Las obras de un bar de Sevilla desvelan un ba?o isl¨¢mico del siglo XII decorado en su totalidad
El descubrimiento del primer ¡®ham¨¢n¡¯ completamente cubierto de pinturas en Espa?a y Portugal en la calle Mateos Gago hace pensar a los arque¨®logos que no se trate de un caso aislado
El ham¨¢n de la calle Mateos Gago de Sevilla, a escasos metros de la catedral, ha sido el m¨¢s concurrido de los ba?os isl¨¢micos en los ¨²ltimos cien a?os; aunque sus clientes no han acudido precisamente a ba?arse, sino a mojarse por dentro con la cerveza del bar Giralda. La remodelaci¨®n que hizo el arquitecto regionalista Vicente Traver a principios del siglo XX para convertir el edificio en un hotel ...
El ham¨¢n de la calle Mateos Gago de Sevilla, a escasos metros de la catedral, ha sido el m¨¢s concurrido de los ba?os isl¨¢micos en los ¨²ltimos cien a?os; aunque sus clientes no han acudido precisamente a ba?arse, sino a mojarse por dentro con la cerveza del bar Giralda. La remodelaci¨®n que hizo el arquitecto regionalista Vicente Traver a principios del siglo XX para convertir el edificio en un hotel ocult¨®, y preserv¨® as¨ª, un ham¨¢n almohade del siglo XII que ha aflorado con la reforma iniciada el pasado verano. Las obras de rehabilitaci¨®n han dejado a la vista pinturas murales de gran calidad que cubr¨ªan todo el espacio y que son ¨²nicas en Espa?a y Portugal donde todos pensaban que hab¨ªa solo ¡°un pastiche neomud¨¦jar¡±, en palabras de Fran D¨ªaz, el arquitecto encargado de la reforma.
¡°Lo m¨¢s importante es que hemos constatado que el ba?o estaba pintado por completo, de arriba abajo, y con una decoraci¨®n geom¨¦trica de gran calidad. Los dibujos son en almagra [pigmento rojizo] sobre blanco y se han conservado grandes fragmentos en b¨®vedas y paredes. Este es el ¨²nico ba?o isl¨¢mico que nos ha llegado con una decoraci¨®n integral, hasta ahora solo se conoc¨ªan ejemplos con pinturas en los z¨®calos¡±, ha afirmado el arque¨®logo ?lvaro Jim¨¦nez, que ha estado al frente de los trabajos.
¡°Ha sido una sorpresa absoluta. Este importante descubrimiento nos da una idea de c¨®mo podr¨ªan haber sido otros ba?os durante la ¨¦poca almohade, sobre todo en Sevilla, que era una de las dos capitales del imperio, junto a Marrakech. El ham¨¢n est¨¢ muy cerca de la mezquita mayor, que se construye tambi¨¦n en el siglo XII, lo que justifica su desarrollo decorativo mucho m¨¢s rico¡±, apunta el arque¨®logo Fernando Amores, quien ha colaborado en la investigaci¨®n.
Con las primeras catas en los techos falsos del bar Giralda, uno de los m¨¢s concurridos del centro hist¨®rico, comenzaron a descubrirse luceras [claraboyas que dejan pasar la luz] de distintas tipolog¨ªas que cambiaron por completo el rumbo de la reforma e hicieron que los promotores de la obra decidieran apostar por la recuperaci¨®n total del ba?o isl¨¢mico. ¡°Ante la importancia de los hallazgos, la arquitectura ha dado un paso atr¨¢s para darle todo el protagonismo a la arqueolog¨ªa. La soluci¨®n que hemos encontrado para preservar el ba?o y que el espacio pueda seguir funcionando como un bar es pasar todas las instalaciones por una cornisa met¨¢lica que corona el z¨®calo de azulejos trianeros que coloc¨® Vicente Traver en su reforma y que forman parte de la personalidad del establecimiento; as¨ª como su barra original de madera, que tambi¨¦n se ha conservado¡±, ha apuntado Fran D¨ªaz, ya que el local, de 202 metros cuadrados, mantendr¨¢ el mismo uso cuando terminen las obras el mes pr¨®ximo.
La entrada del bar Giralda, donde estaba la barra, ha resultado ser la sala templada de este ham¨¢n de planta centrada: un espacio cuadrado de 6,70 metros con una c¨²pula octogonal sobre cuatro columnas, junto a esta hay una sala rectangular de 4,10 metros de ancho por 13 de largo (sala fr¨ªa) y la cocina del bar ser¨ªa la sala caliente, aunque de esta estancia solo se conserva el arranque de un arco. ¡°Esta parte era la trasera de los ba?os, a los que se entraba por la calle Don Remondo, donde estaba la zona seca del ham¨¢n, con el acceso principal al conjunto. Hemos constatado que la cota del ba?o coincide con la actual de la calle Mateos Gago, pero que en el siglo XII habr¨ªa un gran desnivel, puesto que la entrada se hace por una calle con una cota m¨¢s alta¡±, explica ?lvaro Jim¨¦nez, que ha realizado su tesis doctoral sobre los restos de la mezquita almohade, base de la actual catedral.
