Maria Campbell: ¡°El armario de los ind¨ªgenas est¨¢ lleno de perdones¡±
La escritora y activista ind¨ªgena canadiense relata en 'Mestiza' c¨®mo sobrevivi¨® a la pobreza, el alcoholismo y a una violaci¨®n con 15 a?os
Maria Campbell, de sangre escocesa, francesa e ind¨ªgena, vivi¨® en los m¨¢rgenes en los que el sistema ha confinado a la comunidad mestiza en Canad¨¢ hasta que pudo traspasar esas barreras invisibles igual de firmes que las del cemento. La escritora, una de las activistas m¨¦tis (como se conoce a los mestizos canadienses) m¨¢s importantes de su pa¨ªs, cruz¨® el umbral despu¨¦s de sufrir la pobreza, la discriminaci¨®n, el alcoholismo, la drogadicci¨®n, el abuso y la violaci¨®n. Mestiza, sus memorias publicadas originalmente en 1973, se reeditan ¨ªntegras en Espa?a (Tr¨¢nsito) tras haber sufrido la censura y, pese a ello, haberse convertido en una obra esencial de la literatura ind¨ªgena. Es el relato, dice la autora, de ¡°una v¨ªctima de la colonizaci¨®n¡± que ahora es una superviviente dedicada a la lucha por los derechos de su pueblo.
A punto de cumplir 82 a?os, esta mujer de pelo rizado (ahora cano, en su juventud negro) y ojos azules, rememora al otro lado de la pantalla, en una conversaci¨®n por Zoom, c¨®mo acab¨® uno de los cap¨ªtulos m¨¢s dolorosos de su vida marcado con una gran X roja: la violaci¨®n que sufri¨® con 15 a?os. Lo hace sin perder el tono pausado y firme. Entonces no denunci¨®. Solo lo sab¨ªan su hermano y Cheechum, su bisabuela. Su padre se enter¨® justo antes de que Campbell tuviera la fuerza necesaria para contarlo en primera persona en Mestiza. La escritora le ley¨® el manuscrito y ¨¦l, pese al dolor, solo le dijo una frase: "Tienes que publicarlo". Las p¨¢ginas no llegaron a imprenta. ¡°No pude hacer nada¡±, dice, ¡°el libro era un best seller, y antes nadie hablaba de violaciones¡±. Mucho menos si los violadores eran dos polic¨ªas militares.
La nueva edici¨®n de Mestiza (publicada en catal¨¢n por Club Editor) incluye esa escena terrible. ¡°En realidad todo el libro es una violaci¨®n¡±, afirma, ¡°de la tierra, de los ni?os, la m¨ªa¡ Todo gira en torno a la violencia y el abuso¡±. El libro se convirti¨® en su manera de romper con el silencio y el miedo que durante d¨¦cadas han marcado el devenir de su comunidad e iniciar lo que Campbell denomina el proceso de descolonizaci¨®n en el que a¨²n est¨¢ inmersa.
¡°Hace 50 a?os, cuando lo escrib¨ª, no encontraba sitio en el que encajar: odiaba a mi comunidad y al mismo tiempo hab¨ªa cosas de mi gente que me encantaban¡±, explica. Campbell no era lo suficientemente blanca ni lo suficientemente ind¨ªgena. Esa sensaci¨®n de estar en tierra de nadie ¨Cliteralmente, el Gobierno canadiense arrebat¨® las tierras a los ind¨ªgenas y a¨²n litigan por recuperarlas¨C marc¨® los primeros 30 a?os de su vida.
Cuando era una ni?a ni siquiera sab¨ªa que exist¨ªa gente de ¡°sangre mezclada¡± como ella. No ten¨ªa televisi¨®n. No ten¨ªa tel¨¦fono. El aislamiento al que los mestizos e ind¨ªgenas estaban sometidos tuvo su m¨¢xima expresi¨®n en el colegio. Campbell, como otros cientos de miles de ni?os y ni?as de su etnia, tuvo que asistir a una escuela, las conocidas como residential schools, en la que se les impuso la cultura dominante canadiense para ¡°matar al indio en su interior¡±. Se trataba de instituciones promovidas por el Gobierno y gestionadas por la Iglesia que, en 2015, gracias al trabajo de la Comisi¨®n de la Verdad y la Reconciliaci¨®n, fueron responsabilizadas de contribuir al genocidio cultural de los pueblos ind¨ªgenas de Canad¨¢.
