Serrat elige sus versos favoritos de Benedetti
'Babelia' adelanta en exclusiva el pr¨®logo de 'Mario Benedetti, antolog¨ªa po¨¦tica', en la que el cantante selecciona los poemas que representan "todos los Benedettis que Mario cargaba en su mochila"
A mi gusto.
Una antolog¨ªa de la poes¨ªa de Mario Benedetti
Los poemas seleccionados para esta antolog¨ªa lo han sido por razones exclusivamente personales y subjetivas, con la idea de mostrar un panorama global de la obra de Mario Benedetti al dictado exclusivo de mi gusto.
Lo m¨¢s probable es que el lector versado en el poeta eche de menos poemas a su entender fundamentales y se encuentre con otros que a su modo ver son perfectamente prescindibles. Yo tambi¨¦n lamento haber dejado algunos en el tintero, pero las dimensiones del volumen dictan su rigor.
No es f¨¢cil escoger lo m¨¢s representativo entre la extensa obra de uno de los poetas m¨¢s le¨ªdos en castellano, pero conf¨ªo en que aqu¨ª est¨¦n representados todos los Benedettis que Mario cargaba en su mochila ¡ªel oficinista rutinario, el montevideano de clase media, el periodista comprometido, el viajero curioso, el militante de la patria dom¨¦stica, el exiliado y el desexiliado, y tambi¨¦n el intelectual parcial, el luchador pol¨ªtico y, por supuesto, el poeta minucioso y trabajador que nunca dej¨® de ser¡ª, con la esperanza de que esta selecci¨®n pueda resultarle tan ¨²til al lector familiarizado con el mundo literario del poeta uruguayo como a aquel que llegue por primera vez a sus versos.
Sigue esta antolog¨ªa un orden cronol¨®gico, lo cual, en el caso de Benedetti, alguien en quien la vida y la obra po¨¦tica caminaban al mismo paso, parecer¨ªa el m¨¦todo m¨¢s seguro y natural.
Internarse en su poes¨ªa equivale a seguirle los pasos a la peripecia humana de su autor y, por supuesto, a las circunstancias pol¨ªticas y sociales que la fundamentan [...]. Buena parte de la biograf¨ªa de Benedetti se encuentra tenaz y correlativamente replanteada en su poes¨ªa, tal vez como un procedimiento para conocerse mejor y para conocer tambi¨¦n mejor a los dem¨¢s.
Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald (pr¨®logo a Antolog¨ªa po¨¦tica, Madrid, Alianza, 1984)
Mario Benedetti fue, junto a Idea Vilari?o, Juan Carlos Onetti e Ida Vitale, entre otros, uno de los exponentes m¨¢s destacados de la llamada ?generaci¨®n cr¨ªtica uruguaya?. Hijo de inmigrantes de origen italiano, naci¨® el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, Uruguay, poblaci¨®n que debe su nombre y su origen a ser paso obligado por el que carretas y ganado vadeaban el r¨ªo Negro de una a otra ribera.
mi padre se llamaba Brenno Mario Edmundo Renato
Nazareno Rafael Armando
y a m¨ª me llamaron Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno
pero cuando ocho a?os despu¨¦s naci¨® mi hermano ya
hab¨ªa crisis de nombres y s¨®lo le llamaron Adolfo Ra¨²l
(?Agenda?, Adioses y bienvenidas)
A los dos a?os, la familia se traslad¨® a Tacuaremb¨® y de ah¨ª, cuando Mario ten¨ªa s¨®lo cuatro, se instalaron en una Montevideo apacible, provinciana y dom¨¦stica que cobij¨® su infancia y que ser¨¢ el escenario de su vida y su literatura:
en el Deutsche Schule aprend¨ª alem¨¢n
y a recibir derbe Ohrfeige (tr. bofetones) a la menor
rrtum (tr. equivocaci¨®n)
cuando me ordenaron saludar a lo nazi
el viejo me sac¨® de una oreja
sin que yo asumiera mi terrible culpa [...]
despu¨¦s fui contable / vendedor de repuestos / corredor
de libros / cajero / sobre todo taqu¨ªgrafo una profesi¨®n
entonces cotizada porque a¨²n no hab¨ªan nacido las
grabadoras
(?Agenda?, Adioses y bienvenidas)
Viaja a Argentina, donde reside entre 1939 y 1941, para trabajar como taqu¨ªgrafo para una editorial. Es entonces cuando, leyendo a Baldomero Fern¨¢ndez Moreno, descubre su vocaci¨®n de poeta.