Durante las obras se han rescatado 88 luceras de cinco formas distintas (estrellas, figuras polilobuladas, oct¨¢gonos¡) y tambi¨¦n de varios tama?os que forman una especie de constelaci¨®n mucho m¨¢s elaborada que la de otros ba?os de la misma ¨¦poca. ¡°Las luceras se integran en la red decorativa del espacio y est¨¢n rodeadas por pinturas de lacer¨ªa geom¨¦trica roja que siguen un patr¨®n regular, una estrella de ocho puntas y un dise?o tetralobulado. Son muy destacables tambi¨¦n las pinturas del intrad¨®s [interior del arco] de la sala templada, un zigzag que representa el agua. Casi todas las representaciones del mundo isl¨¢mico hacen referencia al para¨ªso¡±, cuenta Amores.
La singularidad de este ba?o almohade no radica solo en sus pinturas de lacer¨ªa, sino tambi¨¦n en el n¨²mero de filas de luceras que iluminan la sala fr¨ªa: cinco hileras, cuando lo normal es que sean tres o, en los ba?os m¨¢s pobres, tan solo una. La sala fr¨ªa, que durante casi un siglo ha servido de comedor, perdi¨® dos metros de longitud cuando en 1928 se acometi¨® el ensanche de la calle Mateos Gago.
El proyecto ha consolidado todos los paramentos y ha limpiado parte de las pinturas, tarea de la que se ha encargado la empresa andaluza Gares (Premio Nacional de Restauraci¨®n en 2013), cubiertas no solo por las intervenciones posteriores, sino tambi¨¦n por una capa carbonatada favorecida por la humedad y el paso del tiempo.
¡°La actuaci¨®n ha sido muy respetuosa con la singularidad y valores del ham¨¢n. Han planteado una musealizaci¨®n compatible con el uso de espacio hostelero gracias a la profesionalidad del equipo y a los promotores, que han asumido el coste de todo cuanto se ha ejecutado¡±, ha asegurado el arque¨®logo Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez Hidalgo, miembro de la Comisi¨®n Provincial de Patrimonio Hist¨®rico de Sevilla, por la que ha pasado el proyecto, que ha apoyado y seguido la rehabilitaci¨®n. Para entender la estructura de los ba?os, edificios que constru¨ªa el Estado y luego ced¨ªa su gesti¨®n a terceros, ha sido crucial el trabajo de Margarita de Alba, quien ha aplicado la fotogrametr¨ªa para recrear c¨®mo eran estos espacios cuando Isbilia era la floreciente capital de Al-Andalus.
¡°Hay evidencia documental, en textos cristianos de 1281, de los llamados ba?os de Garc¨ªa Jofre, que aparecen citados como linde de una propiedad concedida por Alfonso X a la Iglesia de Sevilla. Despu¨¦s, el siguiente testimonio conocido es del historiador Rodrigo Caro en el XVII, quien dice que la b¨®veda que se ve al entrar por la Borceguiner¨ªa [como se llam¨® la calle Mateos Gago hasta finales del XIX] no son unos ba?os y escribi¨®: ¡®Antes me parecen reliquias de alg¨²n circo o anfiteatro¡¯. Incluso el historiador del Arte Jos¨¦ Gestoso afirma que la b¨®veda es de tradici¨®n mauritana, construcciones que son frecuentes en los monumentos sevillanos de los siglos XV y XVI¡±, apunta Jim¨¦nez para ilustrar la creencia colectiva de que el tiempo se hab¨ªa tragado los ba?os de Garc¨ªa Jofre.
Sin embargo, ah¨ª han estado siempre. Sabemos que en el siglo XVII hubo una reforma importante, cuando se derrib¨® la c¨²pula de la sala templada y se construy¨® otra mucho m¨¢s baja para levantar una planta. ¡°El edificio sufri¨® una italianizaci¨®n que incluy¨® la sustituci¨®n de las columnas originales, probablemente fustes romanos reutilizados, por otras de m¨¢rmol genov¨¦s, y se cegaron todas las luceras. Nuestra hip¨®tesis es que ser¨ªa el negocio de un comerciante que construy¨® una planta alta para su vivienda¡±, a?ade Jim¨¦nez.
Vicente Traver podr¨ªa haber optado por derribar los restos de los ba?os, sin embargo los protege y los preserva, de forma que los miles de clientes del Giralda llevan un siglo tomando cervezas en un ham¨¢n almohade.