Mark Fisher, un pensador ¡®pop¡¯ para tiempos sombr¨ªos
El segundo volumen de 'K-Punk', que recopila rese?as, art¨ªculos y ensayos in¨¦ditos firmados por el autor brit¨¢nico, sirve de manual sobre c¨®mo escribir cr¨ªtica cultural en el siglo XXI
P¨¢gina 213. Rese?a de Mark Fisher (1968-2017) sobre The Next Day, de David Bowie. Me fijo en el uso del sustantivo. ¡°La velocidad del despliegue¡±. ¡°Los adelantos y las hip¨¦rboles¡±. ¡°La inclinaci¨®n a alucinar¡±. Confieso que siempre me ha fascinado la cr¨ªtica musical y su capacidad para utilizar el travelling casi como una cuesti¨®n moral. Me refiero a c¨®mo se construye el texto con un estilo interno, sin el cual ning¨²n estilo externo ser¨ªa posible. El temperamento inquieto de Fisher y su voracidad intelectual siempre le ha empujado a adoptar una actitud esencialmente exploratoria en ese campo. Incapaz de adulterar su sensibilidad y desde una predisposici¨®n art¨ªstica empe?ada en asumir riesgos, el texto se convierte en algo m¨¢s que un comentario sobre Bowie y funciona bien como el diagn¨®stico de un malestar temporal m¨¢s complejo que el que la canci¨®n. ¡°?Qu¨¦ es ese espacio blanco, ese vac¨ªo?¡±, se pregunta en las ¨²ltimas l¨ªneas.
El texto lo public¨® Fisher por primera vez en la revista The Wire en mayo de 2013, revista de la que fue subdirector en 2008, y ahora lo incluye la editorial Caja Negra en K-Punk ¨C Volumen 2, un nuevo recopilatorio de sus escritos sobre m¨²sica y pol¨ªtica. La disecci¨®n del ¨²ltimo disco de Bowie es un ejemplo perfecto del modo en que entend¨ªa la cr¨ªtica cultural: un texto algo abrasivo, tambi¨¦n algo pol¨¦mico, bastante l¨²cido, poco sentimental y estrat¨¦gicamente optimista. Y eso contando que nunca ocult¨® su esfuerzo por religar el arte experimental con la cr¨ªtica directa al capitalismo y su efecto secundario preferido, la depresi¨®n, que tanto arrastr¨®. Hasta cuando arremet¨ªa contra la alienaci¨®n colectiva y lo que llamaba la ¡°aburrida distop¨ªa¡± de nuestro presente, consegu¨ªa ser original e incluso salvaje. Aire puro en el contexto de la escritura poco amiga de convencionalismos. As¨ª era Fisher: una contemplaci¨®n activa, tenaz y autoexigente. El sentido m¨¢s amplio del t¨¦rmino escritor: alguien que se interesa por todo. El te¨®rico capaz de separar, de provocar, y el cr¨ªtico que implica, que suscita empat¨ªa. Un activista a ultranza de la rese?a. El profesor contrario a los papers acad¨¦micos. Una de las mentes m¨¢s l¨²cidas del pensamiento contempor¨¢neo de este siglo, algo que ¨¦l seguramente rechazar¨ªa con una risa nerviosa y autodespreciativa.
Fisher, que se suicid¨® en enero de 2017, dej¨® una obra dif¨ªcilmente reemplazable. Su objetivo siempre fue ofrecer un panorama lo m¨¢s complejo posible, de ah¨ª su idea de abrir un blog, k-punk, que r¨¢pidamente se transform¨® en una parte importante de una comunidad emergente en Reino Unido de intelectuales, investigadores autodidactas, acad¨¦micos desencantados y exc¨¦ntricos de todo tipo que saqueaban la obra de pensadores consagrados en busca de herramientas anal¨ªticas para utilizarlas de modo no tradicional. Doctorado en Filosof¨ªa, profesor de secundaria p¨²blica y del Departamento de Culturas Visuales en la Universidad de Goldsmith, editor y fundador del Cibernetic Culture Research Unit (CCRU), Fisher conectaba las abstracciones complejas con ejemplos de la cultura popular perfectamente elegidos y que se relacionan de forma instant¨¢nea. El deseo masculino tras el glam de la clase trabajadora de Roxy Music o Visage, las verdades psicolanal¨ªticas latentes en las canciones de Joy Division o el culto suburbano de bandas g¨®ticas como The Cure. Aunque mi ejemplo favorito de este tipo de escritura perspicaz y creativa es su v¨ªvida descripci¨®n del capitalismo usando t¨¦rminos monstruosos, algo que teoriz¨® ampliamente en Lo raro y lo espeluznante (Alpha Decay, 2018). Por ah¨ª desfilan Brian Eno, David Lynch o Lovecraft, banda ancha para su idea de c¨®mo lo raro genera un recorte de la realidad.
Leer esto en plena pandemia provoca escalofr¨ªos. No puedo dejar de pensar qu¨¦ opinar¨ªa frente a esta catastr¨®fica realidad. Seguramente por eso los dos vol¨²menes de K-Punk hasta ahora traducidos por Caja Negra (el tercero est¨¢ por llegar) ofrecen la posibilidad de una aventura casi autobiogr¨¢fica. Leemos agudas reflexiones sobre los resultados electorales y la crisis financiera de 2008, cr¨®nicas de los saqueos de Londres en 2011 y la privatizaci¨®n en la educaci¨®n y la salud mental, denuncias sobre el empleo precario y la adicci¨®n a los m¨®viles. En un terreno tan inherentemente complejo, desafiante y dif¨ªcil como la teor¨ªa cr¨ªtica y cultural, Fisher no s¨®lo hace que parezca f¨¢cil de entender, sino que muestra lo vital y urgente todav¨ªa en nuestro d¨ªa a d¨ªa. Ning¨²n otro autor contempor¨¢neo ha logrado captar tan v¨ªvidamente la brutal falta de alternativas sociales y pol¨ªticas en la era del capital mundial. C¨®mo leer, si no, textos como No fracasar mejor, sino pelear para ganar. Me voy a la p¨¢gina 382: ¡°La ret¨®rica expresiva del ¡®Estamos todos en esto¡¯. En otras palabras, si no tiramos todos para el mismo lado, nos iremos a pique¡±. O La l¨®gica de la contenci¨®n policial, en la p¨¢gina 293: ¡°Esta es una administraci¨®n que se encuentra al final de algo ¨Cno al comienzo-, carente de ideas y de energ¨ªa, cruzando los dedos y esperando que, por medio de un milagro, el viejo mundo pueda ser tra¨ªdo de regreso a la vida antes de que alguien se d¨¦ cuenta de que ya ha colapsado¡±. La cualidad intelectual de Fisher no da puntada sin hilo. El subt¨ªtulo de su m¨ªtico Realismo capitalista (Caja Negra, 2016), ?No hay alternativa?, es m¨¢s que una pregunta ret¨®rica: es una llamada a las armas, por lo menos verbales.
K-Punk ¨C Volumen 2. Escritos reunidos e in¨¦duitos (m¨²sica y pol¨ªtica). Mark Fisher. Caja Negra. 544 p¨¢ginas. 27 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.