Sublevados forzosos
Francisco J. Leira firma un excelente libro sobre la diversa composici¨®n del ej¨¦rcito de Franco
Uno de los contados errores de este libro es su referencia al general Domingo Batet, fusilado en enero de 1937 por su lealtad a la Rep¨²blica. No fue ¨¦l quien reprimi¨® la insurrecci¨®n obrera de Asturias en 1934, aunque s¨ª se opuso con ¨¦xito a la catalana de octubre. Las palabras dirigidas por Batet a los soldados que estaban a punto de fusilarle pod¨ªan servir de pr¨®logo a la obra que comentamos: ¡°Como acto de disciplina, deb¨¦is disparar obedeciendo la voz de mando¡±. Entre los j¨®venes que formaban el pelot¨®n, habr¨ªa simpatizantes de organizaciones obreras o republicanos, franquistas convencidos y tambi¨¦n apol¨ªticos que se vieron metidos en el bando sublevado.
Es esa composici¨®n plural de los soldados en el Ej¨¦rcito alzado lo que ocupa el eje de la investigaci¨®n de Francisco J. Leira, receptora de una atenci¨®n internacional y del prestigioso Premio Miguel Artola. No se trata de una cr¨®nica ni de una rese?a basada en datos cuantitativos, aun cuando estos sean utilizados de encontrarse disponibles, sino de un an¨¢lisis de sociolog¨ªa hist¨®rica en el cual el autor se pregunta por las formas en que tuvo lugar la incorporaci¨®n de esos j¨®venes ciudadanos a una estructura militar que precisamente ven¨ªa a anular la ciudadan¨ªa, y a continuaci¨®n por los instrumentos empleados para garantizar la eficacia de esa integraci¨®n de acuerdo con una singular visi¨®n de la actuaci¨®n militar te?ida de totalitarismo. Pero donde la clave resid¨ªa en lo primero. De este modo, el relato se fragmenta con el prop¨®sito logrado de escapar a una visi¨®n enteriza, aunque siempre esos fragmentos, al completar la descripci¨®n de cada uno de ellos, resultan articulados en el marco de una interpretaci¨®n de conjunto. La atenci¨®n a este cuadro general nunca se desliza hacia la generalizaci¨®n. Valor reforzado por la permanente combinaci¨®n de an¨¢lisis de procesos y de m¨²ltiples testimonios individuales.
Sirvan de ejemplo, entre otros, el minucioso estudio de las redes de propaganda y vigilancia empleadas por el sistema militar franquista, donde no escapan a la indagaci¨®n ni La ametralladora ni el SIPM, o la desatenci¨®n de que fueron objeto los excombatientes, mirados en primer t¨¦rmino desde el punto de vista del control y de la represi¨®n. De ni?o pude comprobarlo ante las dificultades que surgieron cuando en mi casa intentaron colocar a un excombatiente de simple portero. Los ¡°caballeros mutilados¡± eran otra cosa: se les supon¨ªa la venganza en el alma, a diferencia de los primeros. El consenso alcanzado por la dictadura militar en la posguerra, explica Leira, m¨¢s que a inexistentes pol¨ªticas positivas, se debi¨® al cansancio, a la prolongada acci¨®n de control y vigilancia, a la dosis de miedo inyectada desde una interminable represi¨®n.
Un excelente libro, en suma. Dos observaciones: escrito en castellano, no es muy explicable sustituir Xix¨®n por Gij¨®n, y Uvieu por Oviedo. Y la cascada de elogios de destacados historiadores encontrar¨ªa un lugar m¨¢s adecuado en una hoja de presentaci¨®n anexa que dentro del libro. No crea una situaci¨®n c¨®moda para la cr¨ªtica. Hubiera venido bien, en cambio, incluir la resoluci¨®n del Premio Miguel Artola, con el jurado que se lo concedi¨® a este esclarecedor Soldados de Franco.
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