Regreso al pueblo de los veranos infantiles: las verdades que habitan la Espa?a vac¨ªa
El director Juan Palacios observa en 'Meseta' el d¨ªa a d¨ªa de los vecinos de sus abuelos, en una localidad zamorana donde cada oto?o el tiempo se ralentiza con la marcha de los turistas estivales
¡°El campesino siempre vive mirando al cielo¡±, es una frase que el director Juan Palacios (Eibar, 1986) le escucha decir a menudo a su abuelo. As¨ª es como rod¨® el documental Meseta, que intenta aportar ¡°una mirada menos paternalista¡± de la Espa?a vaciada. Se instal¨® con su c¨¢mara y sus lentes en el pueblo de Zamora en el que pas¨® los veranos de su infancia y vio la vida pasar. Lo hizo con parte de los 20.000 euros que su primer largometraje, Pedal¨®, obtuvo como parte del Premio Irizar al Cine Vasco en el Festival de cine de San Sebasti¨¢n de 2016. Adem¨¢s de seguir con ella a los abuelos que lo criaron en las temporadas estivales, la pel¨ªcula, que acaba de ganar el premio del jurado en el Festival Majordocs de Mallorca, registra las texturas del lugar a trav¨¦s de otros de sus habitantes.
Sin ser experto en despoblaci¨®n, Palacios, que ha vivido en ?msterdam (Pa¨ªses Bajos) y Copenhague (Dinamarca), s¨ª ha podido apreciar que las zonas rurales espa?olas est¨¢n especialmente aisladas, en comparaci¨®n con otros pa¨ªses de Europa.
¡°El pueblo de mis abuelos es un lugar en el que he tenido mucha conexi¨®n. Hasta hace poco, manten¨ªa ese recuerdo de los veranos infantiles, llenos de gente. Pero una de las veces que fui a visitarlos en oto?o, ya siendo adulto, me di cuenta de que esa imagen que ten¨ªa era una ilusi¨®n; que en invierno se convierte en un lugar vac¨ªo y olvidado. Y que la persona m¨¢s joven del pueblo ten¨ªa 16 a?os. Nadie hab¨ªa nacido all¨ª en todo ese tiempo¡±, recuerda el cineasta a trav¨¦s del tel¨¦fono.
Una vez comenzado el extra?o rodaje, el vasco acompa?aba a sus abuelos durante todo el d¨ªa, observaba sus movimientos y estudiaba c¨®mo articular sus realidades: ¡°Grabar, escribir y montar ocurr¨ªa casi a la vez¡±, explica. A partir de esas primeras miradas, empez¨® a tirar del hilo y a leer literatura sobre el asunto. Ha invertido los ¨²ltimos cuatro veranos de su vida en registrar ¡°de forma muy campestre¡± lo que ve¨ªa. Por ejemplo, a dos ni?as buscando sin ¨¦xito pok¨¦mons con su tel¨¦fono m¨®vil, a dos hermanos que en su d¨ªa formaron un d¨²o musical con cierta relevancia y mucha raza castellana y a un pastor de ovejas que sue?a con viajar al Titicaca.
Aunque el t¨¦rmino Espa?a vac¨ªa haya acaparado muchos discursos pol¨ªticos y titulares de prensa en los ¨²ltimos a?os, Palacios admite no haber percibido un gran cambio en estos cuatro veranos que ha pasado convirtiendo a esta parte de Zamora en el escenario y protagonista de su documental. ¡°Quiz¨¢ s¨ª se ha notado que hay menos gente y menos servicios e infraestructuras. O al menos es lo que la gente de all¨ª ha comentado en este tiempo¡±, asegura. ¡°Pero es cierto que la tentaci¨®n de romantizar el mundo rural es grande y tambi¨¦n resultaba dif¨ªcil evitar en la pel¨ªcula esa visi¨®n nost¨¢lgica sobre un tiempo pasado que no volver¨¢¡±.
Otra de las cuestiones que el director tambi¨¦n se plantea con Meseta es de qu¨¦ forma la poblaci¨®n regresar¨¢ a los pueblos, si es que eso llega a ocurrir: "Es curioso que sea Internet la herramienta que nos pueda ayudar a conectar de nuevo con la tierra y a recuperar la sabidur¨ªa del campo¡±.
De pasada, aparecen unas mascaradas tradicionales, como las que retrat¨® la fot¨®grafa Cristina Garc¨ªa Rodero en Espa?a oculta, libro publicado por la editorial Lunwerg en 1989 que consagr¨® la carrera de su autora. Pero la voluntad de Meseta es m¨¢s observacional que did¨¢ctica, as¨ª que la enorme tradici¨®n que encierran esas m¨¢scaras se queda en una pincelada cargada de significados. ¡°Cuanto m¨¢s rodaba, menos datos y m¨¢s sensaciones quer¨ªa incluir en la pel¨ªcula; y m¨¢s intentaba conectar a trav¨¦s de las im¨¢genes que de las palabras¡±, apunta Palacios.
Para su tercer largometraje documental, acompa?ar¨¢ esta vez a los pocos habitantes de uno de los islotes del mar de Frisia, cercano a las costas neerlandesa, danesa y alemana. ¡°Es un grupo de personas que vive de forma permanente con la amenaza de que una tormenta se lleve su isla por delante. Esa tormenta en el horizonte, m¨¢s bien especulativa porque nadie sabe si realmente llegar¨¢, conecta con la realidad de muchos espectadores actuales¡±, avanza el director. Ser¨¢ otra forma de analizar qu¨¦ supone estar suspendido en el tiempo.
Babelia
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