En 1945 inicia el largo y dif¨ªcil camino literario tras integrarse en el equipo de redacci¨®n del semanario Marcha, en Montevideo, donde se convirti¨® en periodista junto al maestro Carlos Quijano. Al a?o siguiente se casa con Luz L¨®pez Alegre, a la que conoc¨ªa desde la ni?ez y que ser¨ªa para siempre su compa?era y la due?a de todos sus poemas de amor.
Tard¨¦ seis a?os en dec¨ªrselo y ella un minuto y medio en aceptarlo [...]. Casarse con alguien que lleva una luz y la alegr¨ªa en su nombre parece una buena inversi¨®n.
En su obra, siempre llena de compromiso social, no falta nunca la imprescindible presencia del amor, el tema m¨¢s universal de la poes¨ªa; b¨¢lsamo o veneno, el amor, siempre un apogeo de las relaciones humanas.
Usted y yo sabemos
que en el fondo
el amor
el amor
es una cosa seria.
(?Interview?, Poemas de hoyporhoy)
Generaci¨®n tras generaci¨®n, los enamorados colocaron en sus labios algunos de los versos aprendidos del poeta y los grabaron junto a sus nombres en las cortezas de los ¨¢rboles de todos los parques. Las muchachas llenaron cuadernos con poemas de Benedetti y, desde el pared¨®n de la f¨¢brica, replicaba aquel que aprendimos hu¨¦rfanos o en pareja y que a¨²n hoy repetimos como una letan¨ªa. Esencias de un perfume que al sentirlo de nuevo nos devuelve el tiempo en que, felices o no, fuimos presente; versos que son s¨®lo nuestros, que se hilvanan en la entretela del alma y que uno acaba amando como se ama a s¨ª mismo.
quiero morir de siesta
muslo a tu muslo
boca a tu boca
para saber qui¨¦n sos
(?Ay del sue?o?, Geograf¨ªas)
Pero al tiempo que el amor, a lo largo de toda su vida, por razones literarias o personales, la nostalgia y el exilio estar¨¢n presentes en la obra de Benedetti. A veces la nostalgia provocar¨¢ el exilio, y otras ser¨¢ el exilio el que avive la nostalgia.
La nostalgia que provoca el exilio
En sus dos primeros libros de poemas, S¨®lo mientras tanto y Poemas de la oficina, la nostalgia de una Montevideo cercana y a la vez remota y perdida ser¨¢ la que provoque el exilio interior del poeta a consecuencia de un personal desencuentro con un tiempo y una sociedad provinciana que le resultan mediocres y poco estimulantes.
Si pudiera elegir mi paisaje
de cosas memorables, mi paisaje
de oto?o desolado,
elegir¨ªa, robar¨ªa esta calle
que es anterior a m¨ª y a todos.
(?Elegir mi paisaje?, S¨®lo mientras tanto)
Con Benedetti llega al R¨ªo de la Plata el prosa¨ªsmo o realismo cr¨ªtico, es decir, el acercamiento del habla coloquial y de la vida diaria a la escritura, la deliberada aproximaci¨®n a la prosa, la construcci¨®n de una ¨¦pica de lo cotidiano.
Era un escritor que rehu¨ªa los ?grandes temas? y se acercaba a la gente com¨²n y corriente con delicadeza y ternura, a los oficinistas, los taqu¨ªgrafos, los empleados del mont¨®n, las familias sin historia [...] con una prosa y unos versos sencillos, claros, directos, impecables. Era una voz nueva y sorprendente, sobre todo en la literatura de la ¨¦poca, porque rehu¨ªa el relumbr¨®n y el aspaviento y transmit¨ªa sinceridad y limpieza moral.
Mario Vargas Llosa (?Mario Benedetti: cien a?os?, El Pa¨ªs, 2019)
Poco a poco, los est¨ªmulos de la realidad empujan a Benedetti a una poes¨ªa en la que lo pol¨ªtico y lo social se hacen m¨¢s visibles y, como otros muchos intelectuales latinoamericanos, participa simult¨¢neamente de la pr¨¢ctica pol¨ªtica y del ejercicio de la literatura. La nostalgia montevideana del pasado ser¨¢ sustituida por la nostalgia de un futuro posible, fundamentada en un hecho hist¨®rico que result¨® crucial para Latinoam¨¦rica: la revoluci¨®n cubana. En esta sementera crecer¨¢ en adelante su poemario.
