis Sinisterra y la actriz y directora Mag¨¹i Mira], no supiera tantas cosas que est¨¢n en este libro. Yo hab¨ªa sido pianista de ni?a y un d¨ªa, ya mayor, me di cuenta de que no hab¨ªa tocado ninguna partitura compuesta por ninguna mujer. Y cuando me preguntaba con otros colegas por qu¨¦, pens¨¢bamos en razones psicol¨®gicas y otras parecidas. Pero llega Virginia Woolf y se atreve a plantear la causa del dinero. Entonces entiendes todo ese pasado femenino tan duro. Me hizo pensar en mi abuela, en mi madre, en m¨ª misma y en mis propias carencias, en tantas inseguridades.
Una tradici¨®n sin mujeres
A. V. Una cosa muy interesante de Virginia Woolf es que dialoga con escritores muertos. Con Shakespeare, con De Quincey. Te ense?a que la literatura es una cadena, que t¨² eres un ser aut¨®nomo pero vienes de una tradici¨®n. Y el problema que ella apunta es precisamente que las mujeres tienen una tradici¨®n truncada. Va a la ¨¦poca isabelina y hay un silencio tal, que tiene que evocar a la hermana muerta de Shakespeare y suponer que habr¨ªa sido una gran poeta. Ser¨ªa un error diluir a Virginia Woolf como una mujer que se ha quedado en el primer feminismo, pues escribe de una manera que te permite dialogar con ella. Ese di¨¢logo que establece con escritores del pasado lo proyecta tambi¨¦n hacia el futuro.
C. S. Esa sensaci¨®n de cadena es ahora muy fuerte. Una de las cosas que nos ha pasado es que la estructura patriarcal nos ha dividido, nos ha enfrentado entre nosotras. Ella en cambio construye una cadena de uni¨®n y te hace conectar con mujeres que no has conocido y de pronto te explican cosas que te pasan a ti. Por otra parte, otro de los grandes logros de este libro es su complejidad: c¨®mo, por ejemplo, describe el mecanismo del sometimiento como una manera de crecer haciendo al otro m¨¢s peque?o. Es importante apelar a esa complejidad en este momento de feminismo que estamos viviendo, que es tan dif¨ªcil y maravilloso al mismo tiempo y que, como todo lo que se convierte en fen¨®meno de masas (por suerte en este caso), tiene el peligro de la simplificaci¨®n.
La habitaci¨®n de hoy
C. S. ?La habitaci¨®n que necesitamos hoy? Silencio y concentraci¨®n.
A. V. S¨ª, hay tanto ruido¡Para m¨ª, la habitaci¨®n propia de hoy est¨¢ representada en la obra de Gloria Anzald¨²a (escritora, feminista y activista chicana, fallecida en 2004), que de alguna manera constituye una contrarr¨¦plica a la de Woolf. Anzald¨²a escribe desde una circunstancia opuesta, la de una mujer que vive en una frontera, que no tiene ni un trozo de tierra: no solo es chicana, sino que se enumera como queer, lesbiana, pobre¡ Es decir, todo lo que se considera enemigo de la literatura. Porque da la impresi¨®n de que para Woolf la pobreza es enemiga de la literatura, pero habr¨ªa que ver qu¨¦ es lo que entendemos por literatura.
C. S. Discrepo. Se la acusa de mirar desde un lugar burgu¨¦s, pero leyendo sus diarios no estoy segura de que sea as¨ª. En 1929 era una revoluci¨®n absoluta y radical tener la valent¨ªa de mostrar a la mujer como ser material, cuando siempre era un ¡°ser de amor¡±.
A. V. Es cierto, pero tiene una entonaci¨®n que puede llevar a la gente a pensar ¡°a m¨ª este rollo no me va¡±. Porque a veces la violencia exige un lenguaje violento. Y ella no lo tiene.
El concepto de mujer
A. V. No me parece mal que la idea de mujer se est¨¦ cuestionando hasta diluirse. Es sano y esperanzador que las feministas nos peleemos. El feminismo es una teor¨ªa cr¨ªtica, pero tambi¨¦n una pr¨¢ctica, y ah¨ª surgen problemas porque los diferentes problemas generan prioridades muy distintas. Basta con ir a Latinoam¨¦rica para verlo.
