Medio siglo de ¡®Blood on the tracks¡¯: el final del amor seg¨²n Bob Dylan
En 1975 el cantante regres¨® con una obra maestra sobre el desamor y la soledad. En plena crisis matrimonial, tras meses de fervor compositivo y muchas dudas sobre la grabaci¨®n, surgi¨® el que hoy est¨¢ considerado el mejor disco del Premio Nobel de Literatura
?C¨®mo te sientes cu¨¢ndo te extraes del coraz¨®n la historia de amor de tu vida con un sacacorchos? A esa pregunta respondi¨® Bob Dylan con Blood on the tracks. Hoy hace exactamente medio siglo que aquel ¨¢lbum m¨ªtico lleg¨® a ese lugar arqueol¨®gico que fueron las tiendas de discos. 20 de enero, pero de 1975. Dylan ten¨ªa treinta y tres a?os. Como si Verlaine pusiese en verso lo vivido con Rimbaud, aquella meditaci¨®n sobre el fin del amor fue la confirmaci¨®n de una plet¨®rica resurrecci¨®n vital y art¨ªstica. La imagen del sacacorchos, por cierto, es demasiado buena para que no sea de un Premio Nobel de Literatura: es un verso de You¡¯re a big girl now en la traducci¨®n de Letras de Miguel Izquierdo y Jos¨¦ Moreno.
¡°Una ma?ana temprano brillaba el sol / yo estaba tumbado en la cama / pregunt¨¢ndome si ella habr¨ªa cambiado / si su pelo a¨²n ser¨ªa rojo¡±. La primera canci¨®n, Tangled up in blue, es una de las cimas de la l¨ªrica de Dylan. Despu¨¦s de 10 segundos de di¨¢logo entre un bajo frondoso, una dulce guitarra y la bater¨ªa suave, empieza una meditaci¨®n amorosa de cincuenta minutos con estos cuatro versos. Funciona como un pre¨¢mbulo. Un hombre solo pensando en presente su relaci¨®n terminada y su vida.
En Blood on the tracks se encadenan las variaciones imaginativas para saber qui¨¦n era ella, qui¨¦n fuiste t¨² y pensar quien ser¨¢s tras la ruptura. Da igual si la escena se desarrolla en un ambiente urbano que parece un cuadro de Hooper o en un bar de topless de Nueva Orleans, cruzando la geograf¨ªa de Estados Unidos de punta a punta o dando nueva vida a recursos de la poes¨ªa amorosa cl¨¢sica o a una ret¨®rica de resonancias b¨ªblicas, como en este verso final de Shelter on the storm: ¡°Si pudiera remontarme el tiempo que nacieron Dios y ella¡±. Son visiones y m¨¢s visiones sobre la memoria del amor, la conciencia de lo perdido y de la soledad. ¡°Recuerdo bien cada escena, se sucedieron en un soplo¡±, implora en If you see her, say hello. ?Qui¨¦n habla? ?Qui¨¦n es? De pocos artistas sabemos tanto como de Dylan, pocos son tan enigm¨¢ticos como ¨¦l. As¨ª, ?how does it feel?
1. Volver a los conciertos, volver a Nueva York
El biopic Un completo desconocido se estrena en Espa?a en algo m¨¢s de un mes. El per¨ªodo que cuenta esta ficci¨®n biogr¨¢fica empieza con la llegada del joven buscavidas a Nueva York y concluye con su tensa participaci¨®n en verano de 1965 en el Festival de Newport. Esa noche el elegido para tomar el relevo de Woody Guthrie rompi¨® con las certidumbres del progresismo para adentrarse en el lado oscuro de la contracultura.
