Topograf¨ªa po¨¦tica de Valente
Jos¨¦ Manuel Mouri?o presenta una instalaci¨®n en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid sobre las dos latitudes en la obra del escritor

Un poeta vivi¨® partido en dos. Jos¨¦ ?ngel Valente (Ourense, 1929-Ginebra, 2000) creci¨® en el azul atl¨¢ntico, pero envejeci¨® deslumbrado por la luz almeriense. Ganador del Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras, mantuvo un delicado equilibrio entre su origen ¡ªenvuelto en bruma auriense¡ª y un arraigo m¨¢s tard¨ªo al sur, donde estableci¨® su destierro voluntario. Los ¨²ltimos a?os transcurrieron entre estos dos extremos que acabaron convergiendo en las p¨¢ginas de sus libros. Ahora se encuentran tambi¨¦n en una instalaci¨®n audiovisual del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, obra del cineasta gallego Jos¨¦ Manuel Mouri?o.
La muestra permanecer¨¢ abierta hasta el pr¨®ximo 2 de mayo y consta de tres pantallas. De un lado, se ve el esparto, el fulgor de la Alcazaba de Almer¨ªa y la casa en la que vivi¨® Valente sus ¨²ltimos 15 a?os, hoy un museo cercano a la Catedral. Del otro, est¨¢n los recuerdos de una infancia de posguerra y el amor de juventud, el rigor de las sombras gallegas y su tumba cubierta por el musgo. Uniendo ambos relatos visuales, origen y destino, se proyecta en una tercera pared Escribir lugar, documental de Mouri?o que incluye la voz del propio poeta recitando sus versos. Se trata de dos lecturas grabadas en la Residencia de Estudiantes y en el mismo C¨ªrculo de Bellas Artes, donde llev¨® a cabo uno de sus ¨²ltimos actos p¨²blicos.

En la pel¨ªcula tambi¨¦n se reproducen extractos de tres entrevistas que Valente concedi¨® y en las que repasa hitos destacados de su trayectoria o ahonda en sus temas m¨¢s recurrentes. Mouri?o apunta que en aquellas conversaciones ¡°el poeta se bate con su interlocutor y es defendiendo sus ideas sobre la literatura o la vida que el espectador podr¨¢ conocer esa grandeza literaria que abri¨® caminos¡±. Heredero de la tradici¨®n m¨ªstica espa?ola, Valente se adscribi¨® al movimiento po¨¦tico de mediados del siglo pasado solo por circunstancias generacionales, raz¨®n tal vez insuficiente como para desarrollar un sentimiento de hermandad por aquellos contempor¨¢neos. Public¨® su primer libro, A modo de esperanza, en 1955. Su cuento El uniforme del general le vali¨® un consejo de guerra por alusiones ofensivas al ej¨¦rcito.
Descolg¨¢ndose del grupo junto al que se dio a conocer, dej¨® entrever la influencia de Mar¨ªa Zambrano. Como la autora de Hacia un saber sobre el alma (1950), Valente se acerc¨® a lo divino desde la filosof¨ªa antes que por medio de la religi¨®n. Aplic¨® de este modo la idea de que la poes¨ªa no puede sortear las preguntas sin respuesta, sino que debe formularlas una y otra vez como expresi¨®n de humanidad. Tanto es as¨ª que Mouri?o incluy¨® grabaciones del escritor gallego en su documental sobre Zambrano, El m¨¦todo de los claros, tambi¨¦n expuesto como instalaci¨®n en el C¨ªrculo de Bellas Artes. El cineasta encuentra paralelismos evidentes, ¡°no solo sobre la trascendencia, tambi¨¦n en relaci¨®n al lenguaje y el papel social que puede cumplir la literatura¡±.
Valente pas¨® m¨¢s de medio siglo lejos de su patria atl¨¢ntica. Se busc¨® la vida en Madrid y dio clases en la Universidad Oxford, ejerci¨® en Ginebra como traductor de organizaciones internacionales y trabaj¨® en la sede parisiense de la UNESCO. A mediados de los ochenta, se reencontr¨® con Espa?a gracias al desierto de Tabernas, cuya aridez le recomend¨® su colega Juan Goytisolo, quiz¨¢ porque proporcionaba el silencio ¨®ptimo para escribir. En sus versos, Valente describe de esta forma la Espa?a meridional: ¡°El sur como una larga, lenta demolici¨®n. El naufragio solar de las cornisas, bajo la putrefacta sombra del jazm¨ªn. Rigor oscuro de la luz. Se desmorona el aire que disuelve la piedra en polvo al fin¡±.
Azotada por aquella ventisca ardiente, la Casa del Poeta es hoy un espacio para que los almerienses se reencuentren con el trabajo de Valente, como ¨¦l mismo quiso. Su viuda respet¨® ese deseo y vendi¨® el inmueble al Consistorio almeriense. Sin embargo, su marido dej¨® por escrito que donaba su biblioteca, m¨¢s de 7.000 vol¨²menes y otros tantos documentos, a la Universidad de Santiago. Tambi¨¦n quiso ser enterrado en su Galicia natal, una pretensi¨®n que fue justificando m¨¢s conforme recuperaba su lengua materna tras coincidir en Ginebra con emigrantes coru?eses. ¡°Del mismo modo que en sus versos busca el desierto m¨ªstico, existe en su obra una fijaci¨®n por sondear los propios or¨ªgenes. Es una tensi¨®n inevitable¡±, reflexiona Mouri?o. Los extremos de Valente parecen reconciliarse en el C¨ªrculo de Bellas Artes.
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