Servidumbre voluntaria
Sara Mesa exhibe un estilo cada vez m¨¢s depurado y alcanza una contundencia in¨¦dita en su nueva novela
En su Discurso sobre la servidumbre voluntaria, escrito en 1548, ?tienne de La Bo¨¦tie estudiaba las claves por las que los tiranos se sosten¨ªan en el poder: no tanto por su fuerza como por la complacencia de sus s¨²bditos; incluso, por un peculiar deseo de esclavitud. La nueva novela de Sara Mesa (Madrid, 1976) incide en estas claves desplaz¨¢ndolas a un territorio ¨ªntimo: los pasos que debe dar una persona com¨²n para convertirse, voluntariamente, en siervo y v¨ªctima propiciatoria.
Nat es una traductora joven y precaria. Se muda a una peque?a localidad rural: un ficticio pueblo del sur con el nombre de La Escapa. Tanto los top¨®nimos como los nombres de los personajes evidencian la tensi¨®n entre lo preciso, lo posible y un leve aire de extranjer¨ªa: Piter, el hippy del pueblo; Andreas, el alem¨¢n. ¡°Aqu¨ª no ha nacido nadie¡±, dice Roberta, ¨²nico personaje que, por edad, podr¨ªa recordar un origen, pero cuya demencia se lo impide. Porque estos personajes solitarios y desarraigados en medio de un lugar sin gracia viven las tensiones de lo que debe fundarse de nuevo a cada instante: una comunidad.
Nat se ver¨¢ azarosamente unida a Andreas, a ratos agricultor, a ratos chapuzas. La propia mediocridad impasible del personaje es para Nat un elemento de fascinaci¨®n. Y tambi¨¦n lo mec¨¢nico de su relaci¨®n ¡°contractual¡±, que no detallo por no desvelar la tensi¨®n de la novela. Es el ¡°amor¡± del t¨ªtulo, ir¨®nico en apenas un sentido: una pasi¨®n por lo carente de atractivo, incluso algo idiota, es el punto de partida de un potente an¨¢lisis de las proyecciones del romanticismo emocional.
Sus lectores ya conocen la habilidad de Sara Mesa para transitar zonas ambiguas de la construcci¨®n de la moral, pero me atrever¨ªa a decir que en Un amor alcanza una contundencia in¨¦?dita. Todo encaja: la pericia del marco elegido, las sutiles relaciones de los personajes. Y, por supuesto, un estilo que va depur¨¢ndose y logra una temperatura (una frialdad) que es un puro gozo para el lector, a pesar de la constante inquietud de la trama.
A falta de sentido o reciprocidad en el objeto de su pasi¨®n, Nat se convierte en una ¡°v¨ªctima propiciatoria¡±. ¡°Necesita rendirse¡±. No conoce bien sus motivos, razones o actos y, por lo tanto, no cree merecer su libertad. En ella encontrar un lugar es encontrar su castigo: la cesi¨®n de una responsabilidad individual. De hecho, el personaje parte de una conciencia culpable precisamente como consecuencia de un acto gratuito, libre e inconsciente que ha marcado su vida: robar en la oficina donde trabajaba.
Pero nada es tan sencillo como una explicaci¨®n psicol¨®gica, y ah¨ª radica la potencia anal¨ªtica e imaginativa de Mesa: en sus relaciones con los personajes de la novela Nat siente una macabra empat¨ªa por los maltratadores, nunca entendidos como ¡°malvados¡±, sino, en un giro interpretativo, como humanos m¨¢s vulnerables que ella. En cierto sentido, si ella ha aceptado la humillaci¨®n es porque se considera m¨¢s fuerte. Adem¨¢s, y esto es fundamental para sugerir el logro que supone Un amor, Mesa no s¨®lo explora la oscura y desviada voluntad de una v¨ªctima individual, su confianza en un equilibrio restaurador, sino que lleva estas implicaciones a un plano pol¨ªtico: la fundaci¨®n de lo social.
El modelo narrativo de Un amor es Coetzee: por el marco impreciso, por la extenuaci¨®n a la que lleva al personaje de Nat, por la exactitud del estilo y por la corrosi¨®n de conceptos morales. No es una deuda que limite a Sara Mesa como escritora, sino la emulaci¨®n de una exigencia narrativa alt¨ªsima. Y Un amor es una novela exigente y exacta.
'Un amor'
Autora: Sara Mesa.
Editorial: Anagrama, 2020.
Formato: Tapa blanda o bolsillo. 192 p¨¢ginas.
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