En No direction home (Movistar) Martin Scorsese ya dio un paso cronol¨®gico m¨¢s. Principio y final en el ¨²ltimo concierto de la gira europea de 1966. En una de las ¨²ltimas escenas del documental, Dylan, pasado de vueltas en el camerino, habla solo antes de saltar al escenario. ¡°La semana que viene me comprar¨¦ un Dylan nuevo¡±, dice fatigado y con la mirada perdida, ¡°me comprar¨¦ un Bob Dylan nuevo y lo usar¨¦¡±. No soporta m¨¢s al personaje en el que lo han convertido el p¨²blico, los medios, la industria. No quiere ser la voz de una generaci¨®n, no quer¨ªa escribir m¨¢s palabras para definir su ¨¦poca. Quiere volver a casa, le dir¨¢ entonces a un periodista que lo entrevista y que casi cierra la pel¨ªcula de Scorsese. Volvi¨®. No volvi¨® a salir de gira hasta ocho a?os despu¨¦s.
De ese per¨ªodo, que fue de crianza de sus hijos con su mujer Sara, lejos de la gran ciudad, entre los bosques Woodstock y su casa de Malibu, surge la leyenda del mito de los sixties reconvertido en un ¡°misterioso recluso¡±. La expresi¨®n la us¨® el periodista John Rockwell del New York Times. Dylan volv¨ªa. El 1 de enero de 1974 Rockwell cubri¨® la rueda de prensa que David Geffen -figura clave de la industria del espect¨¢culo- dio en su mansi¨®n ¡°casi agresivamente opulenta¡± de Beverly Hills para dar algunas claves del inminente regreso a los escenarios. La gira empez¨® el 3 de enero en Chicago, el 17 Planet waves lleg¨® a las tiendas de discos (incluye la perla Forever Young) y los ¨²ltimos shows fueron a mediados de febrero en Los Angeles. Sabemos bien c¨®mo sonaba Dylan con The Band. El 20 de junio se public¨® el doble ¨¢lbum Before the Flood y el septiembre pasado se public¨® la caja The 1974 live recordings (conten¨ªa 27 cd¡¯s y est¨¢ agotada).
Despu¨¦s de la gira Dylan y su mujer Sara regresaron a la ciudad que le hab¨ªa visto triunfar. En la primavera de 1974, como el protagonista de la pel¨ªcula, Dylan en Nueva York. Durante dos meses asisti¨® a los cursos de arte que impart¨ªa un sabio en su estudio de la planta 11 del Carnegie Hall: Norman Raeben. Hijo del escritor yiddish Sholem Aleijem -inspirador del musical El violinista sobre el tejado-, las clases de pintura de Raeben parece que eran m¨¢s un pretexto para una reflexi¨®n ontol¨®gica sobre c¨®mo pasado, presente y futuro se funden en la realidad. Tambi¨¦n sabemos que el 9 de mayo, aparentemente, Dylan sac¨® del armario al personaje del que hab¨ªa abdicado. Particip¨® en un festival de homenaje al presidente Salvador Allende, asesinado el a?o anterior, organizado por los viejos amigos de la escena folk. Sube al escenario borracho.
Son los meses en los que empieza a resquebrajarse su matrimonio. Esa crisis sentimental activ¨® la m¨¢quina creativa de Dylan que desembocar¨ªa en Blood on the tracks.
2. Crisis personal, fervor creativo
Suena el tel¨¦fono de Joan Baez. Es Bob Dylan. Hace algo m¨¢s de un a?o que se ha hecho p¨²blico el divorcio de Baez con el periodista David Harris, activista contra la guerra de Vietnam. Pocos meses despu¨¦s de la ruptura oficial, cuando la cantante supo que Dylan volv¨ªa a los escenarios, compuso Winds of the old days. Era un recuerdo de los sesenta, cuando estuvieron liados, y es una confesi¨®n del deseo de rencontrarlo. En junio la canta en el Greek Theater de Berkeley. Pero ?cu¨¢ndo llama Dylan desde el Midwest? ?llama ese verano del 74 cuando pasa unos d¨ªas en la casa de campo de su hermano, cerca del rio Crow, en el noroeste de Minneapolis? ?Por qu¨¦ vuelve a llamar?
