Annie Ernaux conjura el dolor con las palabras
En 'Una mujer', la escritora describe c¨®mo la fuerza y la luz de su madre se demacran poco a poco con la demencia en un relato biogr¨¢fico y de reflexi¨®n
Concluye Ernaux: ¡°Esto no es una biograf¨ªa, ni una novela, naturalmente, quiz¨¢ algo entre la literatura, la sociolog¨ªa y la historia¡±. Este resumen coincide con el desencadenante del libro: ¡°Mi proyecto es de naturaleza literaria, puesto que se trata de encontrar una verdad sobre mi madre que solo puede alcanzarse mediante palabras¡±. La caracter¨ªstica principal de los textos de esta brillante escritora radica en que, con una violencia expresiva casi imperceptible, natural, nos fuerza a trascender el estilo para expulsarnos hacia la realidad y hacernos pensar en la vida. La depuraci¨®n y la sabidur¨ªa en cada una de sus elecciones estil¨ªsticas aprieta en el foco exacto de un dolor, ¨ªntimo y personal, que, sin embargo, es com¨²n: hablar de la degradaci¨®n de la madre es hablar de la proximidad de nuestra propia degradaci¨®n. Ernaux propina golpes llenos de sentido, se concentra productivamente en una foto, en lo externo, lo contextual: all¨ª subyace la prospecci¨®n psicol¨®gica. Las frases, pronunciadas por la madre, repetidas, tienen en su vulgaridad una potencia epif¨¢nica. La escritora describe c¨®mo la fuerza y la luz de una mujer se van demacrando con la demencia y, en ese relato que intercala biograf¨ªa y reflexi¨®n sobre el proceso de escritura, textos y vida se solapan, se reconcentran, reaparecen, trazan c¨ªrculos¡ Ernaux evoca una frase en una carta de la madre que ser¨¢ el embri¨®n de otro libro sobrecogedor: ¡°Querida Paulette, no he salido de mi noche¡¡±.
En la limpieza dif¨ªcil de cada p¨¢gina habita una verdad y la convicci¨®n de que con las palabras se puede conjurar el dolor, porque Una mujer es un libro de duelo: ¡°Escribo sobre mi madre para, a mi vez, traerla al mundo¡±. La escritora lo hace desde la conciencia pol¨ªtica de que el duelo, la desesperaci¨®n, el libro que tenemos entre las manos, son un lujo. ¡°?Hay que mantener el estatus!¡±, exclama la madre comerciante, la madre contradicci¨®n, la madre-poliedro que, cuando se siente demasiado observada, reta: ¡°?Quieres mi retrato?¡±. Ernaux aprende de su madre que apariencia f¨ªsica y cultura son patrimonios imprescindibles para el desclasamiento. Las apariencias no enga?an. Son lo mismo que la libresca vida interior. Cuando la hija supera la brecha de clase gracias al esfuerzo de esa madre, campesina y obrera, que asciende socialmente regentando una tienda de comestibles, la luchadora experimenta la dolorosa contradicci¨®n de haber cumplido un deseo que la excluye. Durante la adolescencia, la escritora constata la repugnancia y el miedo materno ante la transformaci¨®n f¨ªsica de Annie. El peligro de la sexualidad femenina. Distancia. Pelea. Reencuentro en la vulnerabilidad de la progenitora demenciada. Ernaux escribe para superar el dolor de la muerte: se acaban ciertas exigencias y, despu¨¦s, llega una culpa que la escritora nunca aborda en t¨¦rminos religiosos. El esp¨ªritu en Ernaux son unas manos que trabajan y esa es su concepci¨®n de una escritura anclada en el g¨¦nero y la clase. La admiraci¨®n se expresa sin apolog¨ªa y el amor se revela en la b¨²squeda matizada de la verdad. Ernaux sabe que no volver¨¢ a escuchar la voz de su madre y escribe confiando no en el poder paliativo, sino re-creativo de la literatura: no se comporta como una diosa creadora, sino entendiendo el lenguaje como papilla biol¨®gica de la que surge la vida. La narraci¨®n de la muerte es externa, pautada, mec¨¢nica. Solemos vivirla as¨ª. Despu¨¦s llega lo peor y hay quien se salva un poco porque posee el capital de la escritura. Ernaux lo sabe bien. Lo aprendi¨® de su madre: la escritura es un capital que nos une, pero tambi¨¦n nos separa.
'Una mujer'
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.