La literatura que inspir¨® el ¡®Hollywood¡¯ de Netflix
La visi¨®n inocente y posibilista de la serie de Ryan Murphy choca con la cr¨®nica intensamente negra que desprenden los libros de Kenneth Anger y James Ellroy
El relato de la Edad Dorada de Hollywood no tiene los matices del cine que se produc¨ªa en sus majestuosos estudios. Los tonos de gris del blanco y negro se pierden, y por un lado est¨¢ la cloaca, el Hollywood cruel y morboso, salvaje y sin piedad de listas negras y abusos de poder, el eterno Hollywood de juguetes rotos y espirales de locura, de exclusi¨®n y asfixiante exposici¨®n; y, por otro, el sue?o, el exuberante espejismo de otro mundo en el que todo acaba siempre bien porque la realidad filmada es perfecci¨®n y esperanza y hasta justicia ¨Co debe parecerlo¨C, he aqu¨ª el Hollywood que se jacta de sus flashes y su glamour, de la fama y la belleza, del ¨¦xito merecido y tan costoso pero, otra vez, justamente alcanzado.
Cientos de miles de art¨ªculos han ido, a lo largo del tiempo, dando forma a ese relato en blanco y negro, que trat¨® de empa?ar el Hollywood impostado contraponi¨¦ndole el real. Pensemos en el imprescindible y epatante descenso a los infiernos de hasta el ¨²ltimo de sus habitantes ¨Clos habitantes de la tambi¨¦n llamada Tinseltown, o Ciudad de las Apariencias¨C relatado en los dos vol¨²menes de Hollywood Babilonia, de Kenneth Anger, que evidencia con nombres y apellidos, rituales sat¨¢nicos, odios asesinos e infinitos vicios mediante, hasta qu¨¦ punto el hecho de que alg¨²n tipo de foco te apuntara alguna vez ¨Co no llegara a hacerlo nunca¨C har¨¢ irremediablemente que pierdas la cabeza.
Es Hollywood Babilonia una colecci¨®n de los esc¨¢ndalos espeluznantemente deliciosos, y a la vez, lo m¨¢s parecido a una historia, con may¨²sculas, del lado oscuro de la Ciudad de las Estrellas que se ha escrito nunca. Por m¨¢s que est¨¦ henchida de ficci¨®n, pues Anger es un excelente narrador y no pudo evitar darle tanto relumbr¨®n a cada an¨¦cdota como le result¨® posible ¨Cy por ah¨ª le llovieron todas las cr¨ªticas de un lobby, el de la industria, que nunca pudo mantener a salvo su condici¨®n de, como dijo Asia Argento, ¡°trituradora de carne¡±¨C, la obra ¨Cque alcanza hasta los setenta, y podr¨ªa tener una tercera parte en la que Anger llevar¨ªa a?os trabajando¨C est¨¢ basada en hechos reales que dejan claro hasta qu¨¦ punto los extremos se tocan. Pensemos por ejemplo en Charles Chaplin, el mito a¨²n no ca¨ªdo pese a que con 35 a?os abus¨® de una chica de 16, la dej¨® embarazada, y cuando trat¨® de que abortara para librarse del asunto ¨C?era algo que acostumbraba a hacer?¨C, intervino la madre de ella, oblig¨¢ndole a casarse a cambio de no denunciarlo a la polic¨ªa y acabar, tal vez, con su carrera. Se dir¨ªa que tras cada f¨¢bula que lograba edificar la Ciudad de los Sue?os, hab¨ªa cientos de miles de pesadillas.
