John Coltrane y el garaje de la b¨²squeda
El saxofonista se aisl¨® en su casa para crear "una ofrenda a Dios" que termin¨® por ser uno de los ¨¢lbumes de jazz m¨¢s grandes de todos los tiempos
Horacio Oliveira andaba siempre de b¨²squeda constante por las calles de Par¨ªs, aunque Ossip Gregorovius le asegurase: ¡°Uno tiene la sensaci¨®n de que ya llev¨¢s en el bolsillo lo que and¨¢s buscando¡±. Como cualquier buen lector entiende, Par¨ªs bien podr¨ªa ser el mundo entero y Horacio Oliveira, un tipo sabe-lo-todo que ¡°usaba las haches como otros la penicilina¡±, bien podr¨ªa ser algo m¨¢s que el personaje de una novela para convertirse en el motor de b¨²squeda de un libro infinito.
¡°Libro infinito¡± fue una de las m¨²ltiples definiciones que Julio Cort¨¢zar dio a Rayuela, una ¡°antinovela¡±, m¨¢s tarde llamada ¡°contranovela¡± y despu¨¦s catalogada con todo un sinf¨ªn de t¨¦rminos para hablar de una especie de ¡°resumen de muchos deseos, de muchas nociones, de muchas esperanzas y tambi¨¦n, por qu¨¦ no, de muchos fracasos¡±. Pero resumir la b¨²squeda constante tiene una peculiaridad, solo al alcance de mentes brillantes: la s¨ªntesis parece que nunca se acaba. Como Horacio Oliveira, o mejor dicho, como Cort¨¢zar, John Coltrane andaba siempre de b¨²squeda constante. Y, como Rayuela, su obra A Love Supreme nunca se agota. Coltrane es uno de los muchos m¨²sicos de jazz citados en Rayuela, quiz¨¢ un gui?o sin importancia, pero que puede explicar la pretensi¨®n de Cort¨¢zar por rendir homenaje al af¨¢n innato de trascender que ten¨ªa el creador de A Love Supreme.
Publicado en 1965, A Love Supreme, m¨¢s all¨¢ de ser considerada una obra maestra del jazz, es una revelaci¨®n. Coltrane concentra todo su misticismo en este ¨¢lbum como si de alguna manera pudiese comunicarse con Dios, o lo que fuera que es silencio cuando la vida es todo ruido. El saxofonista era un ser profundamente m¨ªstico despu¨¦s de haber ca¨ªdo a los infiernos. Como ¨¦l mismo cont¨®, tuvo un ¡°despertar espiritual¡± en 1957 tras una larga lucha con el alcohol y la hero¨ªna, que le llevaron a ser expulsado del grupo de Miles Davis. El despertar acabar¨ªa por impregnar toda su obra de una espiritualidad ¨²nica. A Love Supreme es el gran resultado de esa b¨²squeda.
En plena c¨²spide de su carrera, Coltrane desapareci¨® durante un tiempo para componer A Love Supreme. Casado y a la espera de su tercer hijo, el m¨²sico estaba en el per¨ªodo m¨¢s feliz de su vida cuando decidi¨® que quer¨ªa crear una suite que plasmase su agradecimiento a Dios. Era algo difuso, un remolino de ideas, pero suficientemente potentes como para que, como un druida que buscase una p¨®cima, se aislase encima del garaje de su casa en Dix Hills, en Long Island. Tanto fue as¨ª que su mujer afirmaba que ten¨ªa ¡°un marido desaparecido¡±. Apenas se le ve¨ªa por la casa. Solo en contadas ocasiones bajaba, cog¨ªa algo de comida y volv¨ªa a encerrarse en el garaje. No se trataban de unas horas de confinamiento, sino de d¨ªas enteros. Su familia lleg¨® a no coincidir con ¨¦l durante dos semanas. Cuando se lo encontraban, Coltrane, entre entusiasmado y obsesivo, les dec¨ªa que estaba con algo importante y volv¨ªa a desaparecer. Su mujer acab¨® tom¨¢ndoselo como si el genio del jazz estuviese en una misi¨®n.
