La tauromaquia, desnortada, ante el momento m¨¢s cr¨ªtico de su historia
?Qu¨¦ se puede hacer ante un tsunami que amenaza con arrasar la fiesta del siglo XXI?
La tauromaquia est¨¢ padeciendo el momento m¨¢s cr¨ªtico de su historia. Nunca hab¨ªa sucedido nada igual. Sin ninguna duda. Y, lo peor, es que est¨¢ desnortada, desorientada, agobiada¡
El coronavirus ha sumido el mundo del toro en la penumbra, el desconcierto, la incredulidad¡ Esto es una maldici¨®n b¨ªblica, una pesadilla, una ruina, se lamentan con raz¨®n taurinos y aficionados.
Ciertamente, es la sociedad en su conjunto la que sufre las terribles consecuencias de esta pandemia, pero al sector taurino lo ha empitonado de lleno con la suspensi¨®n/aplazamiento de las importantes ferias del inicio de la temporada; se da por hecho que se cancelar¨¢ San Isidro, la m¨¢s trascendental del mundo, y est¨¢n en muy serio peligro la cita de San Ferm¨ªn y otras muchas del calendario taurino.
?Se podr¨¢n celebrar todas las ferias en oto?o? ?Qui¨¦n garantiza que para entonces se permitir¨¢ la concentraci¨®n de miles de espectadores en un recinto cerrado? En el supuesto caso de que fuera posible, ?cu¨¢ntas personas preferir¨¢n quedarse en casa antes de exponerse a un hipot¨¦tico contagio en una nueva oleada del dichoso virus? Y es m¨¢s: si se confirma que esta crisis acarrear¨¢ una devastaci¨®n econ¨®mica y de empleo, ?habr¨¢ dinero en los bolsillos para acudir a las taquillas?
No son pocos los aficionados que piensan que la temporada est¨¢ acabada
No son pocos los que piensan, aunque a todos les produce un escalofr¨ªo la ocurrencia, que la temporada est¨¢ acabada, que habr¨¢ que dar por perdido el 2020 y preparar los av¨ªos para el a?o pr¨®ximo. Puede parecer una locura, pero la situaci¨®n actual no ofrece datos para el optimismo. (Si, a la postre, es posible alg¨²n pase¨ªllo antes de Navidad, bendito sea Dios).
Si tal desgracia sucediera, se quedar¨¢n miles de toros en el campo, muchas ganader¨ªas entrar¨¢n en bancarrota y algunas desaparecer¨¢n; ser¨¢n pocos los toreros que puedan vivir de saneadas cuentas bancarias, y una inmensa mayor¨ªa tendr¨¢ que buscar ingresos en otros sectores; un a?o en blanco tambi¨¦n para los empresarios, algunos de los cuales ya han invertido un dinero perdido en campa?as publicitarias; una ruina para las numerosas artes auxiliares que viven de la fiesta taurina; y otra para todos los empleos temporales que se mueven alrededor de toros, toreros y festejos.
?Qu¨¦ se puede hacer ante este tsunami que amenaza con arrasar la tauromaquia del siglo XXI?
En primer lugar, exigir lo que le corresponde por ley.
Con toda seguridad, el Gobierno actual aprobar¨¢, antes o despu¨¦s, medidas extraordinarias de apoyo a los sectores culturales. La tauromaquia es patrimonio cultural de este pa¨ªs y tiene el mismo derecho que el cine, el teatro o la m¨²sica a participar de esas ayudas. Con m¨¢s motivo, incluso, porque est¨¢ olvidada en los Presupuestos Generales del Estado.
Pero nadie piense que ese ser¨ªa un regalo del actual Ejecutivo. No son pocos los que sue?an con que esta tormenta acabe definitivamente con la fiesta. Por eso, el sector se lo tendr¨¢ que ganar a pulso, deber¨¢ trabajarlo, pelearlo y exigirlo. Deber¨¢ salir a la calle, si es preciso, para defender lo que en justicia le corresponda.
