Las grietas irreversibles de la Bienal de Berl¨ªn
La gran cita alemana inaugura su 11? edici¨®n echando el cierre a un proyecto feminista con un gui?o al poder de las fracturas
Como una suerte de entidad mitol¨®gica ingobernable del presente, el capitalismo gobierna nuestras vidas bajo la posesi¨®n, regulaci¨®n y opresi¨®n de los cuerpos. Un sistema en el que todo son recursos, desde las vidas humanas hasta el agua, pasando por los minerales, los datos que alimentan las bases de un tiempo acelerado, incluso las obras de arte. Este esp¨ªritu mitol¨®gico se traduce en una creencia cuasi religiosa en muchos de sus c¨®mplices: los mercados, la Bolsa, los algoritmos, todos al servicio del capital. El Antropoceno, tan presente en el arte contempor¨¢neo y en el contexto berlin¨¦s, nunca fue un t¨¦rmino satisfactorio. El capitalismo es el responsable de la transformaci¨®n del planeta. Pero el Capitaloceno convierte la cosmogon¨ªa del capital en una historia tr¨¢gica del fin. La actual pandemia parece una prueba irrefutable de esta teleolog¨ªa. ?Podemos subvertir esta narrativa? Las grietas del sistema existen y son visibles. La disidencia es real y mutante. ?Hasta qu¨¦ punto puede ser una bienal un espacio disidente, pagano? Y si lo es, ?contra qu¨¦ disiente?
La grieta comienza dentro (traducci¨®n de The Crack Begins Within) es el t¨ªtulo de la 11? Bienal de Berl¨ªn. Es una grieta que quiere invertir el orden establecido, ser disidente, incluso hereje. Mientras las masas del fascismo coexisten con las multitudes desobedientes es importante restituir las historias, las pr¨¢cticas y las formas de vida que el capitalismo colonial utiliza y niega. Es tambi¨¦n una grieta que evidencia la g¨¦nesis y el presente colonial del museo como forma de contrato social con los objetos y con los sujetos. Asumiendo la diversidad de una realidad que contradice las narrativas lineales aprendidas, sus cuatro comisarias (Mar¨ªa Berr¨ªos, Renata Cervetto, Lisette Lagnado y Agust¨ªn P¨¦rez Rubio) escriben un statement por partes que se corresponden con cada uno de los espacios en los que emerge este Ep¨ªlogo de la bienal, inaugurado hoy. Un cap¨ªtulo final que contin¨²a el trabajo de todo un a?o en ExRotaprint, en el barrio de Wedding, y que a?ade tres sedes emblem¨¢ticas de la ciudad: KW, Daadgalerie y Martin Gropius Bau.
La Bienal de Berl¨ªn apareci¨® en 1996, inspirada por el concepto de lo ¡°glocal¡± como el modo de definir la interdependencia entre el ¡°aqu¨ª¡± y el ¡°all¨¢¡±. Ahora que esta pandemia ha puesto en evidencia la peligrosidad tr¨¢gica de la globalizaci¨®n, las comisarias han encontrado estrategias para que todas las artistas invitadas desde el principio est¨¦n presentes aunque la mayor parte no hayan podido ir a montar o inaugurar. Y sin embargo es una bienal que hace entrar en el centro de Europa cuerpos y voces que no entraban tan a menudo o tan cerca unos de otros cuando las fronteras parec¨ªan abiertas. Sus m¨¢s de 75 artistas enuncian una historia y un presente del arte alejados del paradigma eu?ropeo. No es una bienal para ir a recorrer la liturgia de los nombres habituales. Sus artistas no son s¨®lo cuerpos disidentes por su relaci¨®n con el colonialismo europeo o sus jerarqu¨ªas internas, sino que llegan a serlo por su propia situaci¨®n dentro de sus territorios y culturas de procedencia.
Tampoco es una bienal que descubre o explora, aunque tenga que negociar con los impulsos extractivistas del conocimiento occidental. Es una bienal que quiere desmantelar la casa del amo sirvi¨¦ndose de las herramientas del amo para incorporar muchas otras. Empieza a la contra de la Iglesia en KW, entendida desde la religiosidad del capitalismo colonialista. Otra(s) espiritualidad(es) como arma pol¨ªtica. Contra el Padre, el Patriarcado, el Patrimonio. Las chicas se entrenan para luchar, de Elena Tejada-Herrera. La iglesia se traviste en templo queer, Schreber finalmente se convierte en mujer gracias al colectivo El Palomar, para dar paso al escaparate de los cuerpos disidentes en Daadgalerie. Las apariencias y la indumentaria son una segunda piel, escudos de protecci¨®n y elementos de resistencia, como los trajes de Santa Sara Kali George, de la artista Delaine Le Bas. Gropius Bau presenta un museo invertido al que se accede por la puerta de atr¨¢s y con paredes en diagonal hechas a base de telas. Aparecen fragmentos de otros museos: el Museu de Imagens do Inconsciente, el Museo de la Solidaridad Salvador Allende o el Museo para el ?frica Central, con los animales disecados y diseccionados escogidos por P¨¦lagie Gbaguidi. Son gestos sutiles pero importantes en una instituci¨®n reacia a los cambios. Quiz¨¢s la casa se empieza a desmantelar sin la violencia del amo. Y, en todo caso, las grietas son sutiles, pero tambi¨¦n irreversibles.
The Crack Begins Within. 11? Bienal de Berl¨ªn. KW, Daadgalerie, Gropius Bau y ExRotaprint. Hasta el 1 de noviembre.
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