Un vagabundeo feliz
Javier Gom¨¢ y Ernesto Caballero deleitan a la vez que instruyen en los cuatro microdramas filos¨®ficos que componen 'En el lugar del otro'
Horacio recomendaba instruir deleitando, porque al p¨²blico nada le place tanto como gozar aprendiendo. Javier Gom¨¢ no pierde de vista este verso afor¨ªstico del autor de Ars poetica en sus ensayos, ni en sus art¨ªculos para la prensa ni en esta segunda incursi¨®n suya en el teatro, de nuevo junto a Ernesto Caballero, autor de dos de los cuatro microdramas filos¨®ficos que componen En el lugar del otro.
¡®Don Sandio o No s¨¦ qu¨¦ decir¡¯, de Gom¨¢, es aperitivo que abre un men¨² reflexivo pero entretenido, servido en bandeja por cinco int¨¦rpretes bien acordados. Este Don Sandio a la busca de una idea que valga la pena llevarse a la boca viene a ser el negativo del protagonista de Las sillas ionesquianas, que conf¨ªa a un orador mudo su trascendente e inc¨®gnito mensaje postrero: Ionesco mismo abri¨® con un silencio interminable una conferencia suya muy esperada en Cerisy-la-Salle, para decir por fin que no ten¨ªa nada que decir. Hay en esta micropieza discursiva de Gom¨¢ algunos fogonazos conceptuales: ¡°el fil¨®sofo es perito en la esencia de las cosas¡±, ¡°el perfume es el rastro de una ausencia¡±¡
¡®Que venga Miller¡¯ es un di¨¢logo picado entre un decano y una profesora de sociolog¨ªa, a ra¨ªz de que esta invit¨® a dar una conferencia a un intelectual cuyas ideas representan la ant¨ªtesis del esp¨ªritu librepensador de la universidad en la que trabajan. Tercera en discordia, la representante de los estudiantes amenaza con boicotear la conferencia. Ernesto Caballero plantea con sentido del humor relampagueante un debate ¨¢gil, certero, que por momentos recuerda el disolvente careo entre profesor y alumna de la Oleanna de David Mamet, con otra vuelta de tuerca, pues los tres v¨¦rtices de este tri¨¢ngulo docente son, adem¨¢s, padre, madre e hija: su controversia ¨¦tica se articula, pues, sobre patrones de relaciones familiares entretejidos de afectos y de rencillas. Los l¨ªmites de la libertad de expresi¨®n son el asunto de ¡®Que venga Miller¡¯, pero el tema subyacente es la endogamia end¨¦mica que aqueja a ciertas instituciones.
En ¡®La sucursal¡¯, tercera cuenta de este rosario breve, Gom¨¢ teje con pericia dramat¨²rgica un afortunado sainete filos¨®fico sobre la dignidad, la felicidad y la precariedad. Aqu¨ª est¨¢ sembrado de principio a fin, humor afor¨ªstico incluido: ¡°Soy indigente de pleno derecho¡±, reivindica para s¨ª su protagonista masculino, cuando siente que le acusan de no ser lo suficientemente pobre. Cierra la velada ¡®El reverendo Dodgson¡¯, fantas¨ªa procesal en torno al creador de Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, en la cual Caballero adolece de falta de dial¨¦ctica: el personaje de la investigadora fiscala no est¨¢ defendido por su autor, que toma partido enseguida por el escritor y fot¨®grafo victoriano.
Las interpretaciones de Noem¨ª Climent y Pedro Miguel Mart¨ªnez son claras, contenidas, eficaces. Silvia Espigado mantiene con Germ¨¢n Torres un mano a mano fant¨¢stico, descacharrante, en ¡®La sucursal¡¯. Estibaliz Racionero es un comod¨ªn gracioso, asilvestrado y gir¨®vago, y una Judy Garland bien temperada cuando interpreta su ingenua canci¨®n.
Caballero y Gom¨¢ hacen buen equipo y se influyen mutuamente: algo en ¡®Que venga Miller¡¯ parece hacerse eco de las inquietudes del fil¨®sofo bilba¨ªno, mientras que en ¡®La sucursal¡¯ hay cierta impronta neocostumbrista del exdirector del Centro Dram¨¢tico Nacional. Ojala den juntos un nuevo paso m¨¢s.
En el lugar del otro. Textos: Javier Gom¨¢ y Ernesto Caballero. Direcci¨®n: Ernesto Caballero. Teatro Galileo. Madrid. Hasta el 8 de noviembre.
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