Manuel Soto ¡®El Bo¡¯, el dif¨ªcil arte del jaleo flamenco
El jerezano, que ha muerto a los 63 a?os, acompa?¨® a Miguel Poveda, Estrella Morente y Jos¨¦ Merc¨¦, entre otros muchos, metiendo un ol¨¦ a tiempo
Sol¨ªa comentar el cantaor gaditano Chano Lobato, con larga experiencia en el acompa?amiento al baile, que hasta ¡°meter un ol¨¦ a tiempo¡± era cosa complicada. Es el arte del jaleo, algo no f¨¢cil de comprender, pero de extrema importancia en el flamenco. Que un artista haya destacado de forma exclusiva por su dominio de la disciplina no deja de ser asunto singular. Hablamos de Manuel Soto Barea El Bo (Jerez de la Frontera, 1957-2021), fallecido de un infarto el 4 de marzo.
?l hab¨ªa estado siempre ah¨ª, de forma algo an¨®nima, en contraste quiz¨¢s con la alta valoraci¨®n, casi de culto, que ten¨ªan de ¨¦l los artistas que lo reclamaban para poner palmas en sus actuaciones y grabaciones: Miguel Poveda, Marina Heredia o Estrella Morente, entre tantos. Tambi¨¦n el guitarrista Manuel Moreno Mora¨ªto lo hab¨ªa elevado de categor¨ªa como parte de lo que ¨¦l denomin¨® ¡°La Filarm¨®nica de Santiago¡±, a ra¨ªz de su participaci¨®n, junto con Manuel Pantoja Chicharito, Gregorio Fern¨¢ndez y Rafael Romero, en las grabaciones de Jos¨¦ Merc¨¦, especialmente en Aire (2000) y en L¨ªo (2002).
Artistas como El Bo, con su palmas y jaleos, constituyen el alma del ritmo y la exacta ejecuci¨®n del comp¨¢s, que escolta lo mismo al cante que al baile
Artistas como ellos, con su palmas y jaleos, constituyen el alma del ritmo y la exacta ejecuci¨®n del comp¨¢s, que escolta lo mismo al cante que al baile. Son los portadores del tiempo, que traducen en series de palmas y puntuales e imaginativas formas de jalear. Un arte no siempre justamente valorado fuera de los ¨¢mbitos profesionales. Tambi¨¦n suelen bailar y poner la guinda con su pat¨¢ por buler¨ªas, algo en lo que destacaba, por arte y por gracia, El Bo.
Preciso en su acompa?amiento, su figura no ocup¨® espacio propio en los medios hasta el a?o 2016, cuando sus compa?eros de profesi¨®n le rindieron sendos homenajes, en Madrid y en Jerez, a causa de la enfermedad pulmonar que se le hab¨ªa presentado y que le imped¨ªa desarrollar su trabajo. Fue solo una peque?a muestra del cari?o que su persona y su arte singular concitaban. Con motivo de esos homenajes, el periodista Juan Garrido, quiz¨¢s en el primer espacio que se le dedic¨® en los medios, ejerci¨® de ant¨®logo de sus incre¨ªbles jaleos: ¡°Juye (huye)¡±, ¡°c¨®geme que me caigo¡±, ¡°pil¨®, pil¨®¡±, ¡°viva t¨² en grandes cantidades¡± o ¡°terrorista¡±, entre muchos otros, que pod¨ªan surgir de su imaginaci¨®n desbordante. Si un ol¨¦ resultaba complicado para el maestro gaditano, resulta f¨¢cil de comprender el completo dominio de la disciplina por parte del jerezano.
Fue uno de los cuatro hijos varones del patriarca y cantaor Manuel Soto ¡®Sordera¡¯
Es imprescindible aclarar que Manuel Soto fue uno de los cuatro hijos varones del patriarca y cantaor Manuel Soto Sordera. Tres hermanos suyos, Enrique, Vicente y Jos¨¦ Sorderita, son cantaores o tocaores, pero ¨¦l siempre ha reconocido que no serv¨ªa para ello, lo que no impidi¨® que su art¨ªstico dominio del comp¨¢s aflorase desde muy joven en los tablaos madrile?os.
Porque, aunque nacido en el barrio de Santiago jerezano, El Bo pas¨® su infancia y adolescencia en Madrid, adonde su padre se hab¨ªa trasladado con toda la prole para desarrollar su profesi¨®n de cantaor. Las fiestas y reuniones en la casa familiar, donde ejerc¨ªa de generosa e infatigable anfitriona su madre, Rafaela Barea, debieron de ser determinantes en la configuraci¨®n de su genuino comp¨¢s. Representaba el acento de los Sordera, una ilustre saga gitana que se queda un poco hu¨¦rfana con su temprana y dolorosa p¨¦rdida.
Babelia
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