Hasta la eclosi¨®n de la Revoluci¨®n en Cuba yo no era un tipo preocupado por lo que suced¨ªa en Am¨¦rica Latina y estaba absolutamente alienado a los problemas culturales europeos.
La visi¨®n del poeta ser¨¢ cada vez m¨¢s din¨¢mica y participativa. Se hace cargo no s¨®lo de sus conflictos personales, sino tambi¨¦n de aquellos que surgen en la sociedad y el mundo que le han tocado en suerte. Desde sus constantes estancias en el extranjero, ver¨¢ el Uruguay con nostalgia, lo que confirma el amor que siente por su patria, de la que, parad¨®jicamente, a cada regreso sentir¨¢ la irresistible necesidad de escapar.
Mir¨¦
admir¨¦
trat¨¦ de comprender
creo que en buena parte he comprendido
y es estupendo
todo es estupendo
s¨®lo all¨¢ lejos puede uno saberlo
[...]
Pero ahora no me quedan m¨¢s excusas
porque se vuelve aqu¨ª siempre
se vuelve.
(?Noci¨®n de patria?, Noci¨®n de patria)
Llegaron a?os muy dif¨ªciles para Am¨¦rica Latina. Tiempos de duros enfrentamientos y de brutal represi¨®n, presagio del horror que traer¨ªan las dictaduras que estaban por venir. El cuestionamiento del orden establecido hace que su poes¨ªa, como ocurre con otros escritos suyos m¨¢s directos y pol¨¦micos, se torne ?sospechosa?.
El poeta participa activamente en pol¨ªtica hasta que el 27 de junio de 1973 Juan Mar¨ªa Bordaberry instaura en el pa¨ªs una dictadura c¨ªvico-militar que proh¨ªbe los partidos pol¨ªticos, ilegaliza los sindicatos y censura la prensa.
Se persigue y encarcela a los opositores al r¨¦gimen.
Benedetti renuncia a su cargo en la Universidad y abandona Uruguay.
El exilio que provoca la nostalgia
Comienza un largo exilio de doce a?os que llevar¨¢ a Benedetti a Buenos Aires, ciudad que tambi¨¦n se ve obligado a abandonar tras ser amenazado de muerte por la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), para viajar luego a Per¨², de donde no tarda en ser deportado de nuevo a Buenos Aires.
El escritor que vive desgajado de su suelo y de su cielo, de sus cosas y de su gente no es alguien que aborda el exilio como un tema m¨¢s, sino un exiliado que, adem¨¢s, escribe.
(?Dicen que la avenida est¨¢ sin ¨¢rboles?, El Pa¨ªs, 1982)
Ha llegado ahora el tiempo en el que el exilio provoca la nostalgia. El exilio que va a ser la tem¨¢tica fundamental de su poes¨ªa. El exilio que supone una mutilaci¨®n no s¨®lo para el desterrado sino tambi¨¦n para el pa¨ªs que le ve partir.
Creo que mi ciudad ya no tiene consuelo
entre otras cosas porque me ha perdido
(?Ciudad en que no existo?, La casa y el ladrillo)
Benedetti regresa a Cuba ahora como exiliado, y se reincorpora al Consejo de Direcci¨®n de Casa de las Am¨¦ricas hasta que en 1980 decide instalarse en Palma de Mallorca, porque, seg¨²n ¨¦l mismo dijo, la isla era uno de los lugares m¨¢s baratos de Espa?a.
Mientras, este mismo a?o, al otro lado del mar, el Gobierno c¨ªvico-militar uruguayo convoca un plebiscito con el objetivo de crear una nueva Constituci¨®n que legitime el r¨¦gimen, pero la propuesta fue rechazada por la poblaci¨®n con casi un cincuenta y siete por ciento de los votos v¨¢lidos en contra, lo que, a la postre, desencaden¨® el proceso de apertura democr¨¢tica.