La misi¨®n se tradujo en una obra dividida en cuatro movimientos, entendidos como un solo esp¨ªritu. Desde que suena un gong, instrumento de percusi¨®n oriental que demostraba el inter¨¦s de Coltrane por sonoridades menos convencionales para el jazz y recogidas en otros de sus ¨¢lbumes, A Love Supreme abre paso a todo un viaje de b¨²squeda. El gong retumba y el predicador, ilustrado en ese saxo que empieza a sonar dram¨¢tico, se pone en marcha hacia su ascensi¨®n. Es una aspiraci¨®n vital dentro de una ebullici¨®n sonora repleta de juegos de descomposici¨®n mel¨®dica, donde las notas y los timbres entran en ¨¦xtasis y en calma, seg¨²n el momento, pero siempre en perfecta armon¨ªa con ¡°la s¨¢bana de sonido¡±, tal y como el cr¨ªtico Ira Gitler llamaba al virtuosismo de velocidad endiablada y ejecuci¨®n perfecta del saxo de Coltrane. Un predicamento de alma plena y asombroso equilibrio con el que su creador consigue su declaraci¨®n espiritual m¨¢s profunda, captando la esencia del g¨®spel en esa arquitectura jazz¨ªstica, sustentada en ese bajo de cuatro cuerdas que domina toda la obra.
El d¨ªa que Coltrane sali¨® del garaje con A Love Supreme compuesto, su mujer dijo que fue como ¡°ver bajar a Mois¨¦s de la monta?a¡±. Por primera vez, el obsesivo Coltrane, siempre insatisfecho con el trabajo, dijo que estaba feliz con lo conseguido: ¡°Es la primera vez que todo est¨¢ listo. He acabado el proyecto en el papel. S¨¦ exactamente lo que voy a hacer ahora en el estudio de grabaci¨®n¡±. Lo que hizo, seg¨²n sus palabras, fue un ¨¢lbum que era ¡°una ofrenda a Dios¡±. ¡°Un intento de decir: ¡®Gracias, Dios¡¯. A trav¨¦s de nuestro trabajo, nuestros corazones y nuestras lenguas¡±.
La grandiosidad de este agradecimiento es que guarda una inconformidad perpetua. No se acaba. Como Rayuela, A Love Supreme rompe normas en su propio modo de ser y se puede escuchar de m¨¢s de una manera. Es un experimento enfocado desde una perspectiva tan ¨²nica, en esa relaci¨®n directa que busca Coltrane de relacionarse con Dios, que se hace inacabable. Si se escucha de forma lineal funciona, si se escuchan indistintamente sus cuatro movimientos tambi¨¦n, pero incluso se puede escuchar siguiendo al saxo predicador, o al mantra que lo rodea mediante cualquiera de sus instrumentos, o agarr¨¢ndose a esas tres palabras al final del primer movimiento que cantan espectralmente el t¨ªtulo del ¨¢lbum, la definici¨®n de Dios, seg¨²n Coltrane: ¡°A love supreme¡±. Se clavan en la cabeza y luego uno busca c¨®mo encajarlas o desencajarlas en todo ese universo ardiente.
Antes de llamarse Rayuela, Cort¨¢zar dio m¨¢s definiciones a su libro infinito, ese resumen de la b¨²squeda constante de Horacio Oliveira y el mundo que le rodeaba: bomba at¨®mica, grito de alerta, el agujero negro de un enorme embudo¡ Todas son v¨¢lidas tambi¨¦n para definir A Love Supreme, la gran plegaria de Coltrane con la que quer¨ªa demostrar que su labor estaba siempre inacabada, y, por tanto, nuestro paso en la Tierra como seres humanos nunca estaba resuelto aunque aspir¨¢semos a ello.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.