Ya, pero es que el sector est¨¢ muy dividido, ampara intereses a veces contrapuestos, y parece imposible un acuerdo interno sobre cu¨¢les son los conflictos y las soluciones. Pues ese ser¨¢ un problema del sector y no de un cicatero Ministerio de Cultura, dispuesto a hablar, con toda seguridad, pero no a apoyar la fiesta de los toros. Cicatero, s¨ª. ?Acaso alguien en su sano juicio cree que la Administraci¨®n central va a aprobar motu proprio medidas a favor de la tauromaquia? (Un ejemplo: seg¨²n informa el portal taurino Cultoro, en los primeros 15 d¨ªas de estado de alarma, TVE no ha hecho la m¨¢s m¨ªnima referencia a los toros como sector econ¨®mico/cultural afectado por la pandemia).
Por una carambola del destino, el sector se enfrenta obligatoriamente a sus propias miserias: u olvida intereses personales y ego¨ªstas, desacuerdos y rencillas y arropa la tauromaquia como un solo hombre o se expone a la desaparici¨®n.
Ha llegado el momento de la revoluci¨®n que la tauromaquia necesita y se niega a hacer por s¨ª misma
Y, en segundo lugar, quiz¨¢ ha llegado el momento de poner en marcha la revoluci¨®n interna que la tauromaquia se niega a hacer por s¨ª misma, aferrada como est¨¢ a planteamientos del pasado, rancios y caducos, que solo benefician a unos cuantos.
Quiz¨¢, habr¨ªa que adecuar la fiesta a las circunstancias y necesidades del tiempo actual, revitalizarla, regenerarla, cambiarla de arriba abajo para impedir la sangr¨ªa de la constante huida de aficionados, contagiar a otros nuevos y retener al p¨²blico que sea posible.
Si la tauromaquia se paraliza toda una temporada corre el peligro de volver con escasa vitalidad, como todo enfermo que se levanta de la cama tras una larga convalecencia.
El sector deber¨¢ sentarse para afrontar de verdad y de una vez la imperiosa necesidad de resituar la tauromaquia en el siglo XXI. Deber¨¢ aparcar por un momento el peligro cierto de los enemigos externos y acometer las muy graves enfermedades propias que amenazan su existencia.
Habr¨¢ que animarlo, entonces, con un nuevo modelo que sanee la maltrecha y, a veces, ca¨®tica, econom¨ªa taurina; con empresarios imaginativos y capaces que ofrezcan carteles que despierten el inter¨¦s perdido; con responsables pol¨ªticos de comunidades aut¨®nomas y ayuntamientos ¡®taurinos¡¯ que faciliten el resurgimiento; con toreros amortizados que se retiren de una vez y dejen el paso libre a j¨®venes con nuevas ilusiones; con figuras consagradas que salgan de su zona de confort y lidien ganader¨ªas distintas de la media docena que han convertido en su exclusivo y pernicioso capricho; con toreros de plata dispuestos a renegociar su situaci¨®n para ampliar su futuro. Habr¨¢ que devolver al toro el protagonismo perdido¡ Habr¨¢ que buscar la pureza y la ortodoxia.
Habr¨¢ que hacerlo todo, por dif¨ªcil y duro que parezca, antes que ignorar que la tauromaquia est¨¢ ante el momento m¨¢s cr¨ªtico de su existencia.
Ha sufrido, es verdad, prohibiciones religiosas y pol¨ªticas, pero siempre las super¨® por el empuje de una ciudadan¨ªa ¡®embravecida¡¯ de afici¨®n que arras¨® las decisiones de papas y reyes.
La fiesta sigue formando parte de la historia y la tradici¨®n de este pa¨ªs, pero los tiempos han cambiado, y la sociedad no participa hoy de ella con la misma pasi¨®n de anta?o.
De ah¨ª la urgencia de que el sector al completo se replantee el presente y, sobre todo, el futuro.
Porque no se trata solo de celebrar unos cuantos festejos antes de que finalice 2020, sino de sentar las bases de un espect¨¢culo nuevo.
Con toda seguridad, ser¨¢ posible superar esta tremenda adversidad con el concurso de todos. La tauromaquia lo merece.
(Ojal¨¢ el destino nos vuelva a juntar pronto¡).
S¨ªguenos en Twitter
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.