Munch y el arte del susto
Los museos han cerrado sus puertas, pero la contemplaci¨®n del arte sigue abierta. Cada d¨ªa, recordamos la historia de una obra que visitamos a distancia. Hoy: ¡®El grito", del pintor noruego
Hay declaraciones que truenan sin parar: ¡°Ya no se deben pintar interiores con hombres leyendo y mujeres haciendo calceta. Debe tratarse de seres humanos vivos, que respiran, sienten, sufren y aman¡±. Lo escribi¨® en sus diarios Edvard Munch, a finales del siglo XIX, mientras pon¨ªa negro sobre blanco el nacimiento del retrato del ser humano moderno. El pintor noruego huy¨® de las convenciones creativas, pero acept¨® y anim¨® la construcci¨®n del mito de pintor ¡°atormentado y depresivo¡±. As¨ª lo cree la historiadora Jay A. Clarke, experta en la obra del artista que en 1893 pint¨® El grito, y que podr¨¢ verse en el futuro Museo Nacional de Noruega, que abrir¨¢ sus puertas en 2021. La leyenda fue reforzada por la fascinaci¨®n ante sus m¨²ltiples fotos de sufrimiento existencia, que enfatizan su desequilibrio emocional y su aislamiento art¨ªstico. Las cr¨®nicas m¨¢s recientes le siguen llamando ¡°maldito y bendito loco¡±, para subrayar una faceta que ha eclipsado su propia obra. Cientos de cartas privadas dan fe de que estaba lejos de estar loco. ¡°El artista ajust¨® su tono emocional en momentos precisos con el fin de lograr los resultados que deseaba¡±, cuenta Clarke de este personaje en construcci¨®n.
Es el pintor favorito de la artista brit¨¢nica Tracey Emin, que dice estar ¡°enamorada¡± de ¨¦l desde su adolescencia, atra¨ªda por su expresionismo pl¨¢stico y su preocupaci¨®n por la complejidad de la psique humana. La Royal Academy of Arts de Londres y el Museo Munch de Oslo ten¨ªan previsto contar ¨Cen una exposici¨®n que tendr¨ªa que inaugurarse el pr¨®ximo noviembre¨C c¨®mo Munch ha sido una inspiraci¨®n constante en las habilidades art¨ªsticas de Emin. ¡°Su madre muri¨® cuando ¨¦l era muy joven. Quiero darle una madre¡±, se?al¨® la artista a The Guardian en la presentaci¨®n de una monumental escultura de bronce de nueve metros de altura y 15 toneladas de peso que descansa a la entrada del museo de Oslo y representa a la madre ausente, con un hijo en sus brazos.
Hace un a?o supimos que el grito, en realidad. es un susto. Giulia Bartrum, responsable de pintura y dibujo alem¨¢n del British Museum, hall¨® una litograf¨ªa del cuadro, con una inscripci¨®n que dice: ¡°Sent¨ª un gran grito en toda la naturaleza¡±. Para la especialista esa es la prueba que aclara que una de las pinturas m¨¢s populares de la historia ¡°representa a una persona que escucha un susto y no, como muchas personas contin¨²an asumiendo y debatiendo, a una persona que grita¡±, explic¨® en su d¨ªa al diario brit¨¢nico The Telegraph. Munch, lector de sus contempor¨¢neos Knut Hamsun, Henrik Ibsen y August Strindberg, escribi¨® en su diario, el 22 de enero de 1892, algo que confirma esta idea. Un a?o antes de pintar el icono de la histeria ¨Csobre un cart¨®n, con ¨®leo, temple y pastel¨C apunt¨® que caminaba con dos amigos por la carretera, mientras el sol se pon¨ªa. ¡°Sent¨ª un aire de melancol¨ªa. De repente, el cielo se volvi¨® rojo como la sangre. Me detuve, me apoy¨¦ en la valla, mortalmente cansado. Sobre el fiordo negro y azulado y el pueblo ca¨ªan sangre y lenguas de fuego. Mis amigos siguieron caminando. Yo me qued¨¦ all¨ª, temblando de miedo y sent¨ª un grito enorme, infinito, pasar por la naturaleza¡±. El estremecimiento de lo que se avecina.
Visita virtual: El grito (1893), de Edvard Munch, conservado en el Museo Nacional de Oslo (Noruega).
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