Maria Jo?o Pires: ¡°Competir, en el arte, se ha convertido en una enfermedad¡±
Deutsche Grammophon re¨²ne en una caja todas sus grabaciones de la pianista portuguesa, que cree que los nuevos m¨²sicos tocan como m¨¢quinas: ¡°Ser artista consiste en lo contrario: asumir y aceptar todos los riesgos¡±
Maria Jo?o Pires (Lisboa, 1944) no suele mirar atr¨¢s. ¡°Ando desconectada del pasado¡±, asegura. Por eso no piensa reparar mucho en la caja reci¨¦n editada que re¨²ne su discograf¨ªa completa con Deutsche Grammophon, su sello. ¡°S¨®lo espero que no os parezca muy malo¡¡±, afirma. Raro ser¨ªa, porque supondr¨ªa echar por tierra la que ha sido una de las trayectorias m¨¢s brillantes del piano contempor¨¢neo. Los discos, vale, eran algo con lo que durante un tiempo hubo que contar para construir carreras. Ahora se han convertido en una rareza atemporal que, sin embargo, cuando aparecen as¨ª, como un compendio, dan idea de la solidez y el legado de algunos escogidos.
Y Maria Jo?o Pires lo es. Vino a marcar una ¨¦poca como contrapunto y lo sigue haciendo. Su mera presencia, su empe?o, responde a una firme voluntad de imponer delicadeza y buscar espontaneidad en un arte demasiado enjaretado dentro de estructuras, artificios y din¨¢micas destructivas que la aterran: ¡°Competir, en el arte, se ha convertido en una enfermedad¡±, dice.
Lo sabe porque lo ha sufrido. Lo lamenta pero no se resigna. Lleva toda una vida combati¨¦ndolo, de hecho. La primera vez que actu¨® ten¨ªa cuatro a?os. No lo recuerda con precisi¨®n y, durante un tiempo, ha tenido que recurrir a la memoria de testigos, como su madre y sus hermanas. ¡°Yo s¨¦ que lo pas¨¦ mal, que no me gust¨®, fue una experiencia negativa, pero no lleg¨® a trauma. Ellas me dicen que me notaban muy tensa y a la defensiva¡±. ?C¨®mo lo fue resolviendo? ¡°No lo he resuelto, lo he aceptado¡±, afirma. Para ello ha tenido que desprenderse de esa parte del ego que de alguna manera convence a alguien de subirse a un escenario para dar. ¡°No es as¨ª, lo haces para compartir. Lo conviertes en una comuni¨®n con el p¨²blico, que cumple su parte. Esa responsabilidad conjunta le quita presi¨®n, en mi caso¡±.
Cuando asistes a uno de sus recitales o a sus conciertos sientes esa b¨²squeda de la sencillez ajena a nada que tenga que ver con ning¨²n sentimiento de superioridad. Es una cuesti¨®n pr¨¢ctica, en su caso: ¡°Todo lo que no es ¨²til, sobra¡±. Cualidad que destaca en compositores como Mozart o Schubert: ¡°Son complejos, pero no complicados¡±, distingue.
El primero, mucha gente lo cree, posee algo misterioso. Pero es un elemento que Pires sabe identificar y explica: ¡°Para m¨ª, simplemente consiste en que pertenece a la esfera de lo natural en s¨ª. Como la luz, la luna, el sol. Por eso se nos escapa. Sin embargo, Schubert lo que expresa es otro tipo de naturaleza: la humana. El sentimiento de alegr¨ªa y de p¨¦rdida, la necesidad de aceptaci¨®n. Es distinto¡±. Beethoven, en cambio, representa para Pires una fusi¨®n de ambos. ¡°Busca una conexi¨®n entre el universo y el ser humano, la conciencia de ser alguien, el ego frente al todo¡±.
En cada uno de ellos y antes, desde Bach, Pires indaga en las esencias de una continuidad intr¨ªnseca y natural. Viajar con esta int¨¦rprete por la historia de la m¨²sica a trav¨¦s de su legado discogr¨¢fico es romper fronteras, armar puentes de estilos que se suceden, fluir¡ Y entrar no mucho en el siglo XX o en los contempor¨¢neos: ¡°Me gustan para escucharlos, tengo un problema con la lectura de sus partituras, no me merece la pena el esfuerzo. Adem¨¢s, ?por qu¨¦ iba a meterme yo si otros lo hacen tan bien?¡±.