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Que todas esas vidas desconectadas que llegaban a Hollywood en busca de fortuna y dispuestas a cualquier cosa ¨Clejos de cualquier cosa que pod¨ªa detenerles, su pasado, su familia, la vida anterior a dejarlo todo¨C eran un excelente, por terror¨ªfico, caldo de cultivo para el abuso de poder, e incluso, el crimen ¨C?no es m¨¢s sencillo deshacerse de alguien cuando a ese alguien nadie sabe d¨®nde buscarlo?¨C, lo explica, una y otra vez, James Ellroy en sus sucesivas trilog¨ªas sobre Los ?ngeles, violent¨ªsimas aproximaciones todas a una ¨¦poca, la del asesinato de su madre en 1958, que a veces la anteceden en el tiempo, pero que en todos los casos tratan de explicarse por qu¨¦, de qu¨¦ manera pudo una aspirante a actriz reci¨¦n separada acabar en una cuneta sin que, a d¨ªa de hoy, se sepa a¨²n qui¨¦n lo hizo. ?A qu¨¦ clase de macabro juego juega la polic¨ªa de Los ?ngeles? ?Y c¨®mo avivan el fuego los tabloides? ?Y qu¨¦ ocurre en el mundo real mientras los estudios producen sus espejismos? Si Raymond Chandler juguete¨®, como se juguetea con una dorada cajetilla de cerillas, con la idea de la podredumbre de los grandes magnates, con todo el glamour que la p¨¢tina de su ficci¨®n sobre ficci¨®n consigui¨® darle, Ellroy desmiembra hasta el ¨²ltimo eje de poder corrupto para evidenciar su condici¨®n oportunista y carro?era.
Al parecer para nada consciente de ello, sentado ante el escritorio del ficticio Dick Samuels (Joe Mantello), un ejecutivo de los tot¨¦micos estudios Ace, Dylan McDermott, en su papel del aspirante a actor Ernie West en la ¨²ltima fantas¨ªa ¨Cy esta vez, m¨¢s fant¨¢stica que nunca¨C de Ryan Murphy, Hollywood (Netflix), justifica su inocencia ante las posibilidades de la industria so?ada de la siguiente forma: ¡°La gente de esta ciudad no entiende el poder que tiene. Las pel¨ªculas no solo muestran c¨®mo es el mundo, sino c¨®mo puede ser, y si cambiamos la manera de hacerlas, si nos arriesgamos y creamos otras historias, podemos cambiar el mundo¡±. Su idealismo es el motor de la miniserie de Murphy que aparta o maquilla el lado oscuro de Hollywood con el fin de reescribir la historia a su manera. Es decir, Murphy le cuenta a Hollywood un cuento como los que ¨¦l ha estado cont¨¢ndonos todo este tiempo, y al hacerlo, le recrimina, sutilmente, su absoluta falta de tacto, su maldad, su hipocres¨ªa, su blanco y negro. ¡°Crec¨ª obsesionado con Rock Hudson, Anna May Wong y Hattie McDaniel, con la idea de que viv¨ªan neg¨¢ndose a s¨ª mismos, ?y hab¨ªa alguna forma de que no hubieran tenido que hacerlo?¡±, se preguntaba hac¨ªa poco el director, que creci¨® con su abuela, una fan irredenta de los tres.

Y como en un what if, esos c¨®mics de universos paralelos en los que Spiderman llegaba al altar, Murphy se pregunta qu¨¦ habr¨ªa ocurrido si Hollywood no hubiera estado podrido, d¨¢ndole la vuelta desde dentro ¨Cla decisi¨®n de rodar una pel¨ªcula con una actriz negra como protagonista interpretando no a una esclava ni a una sirvienta sino a una actriz negra que cuenta la historia del fracaso insoportable de una actriz blanca¨C a todo ¨Clos flashes apuntando a la pareja formada por Rock Hudson y el guionista negro¨C, pero tambi¨¦n atento a cada detalle ¨Cla belleza no importa en este Hollywood, sino la ¡°formaci¨®n¡±, como le dice la chica que apunta a los elegidos como extras entre la horda de so?adores a las puertas de Ace Studios al guap¨ªsimo Jack Castello, un segundo despu¨¦s de haber elegido, otra vez, a su amigo nada agraciado pero con experiencia¨C, y haci¨¦ndolo fantasea con la idea de haber reparado a los vivos de la misma manera en que el Quentin Tarantino de ?rase una vez en Hollywood lo hace tratando de reparar a los muertos, imaginando un final no mortal para Sharon Tate, y las otras v¨ªctimas de la familia Manson. Uno y otro juegan a reescribir el pasado reivindicando el poder reparador de la ficci¨®n, nunca tan poderosa, como bien entiende Murphy, como cuando juega a anticiparse, cuando se atreve a dibujar un nuevo mapa.
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