Por razones obvias
no fue
exactamente
una toma de conciencia
colectiva sino apenas la suma
de seiscientas mil
tomas de conciencia individuales
(?Tr¨ªptico del plebiscito?, Viento del exilio)
A pesar de ello, durante los tres a?os siguientes, Mallorca seguir¨¢ siendo su residencia hasta que, en 1983, a causa del asma, decide trasladarse a Madrid.
Contin¨²a fundando patrias interinas. Buenos Aires, Lima, La Habana y por ¨²ltimo Madrid marcan su huella en ¨¦l, sumando exilios y nostalgias propios y ajenos, pues s¨®lo en los dem¨¢s se reconoce uno mismo.
Pa¨ªs lejos de m¨ª / que est¨¢ a mi lado
pa¨ªs no m¨ªo que ahora es mi contorno
[...]
acaso el tiempo ense?e
que ni esos muchos ni yo mismo somos
extranjeros rec¨ªprocos extra?os
y que la grave extranjer¨ªa es algo
curable o por lo menos llevadero
acaso el tiempo ense?e
que somos habitantes
de una comarca extra?a
donde ya nadie quiere
decir pa¨ªs
no m¨ªo
(?Comarca extra?a?, Geograf¨ªas)
Fue en Madrid, en su piso del barrio de Prosperidad, donde nos conocimos, y donde acordamos hacer un disco a cuatro manos. Canci¨®n a canci¨®n, a caballo entre Madrid y Barcelona, lo fuimos preparando con poemas elegidos de mutuo acuerdo que Mario corrigi¨® y adapt¨® a rimas y ritmos m¨¢s tradicionales para ser cantados. Eran versos publicados con anterioridad, a excepci¨®n de la canci¨®n que le da t¨ªtulo al disco El sur tambi¨¦n existe, escrita especialmente para la ocasi¨®n.
No toda la poes¨ªa vale para ser cantada ni todos los poetas sirven para escribir canciones, de la misma manera que detr¨¢s de un buen autor de canciones no hay necesariamente un buen poeta. Pero en el caso de Mario Benedetti, letrista de canciones por derecho y al tiempo buen poeta, entre poes¨ªa y canci¨®n no media una frontera clara.
Circulan m¨¢s de doscientas versiones de canciones registradas con letra de Benedetti. Somos muchos los que, con mayor o menor fortuna, nos hemos atrevido a ponerle m¨²sica y a cantar sus versos, unos por libre y otros con la complicidad del autor. A Mario le gustaba escuchar sus versos convertidos en canci¨®n porque apreciaba su importancia divulgadora y el valor de la m¨²sica como soporte de la idea. En las canciones est¨¢ presente todo su argumentario vital. Todo aquello que define su obra po¨¦tica.
Entretanto, Benedetti sigue escribiendo. Sabe que la vuelta se acerca y su poemario se construye ahora como un tr¨¢nsito entre el all¨¢ y el aqu¨ª, un itinerario que da cuenta de su estar en ninguna parte.
El desexilio
Desexilio es un t¨¦rmino que acu?¨® el propio Benedetti para referirse a su vuelta al Uruguay; un regreso que plantea la confrontaci¨®n de lo imaginado con la realidad, el dilema entre irse y quedarse.
El desexilio ser¨¢ un problema casi tan arduo como en su momento lo fue el exilio, y hasta puede que m¨¢s complejo. [...] Se emigraba por varias razones, pero, sobre todo, para evitar la prisi¨®n y la tortura y, en definitiva, para salvar la vida. [...] El desexilio pasar¨¢ a ser una decisi¨®n individual. [...]. Unos volver¨¢n y otros no, y cada uno tendr¨¢ sus razones, pero ?hasta qu¨¦ punto los que se quedaron o pudieron quedarse van a comprender el exilio cuando sepan todos sus datos? [...] ?Y hasta qu¨¦ punto los que regresen comprender¨¢n ese pa¨ªs distinto que van a encontrar?
(El Pa¨ªs, 1983)
Con la restauraci¨®n de la democracia en 1985, Benedetti regresa a Uruguay. A partir de ese momento su vida transcurrir¨¢ entre Montevideo y Madrid.
