El siglo de la hipercomercializaci¨®n

El capitalismo, dec¨ªan Marx y Engels, tiene una tendencia intr¨ªnseca a expandirse. Pero pocos pudieron pensar alg¨²n d¨ªa que se convirtiera en lo que es hoy: algo m¨¢s que el sistema econ¨®mico hegem¨®nico de nuestros d¨ªas; m¨¢s bien, el ¨²nico existente. Por primera vez en el ya dilatado cronograma de la edad contempor¨¢nea no queda en el mundo ¡°nada m¨¢s que capitalismo¡± ¡ªen palabras del economista Branko Milanovic¡ª, excepto en un pu?ado de zonas ¡°muy marginales que no tienen la menor influencia sobre la evoluci¨®n mundial¡±. Las sociedades hipercomercializadas (con perd¨®n), en las que todo se compra y se vende, el dinero es pr¨¢cticamente el ¨²nico criterio general para juzgar el ¨¦xito y una moral externalizada se ha comido a unos l¨ªmites autoimpuestos ¡ªllam¨¦mosles ¨¦tica o discreci¨®n¡ª que frenaban los excesos p¨²blicos de los ricos. Hace tiempo que ese mundo salt¨® por los aires para alumbrar uno nuevo que pivota sobre la ostentaci¨®n permanente.

En pleno auge (reauge) del ensayo econ¨®mico, Milanovic acaba de publicar en espa?ol lo m¨¢s parecido a una matrioska: dos (quiz¨¢ tres) libros bien armados y fundidos en uno solo. Capitalismo, nada m¨¢s. El futuro del sistema econ¨®mico que domina el mundo (Taurus, 2020) traza un ambicioso recorrido por la forma en la que la econom¨ªa de mercado, en sus diferentes modalidades, acab¨® por dominarlo todo y consigui¨® que todos, m¨¢s all¨¢ de culturas y lenguas, nos rijamos por un c¨®digo ¨²nico y ¡°entendamos el mismo lenguaje de la obtenci¨®n de beneficios¡±. Que todos, queramos o no ¡ªsalvo quienes opten por ¡°una vida al margen de la sociedad o en alguna peque?a comunidad¡±¡ª, vivimos en un mundo marcado por la atomizaci¨®n social (familiar), por la mercantilizaci¨®n de un sinf¨ªn (creciente) de actividades cotidianas y por unos mercados laborales ¡°del todo flexibles¡± en los que el empleo temporal no ha dejado de abrirse paso.

Aniquilado el capitalismo cl¨¢sico y confinado el socialdem¨®crata, son, en realidad, dos ramas de capitalismo las que prevalecen hoy: el ¡°liberal meritocr¨¢tico¡± ¡ªcon este segundo adjetivo hoy m¨¢s en duda que nunca¡ª, que tiene en Estados Unidos a su punta de lanza, y el ¡°pol¨ªtico¡±, con China como ep¨ªtome y que no ha dejado de ganar adeptos en las ¨²ltimas d¨¦cadas, en las que los vientos democr¨¢ticos han sucumbido (afortunadamente, todav¨ªa solo de forma parcial) ante el crecimiento econ¨®mico.

Hace tiempo que ese mundo salt¨® por los aires para alumbrar uno nuevo que pivota sobre la ostentaci¨®n permanente

Si el primero tiene a la desigualdad como tal¨®n de Aquiles, el segundo tiene en la corrupci¨®n end¨¦mica, rampante, y en el irrespeto a los derechos civiles y pol¨ªticos, siquiera los m¨¢s m¨ªnimos, sus grandes (enormes) m¨¢culas. Pero ofrece a cambio (y tiene casi como ¨²nico objetivo) una expansi¨®n robusta de la econom¨ªa como principal credencial y condici¨®n sine qua non para ¡°legitimar su hegemon¨ªa¡±. Est¨¢ por ver la voluntad de Pek¨ªn de exportar o no su patr¨®n, autoritario pero econ¨®micamente floreciente; centralizado y descentralizado a la vez; un mix mucho m¨¢s complejo y dif¨ªcil de replicar de lo que parece a primera vista. Estados Unidos lleva vendiendo las bondades del suyo, por activa y, sobre todo, por pasiva, desde tiempos de Woodrow Wilson, pero la voluntad china ha sido menor: siempre ha actuado en el ¨¢mbito internacional ¡°por debajo de sus potencialidades; un comportamiento que no cabr¨ªa esperar de la presunta futura potencia hegem¨®nica del mundo¡±¡­ Al menos hasta la llegada de Xi Jinping a la presidencia.

Tras su famosa curva del elefante, la figura que le lanz¨® al gran p¨²blico y que narra con sencillez el patr¨®n de distribuci¨®n global de los ingresos entre 1988 y la crisis financiera de 2008 (a saber: una mejora nada despreciable de los m¨¢s pobres y m¨¢s ricos del mundo; una enorme de las nuevas clases medias emergentes; un empeoramiento notable de las clases medias occidentales que ha abierto), y fiel a su propia trayectoria acad¨¦mica ¡ªes uno de los mejores estudiosos de la desigualdad de nuestros d¨ªas¡ª el economista serbio-estadounidense dedica buena parte de su ensayo (acaso la m¨¢s interesante) a la evoluci¨®n de la inequidad en las ¨²ltimas d¨¦cadas, sobre todo en Occidente, pero tambi¨¦n en una China que arroja valores alarmantes. Y constata c¨®mo la igualdad de oportunidades es un bien escaso no solo ya en la esfera nacional, sino, sobre todo, a escala global.

Quiz¨¢ algo denso en sus pasajes centrales, una losa de la que se libera con creces en el tramo final del relato, Capitalismo, nada m¨¢s no se pierde en los datos ¡ªel mayor peligro para quien escribe de econom¨ªa¡ª y es, a la vez, una buena cr¨®nica del estado de las cosas (profus¨ªsima en fuentes: de los buenos ensayos, y este lo es, se sale con una interminable lista de la compra para la pr¨®xima visita a la librer¨ªa) y una invitaci¨®n a la reflexi¨®n pausada sobre dicho estado en un tiempo en el que la pandemia lo impregna todo. Cuando pase, volveremos a hablar de lo que ya estaba encima de la mesa antes de la sacudida v¨ªrica: sostenibilidad, equidad, desarrollo. Y Milanovic apunta adonde hay que apuntar, ofreciendo alternativas factibles (impuestos sobre las herencias y mayor redistribuci¨®n; mejora de la educaci¨®n p¨²blica; introducci¨®n de una ¡°ciudadan¨ªa ligera¡± que permita capturar las bondades de la inmigraci¨®n esquivando los rebrotes nacionalistas; coto a la financiaci¨®n privada de campa?as pol¨ªticas para evitar una autoperpetuaci¨®n a¨²n mayor de las ¨¦lites) en la era de las soluciones f¨¢ciles para problemas complejos. Que lo coyuntural, por importante que sea, no nos haga perder de vista las inquietantes corrientes de fondo.

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Autor: Branko Milanovic. Traducci¨®n de Juan Rabasseda Gasc¨®n y Te¨®filo de Lozoya.

Editorial: Taurus, 2020.

Formato: tapa blanda (368 p¨¢ginas, 23,90 euros) y e-book (10,99 euros).

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