¡°Nos han quitado el lenguaje y es dif¨ªcil recuperarlo si no vives donde lo aprendiste¡±, explica la escritora. ¡°La tierra es nuestro lenguaje, nuestra manera de comportarnos. Nosotros no hablamos como los que viven cerca del oc¨¦ano. Nuestro paisaje nos moldea. De la tierra viene nuestro alimento. ?Por qu¨¦ no podemos tener nuestra tierra? ?Por qu¨¦ me tienen que imponer ser como el otro?¡±, plantea. Campbell cuenta en Mestiza esa lucha que se remonta a sus antepasados y a¨²n pervive. La deuda la han contra¨ªdo sus hijos, sus nietos y bisnietos. ¡°Yo vivo en mi tierra porque la he comprado¡±, aclara. ¡°Mi madre, mis t¨ªas, mis abuelas no pudieron verlo. Yo espero conseguirlo¡±.
Desde que era una ni?a, con menos de 15 a?os, cuando su madre muri¨®, Campbell tuvo que sortear la pobreza y la discriminaci¨®n para mantener a su familia. Trat¨® de terminar sus estudios, pero no pudo. Fue madre en la adolescencia, casarse era su ¨²nica manera de conseguir dinero y proveer a sus hermanos. Prob¨® en todo tipo de trabajos. Se enamor¨® y sufri¨® maltrato. Se mud¨® del campo a la ciudad en busca de una oportunidad. Y se encontr¨® con las drogas y el alcohol. De este periplo vital tan cruel se queda con una lecci¨®n: ¡°Aprender te da libertad¡±. ¡°Una vez que me fui de casa, a la ciudad, y estuve expuesta a otras personas, a otras realidades, empec¨¦ a leer mucho, a aprender por m¨ª misma, me politic¨¦, empec¨¦ a entender la colonizaci¨®n y a revisar la historia de mi pa¨ªs, de mi comunidad¡±.
Campbell se ha convertido en ejemplo de los cambios en las comunidades ind¨ªgenas. Asegura que la discriminaci¨®n sigue pese a los intentos de sucesivos gobiernos por la reconciliaci¨®n de su pa¨ªs, pero es optimista al enumerar el gran n¨²mero de profesores, escritores, fil¨®sofos, pol¨ªticos ind¨ªgenas que ayudan a las nuevas generaciones. Tambi¨¦n a las mujeres. Aunque es tajante: ¡°No soy feminista. Para m¨ª el feminismo no es distinto del patriarcado: mujeres tratando de ocupar el puesto de los hombres¡±. Se define como mujer ind¨ªgena. Defiende que su pueblo viv¨ªa en igualdad hasta que fueron colonizados. ¡°En mi proceso de descolonizaci¨®n voy descubriendo el poder y la fortaleza de las mujeres de mi pueblo. Ten¨ªamos el mismo papel que los hombres, as¨ª se evidencia en nuestras pr¨¢cticas religiosas¡±, explica. ¡°No encuentro esa realidad en ning¨²n ismo, y eso que en nuestra comunidad hemos conocido el marxismo, el comunismo, el feminismo. Siempre se constituyen como una oferta de poder, es decir, de qui¨¦n se va a quedar con el poder¡±.
Campbell no quiere el perd¨®n del Estado canadiense. ¡°El armario de los ind¨ªgenas est¨¢ lleno de perdones¡±, dice. ¡°Lo que hay que hacer es mejorar las cosas. Hay que encontrar la manera en la que mis hijos y los tuyos puedan convivir, respetarse y tratar con respeto al medioambiente. Honrar las diferencias del otro. No vivimos en ese mundo¡±. Todav¨ªa, conf¨ªa.
'Mestiza'
Autora: Maria Campbell
Traducci¨®n: Magdalena Palmer
Editorial: Tr¨¢nsito. 2020
Formato: Tapa blanda o bolsillo. 256 p¨¢ginas
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