En el exilio se trataba de mantener viva la memoria; en cambio ahora, en el desexilio, el poeta se enfrenta a sus propios recuerdos. En el exilio hab¨ªa habitado un territorio donde lo posible era real, y constru¨ªa, a trav¨¦s del relato, un futuro m¨¢s justo, m¨¢s humano y solidario. Pero con la llegada del fin de siglo, se produce el descr¨¦dito social de los valores humanistas y los sue?os son empujados hacia un paraje donde no cabe la esperanza ni la revoluci¨®n. S¨®lo hay desencanto y la curiosa nostalgia del exilio en plena patria.
M¨¢s de una vez me siento expulsado y con ganas
de volver al exilio que me expulsa
y entonces me parece que ya no pertenezco
a ning¨²n sitio
a nadie
?ser¨¢ un indicio de que nunca m¨¢s podr¨¦ no ser un exiliado?
(?Pero vengo?, Las soledades de Babel)
El regreso marca tambi¨¦n la vuelta a sus or¨ªgenes po¨¦ticos. Y ahora, como entonces, ser¨¢ la nostalgia la que provoque el exilio. A partir de aqu¨ª, Benedetti resume buena parte de sus preocupaciones existenciales y est¨¦ticas en una suerte de demanda contra el olvido.
todo se hunde en la niebla del olvido
pero cuando la niebla se despeja
el olvido est¨¢ lleno de memoria
(?Ah las primicias?, El olvido est¨¢ lleno de memoria)
Cuando se fueron de Madrid, en 2003, ya Luz no escuchaba el tel¨¦fono, no sab¨ªa qu¨¦ hacer con los recados. ?l la cuidaba con una delicadeza incendiada por el aturdimiento. Esa ma?ana del regreso definitivo a Uruguay ella se dej¨® las llaves dentro de la casa. Era la met¨¢fora de la despedida. Despu¨¦s de tantos viajes de ida y vuelta, tras el exilio y el desexilio, ya iba a ser Montevideo, de donde parti¨® huyendo, el amparo final, el salto a la esperanza y al vac¨ªo. Y las llaves se quedaron en Madrid, ya no habr¨ªa vuelta.
Juan Cruz (??rase una vez Mario Benedetti?, El Pa¨ªs, 2019)
Si en el crep¨²sculo
el sol era memoria
ya no me acuerdo
(Rinc¨®n de haikus)
El 17 de mayo de 2009, tras meses de desvar¨ªo, triste y solitario, el poeta del amor y del exilio muere a causa del asma, esa vieja enemiga que le hab¨ªa acompa?ado a lo largo de la vida y que le hac¨ªa odiar los frutos secos tanto como odiaba el pescado por las espinas que esconde. Se iba el poeta comprometido con su tiempo y con el mundo, siempre contempor¨¢neo de su pueblo, el escritor que supo como pocos aunar en su obra la vida misma de su pa¨ªs y su problem¨¢tica personal.
Benedetti fue un hombre extremadamente t¨ªmido que se lamentaba de la mala educaci¨®n con que lo hab¨ªa tratado la vida. Era como un ni?o en busca de amparo, desconfiado de un pasado que lo hab¨ªa convertido en una especie de exiliado permanente, pero que sobrellevaba el pesimismo y el desencanto con grandes dosis de tenacidad y humor.
un pesimista
es s¨®lo un optimista
bien informado
(Rinc¨®n de haikus)
Mario Benedetti ha sido uno de los escritores m¨¢s fecundos y populares de Am¨¦rica Latina. Un hombre de aspecto fr¨¢gil y sencillo, de gesto y voz mesurada, que acerc¨® a la gente su palabra despojada de solemnidad. Escribi¨®, a contramano de las modas imperantes y de la cr¨ªtica, historias que son las peripecias del hombre medio. Visit¨® todos los g¨¦neros literarios: la novela, el relato, el teatro, pero fue la poes¨ªa su g¨¦nero predilecto, el que marc¨® m¨¢s intensamente su vocaci¨®n y el m¨¢s abundante y popular de su obra. Probablemente Benedetti sea el poeta m¨¢s le¨ªdo en nuestro idioma y, con toda seguridad, el m¨¢s cantado.
Joan Manuel Serrat
'Mario Benedetti. Antolog¨ªa po¨¦tica'
Autor: Mario Bendetti. Selecci¨®n y pr¨®logo Joan Manuel Serrat.
Editorial: Alfaguara
Formato: Tapa blando o bolsillo
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