¡°Hemos perdido la esencia del sentimiento creativo, que viene del amor, de ayudar, de disfrutar al estar juntos, de hacer feliz al otro¡¡±
Ella cree que debe centrarse ahora m¨¢s en otros asuntos: la pedagog¨ªa, por ejemplo. Siempre ha dado clases, de hecho mont¨® en su d¨ªa un centro en Belgais, cerca de la frontera con Espa?a, para promover una visi¨®n propia, ajena al elitismo: ¡°Beethoven deseaba que su m¨²sica la escuchara todo el mundo y se ha convertido en algo restringido. A partir de ahora, la sociedad debe reflexionar sobre c¨®mo compartirla en vivo con un n¨²mero mayor de gente, no cerrados en auditorios, teatros y espacios en los que s¨®lo una minor¨ªa tiene derecho a disfrutar de sus estrellas, eso promueve un egocentrismo nada deseable¡±.
Es algo que ha combatido desde su falansterio musical en Belgais, pero ha sufrido muchos vaivenes. De ideal ut¨®pico que persegu¨ªa en sus comienzos ha quedado en realidad posible, donde hoy, en plena pandemia, ofrece clases por Internet: ¡°Me gusta hacerlo, desmonta la exclusividad. No s¨¦ qui¨¦n entra a atenderlas y qui¨¦n no, no existen filtros¡±. Eso responde de alguna manera al esp¨ªritu fundacional de su centro de ense?anza: ¡°Lo creamos para pensar colectivamente, fuera de nuestras respectivas individualidades, en soluciones palpables para el arte, la sostenibilidad, la relaci¨®n con la naturaleza, la m¨²sica¡±. Sobre todo para formar con otros valores en un entorno espec¨ªfico, cercano, rural. Lo construy¨® centrada en su obsesi¨®n contra la deriva competitiva, ajena a la creatividad y tendente a una visi¨®n conservadora de la m¨²sica. ¡°El arte es lo contrario a la competencia. Si compites, no creas¡±, comenta Pires.
No sabe en qu¨¦ momento los m¨²sicos desembocaron ah¨ª. ¡°Quiz¨¢s por la influencia de cierta visi¨®n estadounidense. Se los empujaba a eso m¨¢s que a aprender juntos y compartir o hacer amigos¡±. Todo cambi¨® dram¨¢ticamente hace 30 o 40 a?os, cree la pianista. ¡°A los alumnos se les fue convirtiendo en algo peor que robots, se los forz¨® a odiarse, no a unirse¡±. Con el tiempo, nada ha mejorado: ¡°Ahora estamos en el peor momento, hemos perdido la esencia del sentimiento creativo, que viene del amor, de ayudar, de disfrutar al estar juntos, de hacer feliz al otro¡ No del ego cerrado: as¨ª no se da, no existe, hay que abrirlo¡±.
Quiz¨¢s esta crisis de la que a¨²n desconocemos las consecuencias lo cambie. As¨ª lo espera. Algo debe enterrar, seg¨²n ella, esta perversa din¨¢mica: ¡°No se estimula nada m¨¢s que el hambre de triunfo sin la necesidad de descubrir, sin el alimento que eso supone. Es una actitud que va contra la esencia misma de la m¨²sica. Creen que fomentan oportunidades y no es as¨ª. Tocan como m¨¢quinas, se preparan para adecuarse al gusto y las preferencias de los jurados. Si esto es bueno, no entiendo nada, me estoy haciendo vieja¡±, dice.
A los m¨²sicos se les ense?a a buscar la seguridad frente al riesgo, comenta la int¨¦rprete: ¡°Como si se hicieran una p¨®liza de vida para que nada les ocurra, cuando ser artista consiste en lo contrario: asumir y aceptar todos los riesgos. Y esto es as¨ª porque se los entrena para ganar. Ganar no implica correr riesgos, representa justo lo contrario. En el deporte, puede que valga, en el arte, no¡±.
Y as¨ª ocurre en otras facetas de la vida, de ah¨ª que reivindique una educaci¨®n art¨ªstica e integral para detenerlo. ¡°Ocurre tambi¨¦n con el ser humano frente a la naturaleza y el medio ambiente: muchos destruyen para ganar y les da igual lo que arrasen y sus consecuencias. Si afecta a vidas humanas o a la vida en s¨ª. No quiero ser negativa porque se nos abre una puerta con lo que nos ha acarreado esta pandemia. Las cosas, tal como eran, no funcionaban. Debemos encontrar otras salidas¡±.
Complete Recordings on Deutsche Grammophon. Maria Jo?o Pires. DG 4838880. 38 CD
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