Yoko Ono contra los c¨ªnicos
Los museos han cerrado sus puertas, pero la contemplaci¨®n del arte sigue abierta. Cada d¨ªa, recordamos la historia de una obra que visitamos a distancia. Hoy: ¡®Cut Piece¡¯
Un lienzo roto tirado en el suelo invitaba a que los visitantes lo pisaran y terminaran habi¨¦ndolo a?icos. Era julio de 1961 y Yoko Ono expon¨ªa su obra en la neoyorquina AG Gallery, con 28 a?os. Pintura para pisar se basaba en la pr¨¢ctica que impusieron las autoridades religiosas japoneses durante el shogunato Tokugawa (1600-1868), como medio para identificar y erradicar a los cristianos. El cristianismo era ilegal en Jap¨®n a finales del XVI y principios del XVII porque se consideraba una amenaza extranjera a la soberan¨ªa japonesa. Los sospechosos de ser cristianos fueron obligados, durante m¨¢s de dos siglos, a pisar im¨¢genes de Cristo o de la Virgen Mar¨ªa. Los que se negaban eran encarcelados y torturados o condenados a su ejecuci¨®n.
La artista nipona recogi¨® el castigo hist¨®rico para tratar la violencia extrema en la idea de la destrucci¨®n de lo apropiado. Y de lo previsible. Ono es un fen¨®meno excepcional, que a lo largo de m¨¢s de seis d¨¦cadas ha creado una obra de riqueza desbordante con s¨ªmbolos potentes, como Torre Imagina La Paz, de Reikiavik, una columna de luz que se enciende cada a?o. Es una artista inclasificable que ha escapado hasta de las disciplinas, desde la literatura, m¨²sica, pintura, esculturas, instalaciones, el cine y las acciones. Eso es tambi¨¦n lo que le atra¨ªa de Keith Haring: ¡°Keith siempre se ha mantenido al margen del mundo del arte, porque su arte es el arte de la gente¡±. Ono mantuvo una estrecha relaci¨®n con Haring, de quien le gustaba que fuera tan accesible, que tuviera un talento innato para la comunicaci¨®n con las personas.
¡°El estado natural de la vida y de la mente es el de complejidad. Llegados a este punto, lo que puede ofrecer el arte es una ausencia de complejidad, un vac¨ªo a trav¨¦s del cual uno es conducido hacia un estado de completa relajaci¨®n de la mente. Despu¨¦s, se puede volver de nuevo a la complejidad de la vida¡±, escribi¨® en 1966. ¡°Para m¨ª el ¨²nico sonido que existe es el sonido de la mente. El ¨²nico objetivo de mis obras es inducir en la gente la m¨²sica de la mente¡±, a?ad¨ªa.
En 1964, en Kioto, monto por primera vez Cut Piece, que volvi¨® a repetir otras cinco veces m¨¢s por todo el mundo. En un momento en el que ni artistas ni p¨²blico hab¨ªan tomado conciencia del feminismo, Ono mostr¨® su percepci¨®n pol¨ªtica al respecto con esta performance: una joven, en el Jap¨®n de entonces, se dejaba desnudar por un hombre que le cortaba la ropa con unas tijeras, ante un p¨²blico compuesto mayoritariamente por hombres. Ono escribe sobre la violencia latente a la que se expuso con la primera representaci¨®n de Cut Piece: ¡°Una persona subi¨® al escenario. Cogi¨® las tijeras e hizo el adem¨¢n de apu?alarme. Alz¨® la mano, agarrando las tijeras, y pens¨¦ que iba a apu?alarme. Pero la mano permaneci¨® ah¨ª, en alto, totalmente inm¨®vil. Es un hito en la historia del arte de la performance, por su acci¨®n radical contra la desesperanza. Como dice la fil¨®sofa Marina Garc¨¦s, ¡°el sentido de la revuelta no est¨¢ en lo que se espera conseguir, sino en el da?o que se quiere reparar¡±.
Visita virtual: Cut Piece (1964), performance de Yoko Ono. MoMA de Nueva York.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.