Para leer la letra de una nueva canci¨®n. Mucho despu¨¦s Baez dijo que era Lily, Rosemary and the Jack of Hearts. Es raro. Es una virguer¨ªa de im¨¢genes que conecta con el imaginario del cabaret: la sucesi¨®n de escenas de esta historia de western mafioso tiene algo de storyboard de pel¨ªcula y, a partir de la letra, ya se han escrito dos guiones para llevarla a la pantalla. Cuando cuelgan, Baez empieza a madurar su mejor canci¨®n al recordar los a?os de relaci¨®n con Dylan y su dependencia de ¨¦l: ¡°Estoy condenada / aqu¨ª viene tu fantasma otra vez / pero eso no es raro / es solo que hay luna llena / y a ti se te ocurri¨® llamar¡±. Ser¨¢ la canci¨®n que abrir¨¢ Diamonds and rust. En el disco incluy¨® una versi¨®n de Simple twist of fate de Blood on the trucks y durante la gira Baez interpret¨® Lily, Rosemary and the Jack of Hearts, como atestigua el disco de un directo.
Lo m¨¢s probable es que Dylan leyese lo que ten¨ªa escrito en esas libretas que guardaba en los bolsillos. Estaba esa canci¨®n del cabaret, pero sobre todo canciones sobre el final del amor. Se han conservado tres libretas: el m¨ªtico cuaderno rojo en la Morgan Library, los dos del Bob Dylan Center de Tusla. La primera persona que los analiz¨® fue Anne Margaret Daniel, profesora de literatura en la New School University de Nueva York y una de las principales estudiosas de la obra de Dylan. Hay t¨ªtulos alternativos, versos que desaparecen, referencias culturales¡ Escribe, cambia, garabatea, pule. Hay canciones que nunca dejar¨¢n de modificarse.
En agosto firm¨® el contrato por el nuevo disco. Volv¨ªa a Columbia, la casa madre. Grab¨® en Nueva York al cabo de un mes, en el estudio de sus a?os de gloria, y producir¨ªa Phil Ramone, leyenda viva que se encarg¨® de reclutar a los m¨²sicos de estudio. Las sesiones fueron del lunes 16 al jueves 19. Grab¨® y regrab¨® en ac¨²stico. Lo sabemos todo porque todo puede escucharse en la edici¨®n de lujo, de 2018, de More Blood, More Tracks ¨C The Bootleg Series. El ayudante del estudio Glenn Berger recuerda otra llamada de Dylan cuando ya hab¨ªan montado todo el disco. Al otro lado del tel¨¦fono estaba Ramone. ¡°Bob, es incre¨ªble. Probablemente tu mejor ¨¢lbum. No te preocupes. Es genial¡±. Pero si Dylan ten¨ªa dudas, en Navidad su herman¨® las aument¨®.
A finales de 1974 escucharon la versi¨®n promocional disco que la compa?¨ªa hab¨ªa empezado a distribuir a los periodistas. Algo fallaba. M¨¢s pop. Decidieron regrabar algunas de las canciones en un estudio de Minnesota con un grupo improvisado. Fueron dos sesiones, el 27 y el 30 de septiembre, con m¨²sicos locales que nunca lo olvidar¨ªan (aunque su nombre no apareci¨® en los cr¨¦ditos: desde hac¨ªa semanas la cubierta del disco ya estaba impresa). Es significativo que la primera canci¨®n regrabada fuera la rabiosa ¡°Idiot wind¡±: 4 tomas que, con m¨¢s electricidad y piano de fondo, la alejaron de la moderada versi¨®n de Nueva York para transformarse en un vendaval de ira asqueada y rencorosa.
Blood on the trucks lleg¨® a las tiendas el 20 de enero de 1975. 5 canciones pertenec¨ªan a las sesiones de Minnesota, 5 a las de Nueva York. Esos d¨ªas Baez grababa Diamonds and rust.
