Cinco apuestas negras de editoriales peque?as
Un cl¨¢sico espa?ol, novelas al borde del g¨¦nero y una sorpresa desde Chile forman el elenco de novelas elegidas
Siempre es complicado leer ni siquiera una porci¨®n de lo que se publica en el g¨¦nero, pero llevo un tiempo intentando apartar algunos libros de editoriales peque?as para que no pasen injustamente desapercibidos. Unas veces lo consigo, me los leo y puedo escribir, y otras es imposible y el af¨¢n queda en nada.
Vamos con la selecci¨®n de esta ocasi¨®n, que tiene varias novelas rese?ables.
P¨¢nico al amanecer, Kenneth Cook, (Sajal¨ªn, traducci¨®n de Pedro Donoso). ¡°P¨¢nico al amanecer, una oscura novela de 1961 que transcurre en la inmensidad bald¨ªa del Outblack australiano, por cuya historia transitan canguros torpes, polic¨ªas borrachos y lugare?os violentos, por no mencionar a un protagonista condenable, comienza de la mejor manera posible: situ¨¢ndose fuera del lugar com¨²n y el trasfondo c¨®mo. Pero no se trata solo de eso, como el lector comprobar¨¢ en breve¡±, asegura Kiko Amat en el brillante pr¨®logo de esta edici¨®n de un cl¨¢sico australiano. ?No es una novela negra? Puede que no. ?Y un policial? Seguro que no, pero Grant, ese protagonista atrapado en la nada, se encuentra r¨¢pidamente con un polic¨ªa de h¨ªgado blindado y sed infinita antes de recalar en un garito de apuestas ilegales o unirse a unos cazadores furtivos en una borrachera continua en busca de algo que le d¨¦ sentido a todo. Una exploraci¨®n del lado oscuro y m¨¢s irracional del ser humano que no deja indiferente.
Por los malos tiempos, David Keenan (Sexto Piso traducci¨®n de Francisco Gonz¨¢lez). Otra novela que transita con toda comodidad en la frontera del g¨¦nero. El a?o en el que se ha editado en espa?ol No digas nada, de Patrick Radden Keefe (Reservoir Books) ¡ªun ensayo brutal sobre Irlanda del Norte, el IRA, Reino Unido, la venganza, la violencia y el silencio¡ª, llega tambi¨¦n esta ficci¨®n aplastante en la que a trav¨¦s de cuatro amigos que se alistan en el IRA Provisional observamos el peor lado del conflicto, el de una organizaci¨®n mafiosa que chantajea, extorsiona y se consume en divisiones internas. Pero Sammy, Tommy, Barney y Patrick no dejan de ser j¨®venes, no dejan de creer en la amistad, no dejan de vivir todo como una especie de aventura, lo que sit¨²a la novela en otro ¨¢mbito, el callejero, el del humor, la m¨²sica y la violencia barriobajera. Una joya.
La noche se llen¨® de sirenas, Juli¨¢n Ib¨¢?ez (Cuadernos del laberinto). Hace tiempo que se han agotado los elogios a la escritura de Ib¨¢?ez, al mundo que ha creado en torno a Bell¨®n, ese perdedor nato. En un g¨¦nero con tanto esquema fotocopiado, la obra de Ib¨¢?ez tiene un sitio propio, su miseria posee un color particular. Los ¡°fulanos¡± que pueblan su mundo son gente de barrio, normal, polic¨ªas listillos, tipos violentos, oficinistas que ¡°parece que esperan la hora del bocadillo para suicidarse¡±. Todos est¨¢n descritos sin adornos. Bell¨®n no va a gustar a ning¨²n fan de lo pol¨ªticamente correcto. ?l es un buscavidas que vive de lo que puede, usa la violencia si es necesario, posee un lenguaje machista y una actitud respecto a las mujeres en las ant¨ªpodas de la nueva masculinidad y lo mismo se l¨ªa con una polic¨ªa, que vigila a las prostitutas explotadas en su garito de referencia. Todo contado con una primera persona dif¨ªcil de olvidar.
En esta duod¨¦cima entrega de sus aventuras, se encuentra con un malet¨ªn cargado de dinero suficiente para arreglarle la vida. Pero un perdedor que nunca ha tenido m¨¢s que el billete diario con el que "poner algo en el plato", esto es un problema. No les cuento m¨¢s. Las tramas importan m¨¢s bien poco en las novelas de Bell¨®n, es el ambiente, el personaje, la miseria, cierta mugre, lo que les hace ¨²nicas.
[Tr¨ªptico de Granola] , Jos¨¦ Miguel Mart¨ªnez (Tres puntos). Muchas veces me llegan libros de editoriales de las que no conoc¨ªa ni siquiera su existencia. Para qu¨¦ negarlo. A veces son sorpresas muy gratas como este [Tr¨ªptico de Granola] , as¨ª, con los corchetes, que cuenta la historia del Gordo Granola desde sus ancestros. Dividido en tres partes que podr¨ªan funcionar como tres novelas independientes, el libro se basa en las notas recogidas a trav¨¦s de una serie de entrevistas por un polic¨ªa, Gustavo Bernales, que est¨¢ en silla de ruedas por un disparo de Granola. En la primera, Mart¨ªnez nos ofrece una calmada genealog¨ªa de los Granola que suena a los Sacco de Camilleri, no tanto en el car¨¢cter de las familias sino en la intenci¨®n de desgranar cr¨ªmenes y cuitas hist¨®ricas para saber d¨®nde estamos. La segunda parte, Las ocho balas, son ocho semblanzas de Granola desde ocho puntos de vista. Ah¨ª lo vemos en ojos de otros, implacable unas veces, aburrido otras, vengativo, agobiado y violento pero siempre, o casi siempre, muy fr¨ªo. La ¨²ltima parte, El rev¨®lver de la familia, cierra el c¨ªrculo vital y criminal de Antonio Granola. Entiendo su necesidad, pero este Granola ya con p¨¢rkinson y acabado es el que menos interesa de esta original reconstrucci¨®n.
Yo fumo para olvidar que t¨² bebes, Mart¨ªn Casariego (Siruela). Segundo gran t¨ªtulo de la temporada despu¨¦s de Un t¨ªo con una bolsa en la cabeza, de Alexis Ravelo, que adem¨¢s ten¨ªa detr¨¢s una excelente novela negra. En este caso Casariego nos presenta un nuevo antih¨¦roe, M¨¢ximo Lomas, all¨¢ por 1988, a?os duros en el Pa¨ªs Vasco, donde ejerce como escolta. Es un tipo solitario, culto, le¨ªdo, muy arquet¨ªpico, un ni?o pijo que no quiere el dinero de su familia. Se enamora, claro, de la rubia Elsa, camarera en Madrid, maravillosa y algo fatal. Hay cientos de referencias culturales, la mayor¨ªa consignadas en la parte final (igual algunas no hac¨ªa falta), de George Best a Virgilio, pasando por todo tipo de recuerdos musicales, que no funcionar¨ªan si el protagonista no supiera d¨®nde se anda y no se cargara de iron¨ªa contra s¨ª mismo. La trama da un vuelco cuando Lomas se mete en l¨ªos por culpa de Garc¨ªa, su compa?ero escolta, un indeseable de primera categor¨ªa, un personaje bastante insoportable ¡ªimagino que era la idea¡ª que casi me hace bajarme de la novela. Habr¨¢ segunda parte, Mi precio es ninguno. Veremos entonces si Max se queda en nuestros corazones lectores.
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