C. S. ?Recuerdas cuando Woolf busca datos sobre escritoras en la ¨¦poca isabelina, no encuentra nada y empieza a decir: ¡°Mujeres, mujeres, mujeres¡ ?no est¨¢is hartas de esa palabra?¡±.
A. V. Por eso es muy interesante su idea del escritor como un ente andr¨®gino. Ya est¨¢ pensando que tal vez para escribir tienes que estar por encima de los g¨¦neros.
C. S. La maravilla es que ahora estamos viviendo lo que ella planteaba sobre la mente andr¨®gina. Hab¨ªa una exacerbaci¨®n del rol de mujer. Desde mi lado de actriz es muy claro. Era un disfraz, una sobreactuaci¨®n. ?Qu¨¦ es lo femenino y qu¨¦ es lo masculino? Simplificar te reduce como ser humano, te quita posibilidades. La comicidad, por ejemplo, se le ha permitido mucho m¨¢s al hombre que a la mujer. Por suerte, con los a?os el comportamiento f¨ªsico de las actrices en el escenario ha cambiado. En eso se nota mucho la entrada de mujeres directoras. Nos hemos ido liberando. Nos permitimos ser m¨¢s en¨¦rgicas y usar nuestro cuerpo con m¨¢s libertad, ocupar m¨¢s espacio. Nuestra voz se est¨¢ haciendo m¨¢s amplia, con otros registros. Hab¨ªa una impostaci¨®n femenina y una impostaci¨®n masculina. Ahora los actores se permiten llorar.
A. V. Es verdad. Ahora ves una pel¨ªcula antigua y el rol chirr¨ªa¡ El cine es todav¨ªa muy clasista. Solo se ve representada la clase media. Y cuando ves Roma dices: "Muy bien, pero a ver cu¨¢ndo hace la sirvienta su pel¨ªcula".
Literatura y clasismo
A. V. Yo creo que la sirvienta de Roma ya ha escrito su novela. Otra cosa es c¨®mo circula. La gente no lee. Somos marginales. Pero s¨ª creo que hay autoras que est¨¢n escribiendo desde lugares que no son los previsibles de la literatura. Un ejemplo muy de bombazo: Cristina Morales. Y hay que pensar, por ejemplo, que para una escritora latinoamericana el acceso a la escritura es muy distinto. ?C¨®mo es escribir en Brasil siendo una mujer negra y viniendo de una favela? Ellas todav¨ªa se est¨¢n peleando por el acceso a sitios que t¨² das por hechos.
C. S. Por eso tener "una habitaci¨®n propia es tan importante". ?Qu¨¦ va a escribir la cajera del supermercado que se levanta a las seis de la ma?ana, lleva a los ni?os a no s¨¦ d¨®nde y vuelve a casa a las nueve de la noche? ?Qu¨¦ va a escribir si llega agotada?
Un libro feminista de referencia
A. V. Dos libros que ahora veo como feministas yo no los le¨ª como tales. No ten¨ªa ni conciencia. Uno es Orlando, en la maravillosa traducci¨®n de Borges, al que no le interesaba el feminismo. El otro, Frankenstein, que es un libro trans, con capas recosidas. Al final es un bicho, su forma es la del propio Frankenstein.?
C. S. Para m¨ª, ya lo he contado, fue?Una habitaci¨®n propia. Luego he le¨ªdo mucho a Jumpa Lahiri, Tierra desacostumbrada, por ejemplo. Y a la islandesa Au?ur Ava ?lafsd¨®ttir, autora de La mujer es una isla o Rosa c¨¢ndida.
El equivalente de Virginia Woolf en su generaci¨®n
C. S. ?Chimamanda?
A. V. Podr¨ªa ser, aunque no ser¨ªa mi elecci¨®n. Para m¨ª ha sido importante Paul B. Preciado. Un libro como Testo yonqui, que es en s¨ª una mezcla de g¨¦neros. Es un libro muy de su ¨¦poca, est¨¢ rompiendo formas, inventando otras y generando contradicciones. Lleva las cosas a lo transg¨¦nero, a la farmacopea... Virginie Despentes no tanto, pero la Teor¨ªa King Kong me impact¨® mucho. C¨®mo toma algo que deber¨ªa ser una debilidad (una violaci¨®n) y la convierte en su punto fuerte. Pero no s¨¦ cu¨¢les son los referentes del feminismo para alguien de 20 a?os. ?Es una escritora o una youtuber?
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