3. El trovador no puede volver a casa
El disco fue un ¨¦xito, aunque esta vez tampoco habr¨ªa gira de presentaci¨®n. Pocos meses despu¨¦s de su publicaci¨®n, en Nueva York, Bob Dylan hizo algo que hac¨ªa a?os que no hac¨ªa. Dio una entrevista radiof¨®nica. Seguramente lo acept¨® porque la conductora del programa era una vieja amiga: Mary Travers del grupo folk Peter, Paul and Mary. Al final de la conversaci¨®n ella le dijo que hab¨ªa disfrutado el disco. ?l, con voz resacosa y cavernosa, reconoci¨® cierto desconcierto porque el p¨²blico estaba disfrutando de un disco que era sobre el dolor. Es el dolor de la p¨¦rdida. Una obsesi¨®n sobre el vac¨ªo que queda en el coraz¨®n cuando te extraes de all¨ª el amor con un sacacorchos. ?C¨®mo te sientes?
Una de las canciones sobre las que Dylan m¨¢s dud¨® durante todo el proceso de elaboraci¨®n del disco fue ¡°Tangled up in blue¡±. Como se ve en las libretas pens¨® t¨ªtulos alternativos. En un verso descartado hab¨ªa una referencia a John Coltrane o tambi¨¦n la direcci¨®n de un piso donde hab¨ªan vivido en el Nueva York de los sesenta. El poeta italiano del que habla sin decir su nombre deber¨ªa ser Petrarca, aunque Dylan ha jugado al despista al decir que tal vez estuviera pensando en Plutarco. En ese blue del t¨ªtulo y que remata cada estrofa se ha querido escuchar resonancias de otra perla pop que es el Blue de Joni Mitchell. Seg¨²n consta en su p¨¢gina web, la ha tocado en directo 1685 veces.
La primera vez en la gira Rolling Thunder Tour en la que cantaba con la cara de blanco para poder decir la verdad. Desde entonces ha introduce algunas modificaciones. Pero la m¨¢s significativa es la que se produjo entre las sesiones de Nueva York y Minnesota. Cuando el sujeto del segundo verso pas¨® de ser ¡°¨¦l¡± a ser ¡°yo¡±: ¡°yo estaba tumbado en la cama¡±.
Esa variaci¨®n de persona verbal es la que otorg¨® autenticidad al disco: el dolor era suyo, desdoblado en mil m¨¢scaras, pero en las del Dylan renacido para ser un trovador que nunca podr¨ªa volver a casa porque all¨ª ya no rencontrar¨ªa el amor. Esa conciencia es muy clara en la emocionante sencillez l¨ªrica de You¡¯re gonna make me lonesome when you go. Pr¨¢cticamente adquiere una dimensi¨®n m¨ªtica en Shelter from the storm. Aqu¨ª est¨¢ muy clara la fusi¨®n de tiempos que aprendi¨® como una filosof¨ªa de vida en las clases de Raeben. Est¨¢ la vida ca¨®tica antes de ella, est¨¢ la salvaci¨®n con su llegada (¡°me quit¨® la corona de espinas¡±) y finalmente est¨¢ la soledad dolorida que solo puede expresar con unas im¨¢genes que lo presentan como un sacrificado.
All¨ª donde m¨¢s conmociona quiz¨¢ sea en Simple twist of fate. El trovador mira desde fuera a una pareja. Primero est¨¢n juntos en un parque, despu¨¦s llegan a un hotel. Ella se va, ¨¦l se despierta solo. Un vuelco del destino podr¨ªa haberlo cambiado todo, pero no. El hombre empieza a buscar por los muelles. ¡°Quiz¨¢ ella lo vuelva a esperar¡±. Y de repente, en la ¨²ltima estrofa, todo cambia porque ¨¦l deja de serlo para ser yo. ¡°Ella naci¨® en primavera, yo demasiado tarde¡±. ?C¨®mo te sientes cuando lo sabes?
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