El comunismo es arroz
Las memorias de Masaji Ishikawa, un japon¨¦s huido de Corea del Norte, no solo son el grito desgarrado de una v¨ªctima, sino tambi¨¦n la denuncia de un sistema corrupto y cruel
?Cu¨¢l es el sentido de una vida que solo consiste en el dolor? Solo dolor es lo que narra Masaji Ishikawa en sus memorias, marcadas por el hambre, el desarraigo y la p¨¦rdida de identidad. El relato de este japon¨¦s, perteneciente a una familia de retornados a Corea del Norte despu¨¦s de la Guerra Mundial, es no solo el grito desgarrado de una v¨ªctima, sino tambi¨¦n la denuncia de un sistema corrupto y cruel en el que sus dirigentes se comportan como reyezuelos medievales, due?os de las vidas y haciendas de sus s¨²bditos.
Hace un par de a?os un libro de Yeonmi Park, joven norcoreana que huy¨® al sur a trav¨¦s de China, hab¨ªa sacudido ya las conciencias occidentales al desvelar las condiciones de vida de su pa¨ªs, una dictadura comunista cuyo hermetismo solo ha sido quebrado por las histri¨®nicas apariciones de su primer mandatario, ahora al parecer gravemente enfermo. Poco m¨¢s que una adolescente, ella era hija de un contrabandista, de familia relativamente acomodada y con ciertas conexiones con el r¨¦gimen. Ishikawa es sin embargo un aut¨¦ntico paria, mitad japon¨¦s mitad coreano, v¨ªctima del racismo nip¨®n, que utiliz¨® a los habitantes de sus antiguas colonias como mano de obra esclava y aun como carne de ca?¨®n durante la guerra. Segregado en Jap¨®n por ser su padre coreano, vilipendiado en Corea como un ¡°bastardo japon¨¦s¡±, atraves¨® el r¨ªo Yalu, frontera entre Corea del Norte y China, en su logrado intento de regresar a su pa¨ªs natal. Lo hizo huyendo del hambre, que diezm¨® su familia y que en la d¨¦cada de los noventa acab¨® con la vida de cientos de miles de norcoreanos. El hambre, la corrupci¨®n y el terror siguen marcando hoy la vida diaria de un pa¨ªs convertido sin embargo en una minipotencia nuclear.
El libro es de f¨¢cil lectura y de una brevedad sorprendente para la cantidad de cosas que cuenta. Construido a base de sentencias breves, su estructura parece indicar que el autor lo narr¨® verbalmente a fin de que alguien lo transcribiera. Haya sido o no as¨ª, el drama vivido por el protagonista es tal que solo la parquedad de sus descripciones, a veces m¨¢s parecidas a un acta notarial que a un ejercicio literario, permite soportar la angustia. Junto al sufrimiento y la decepci¨®n padecidos por ¨¦l, nos sirve adem¨¢s para entender la vida diaria de aquel pa¨ªs ignoto que creci¨® bajo el eslogan ¡°el comunismo es arroz¡±. Ni siquiera eso fue verdad para cientos de miles de norcoreanos que sobrevivieron o malmurieron aliment¨¢ndose (es un decir) con cortezas de pino. ¡°Hierves la corteza para eliminar las toxinas (mucha gente hac¨ªa mal este paso y mor¨ªa entre tremendos dolores); luego se a?ade harina de ma¨ªz y se cuece el funesto brebaje; finalmente se deja enfriar, se le da forma de pastelito y se come. Es m¨¢s f¨¢cil decirlo que hacerlo¡±.
Hay virus peores que el de la covid-19, m¨¢s letales y destructivos para la comunidad. Son los virus del poder que se enmascaran en ideolog¨ªas totalitarias aparentemente ben¨¦volas al servicio de la dominaci¨®n del otro. No hay final feliz, no puede haberlo, para historias como la de Masaji Ishikawa, que creci¨® en una familia marcada por la violencia y vio perecer repetidas veces sus esperanzas, destruidas por el miedo y el imperio de la fuerza. ¡°Tienes que contarle al mundo que Corea del Norte es un gran campo de prisioneros¡±, le dijo a Yeonmi Park su madre. Ishikawa, fugado de tan gigantesca prisi¨®n, resume as¨ª el regreso a su nueva normalidad: ¡°¡ ni siquiera existo todav¨ªa. Contin¨²o en un limbo entre dos mundos. Llevo una vida ¡®no viva¡¯. Esa parece ser mi maldici¨®n¡±.
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Autor: Masaji Ishikawa.
Traducci¨®n: Esther Cruz Santaella.
Editorial: Capit¨¢n Swing, 2020.
Formato: tapa blanda (176 p¨¢ginas, 16,50 euros).
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