El Partido Comunista Franc¨¦s exhibe sus tesoros
La formaci¨®n, debilitada en las urnas y con dificultades financieras, quiere preservar su sede, obra de Niemeyer, y su patrimonio art¨ªstico, que se mostrar¨¢n en una exposici¨®n en noviembre
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
Es un partido min¨²sculo, sumido en graves dificultades financieras y acostumbrado desde hace d¨¦cadas a encajar derrota tras derrota y a registrar porcentajes anecd¨®ticos en las elecciones. Al mismo tiempo, el Partido Comunista Franc¨¦s (PCF) seguramente sea la formaci¨®n pol¨ªtica europea con un patrimonio art¨ªstico m¨¢s valioso, fruto de sus a?os de gloria, en los que no solo recog¨ªa la adhesi¨®n de la clase obrera, sino de creadores e intelectuales.
De Pablo Picasso a Alberto Giacometti, pasando por Fernand L¨¦ger y otros nombres de las vanguardias del siglo XX, artistas que militaban o simpatizaban con el partido regalaron obras suyas al PCF o a sus dirigentes. En algunos casos, el rastro de estas obras se perdi¨®. Otras se exhiben en los museos o est¨¢n en manos privadas. Y otras pasaron a?os en despachos oficiales o en almacenes.
Si la pandemia no lo impide, en noviembre muchas de estas joyas del PCF se expondr¨¢n en un lugar que es por s¨ª mismo su mayor joya, en este caso arquitect¨®nica: la sede central, en la plaza del coronel Fabien, en Par¨ªs. Este edificio ondulado de cristal y hormig¨®n, dise?ado por el brasile?o Oscar Niemeyer e inaugurado en 1972, es una de las grandes construcciones de la modernidad arquitect¨®nica en la capital francesa. Aunque est¨¢ protegida como monumento hist¨®rico, no figura en los circuitos tur¨ªsticos y, en estos tiempos de confinamiento y toque de queda, tiene un aire de transatl¨¢ntico futurista varado en una ciudad decimon¨®nica.
¡°Lo interesante es que hubo una generosidad, unos donativos porque el Partido Comunista fue el ¨²nico que represent¨® una esperanza para los artistas¡±, dice Yolande Rasle, comisaria, junto a Renaud Faroux, de la exposici¨®n Libres como el arte. Cien a?os de historia entre los artistas y el PCF. ¡°Pudo equivocarse. Algunos dieron el portazo, renegaron, pero en una ¨¦poca fue la esperanza¡±. Rasle y Faroux, que no son militantes, recibieron el encargo de organizar la muestra con ocasi¨®n del centenario de la fundaci¨®n del partido en 1920.

En la exposici¨®n podr¨¢n verse piezas ¨ªntimamente asociadas con la historia de la formaci¨®n, como Libertad, escribo tu nombre, una tapicer¨ªa de L¨¦ger con los versos que Paul ?luard escribi¨® durante la ocupaci¨®n nazi de Francia. La tapicer¨ªa cuelga en una pared en la recepci¨®n de las oficinas de la direcci¨®n del PCF, en el quinto piso del edificio de Niemeyer.
Una de las obras m¨¢s curiosas, y quiz¨¢ la m¨¢s valiosa, es la Mona Lisa de Leonardo da Vinci a la que el dada¨ªsta Marcel Duchamp dibuj¨® un bigote y una perilla, y que lleva por t¨ªtulo L.H.O.O.Q., siglas que, le¨ªdas en franc¨¦s, suenan as¨ª: ¡°Ella tiene calor en el trasero¡±. La obra tiene su historia. Fue un regalo del poeta comunista Louis Aragon al secretario general Georges Marchais, que lo ten¨ªa en su despacho. El diario Le Figaro contar¨ªa a?os despu¨¦s que, al morir Marchais, en 1997, las hijas de su primer matrimonio quisieron llev¨¢rselo, pero Liliane, su segunda esposa, record¨® que Aragon hab¨ªa donado el cuadro a Marchais no como persona privada, sino al secretario general. La Gioconda con bigote y perilla se qued¨® pues en la plaza del coronel Fabien. Despu¨¦s, el PCF la cedi¨® en dep¨®sito al Centro Pompidou.
De Picasso se expondr¨¢ una placa de cobre con un retrato del pol¨ªtico comunista Marcel Cachin y una litograf¨ªa con los rostros de Julius y Ethel Rosenberg, condenados y ejecutados en 1953 en Estados Unidos bajo la acusaci¨®n de espiar para la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Tambi¨¦n la legendaria portada del 12 de marzo de 1953 de Les lettres fran?aises, la publicaci¨®n cultural del PCF, que dirig¨ªa Aragon. Es el n¨²mero dedicado a la muerte de Stalin, idolatrado entonces por los comunistas. El tirano sovi¨¦tico aparece, en el trazo del autor del Guernica, como un joven rebelde, en un estilo alejado del canon del realismo socialista. El retrato fue recibido como una afrenta para los guardianes de la ortodoxia. ¡°Llev¨¦ un ramo de flores para el entierro, no gustaron, es algo que ocurre, pero normalmente no se rega?a a la gente porque no han gustado las flores¡±, lament¨® Picasso.
La exposici¨®n, que incluir¨¢ m¨¢s de 150 piezas, va m¨¢s all¨¢ de los nombres conocidos. Como refleja el cat¨¢logo preparado por Rasle y Faroux, trazar¨¢ una historia que ¡ªpasando por la querella entre realistas y abstractos, el viaje de los artistas del partido a Cuba, los cuadros del espa?ol Eduardo Arroyo o el chileno Roberto Matta¡ª llega hasta el arte callejero contempor¨¢neo.
Todo esto es el contenido. El contenedor es la m¨¢s espectacular de estas obras, el espacio Niemeyer, con sus oficinas luminosas, la gran sala oval donde se reun¨ªa el Comit¨¦ Central, el tejado con vistas a Par¨ªs. O la sala de las Delegaciones, donde se desarrolla la entrevista con Rasle y Faroux, y que tiene el aspecto de un decorado de pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n de los a?os sesenta o setenta, Star Trek o La guerra de las galaxias.
¡°Esta mesa la dise?¨® Niemeyer¡±, se?ala Faroux. ¡°Y aqu¨ª se sentaron [Yasir] Arafat, [Nelson] Mandela, [Enrico] Berlinguer¡ Sin duda, [Santiago] Carrillo. Hay que pensar que el esplendor del Partido Comunista Franc¨¦s se deb¨ªa tambi¨¦n a este edificio¡±.

El valor de las obras pl¨¢sticas es relativo: los regalos al partido raramente eran las piezas que luego se cotizar¨ªan m¨¢s. Hace unos a?os, otra versi¨®n de L.H.O.O.Q., de Duchamp, se vendi¨® en una subasta por 631.500 euros. Otra cosa es el capital inmobiliario: la sede. El PCF ya alquila cuatro de las seis plantas y, ocasionalmente, sus salones para eventos como conciertos o desfiles de moda. Por sus dimensiones, su ubicaci¨®n y valor arquitect¨®nico, venderlo podr¨ªa reportar millones de euros. En 2010, el Estado compr¨® al partido la sede del diario L¡¯Humanit¨¦, un edificio tambi¨¦n de Niemeyer, pero menos conocido y en las afueras de Par¨ªs, por 12 millones de euros.
Y, sin embargo, deshacerse del edificio y de las obras no entra en los planes de los dirigentes actuales. ¡°Cuando los artistas nos dieron las obras no fue para venderlas. Hab¨ªa una confianza y un sentido. S¨ª, tenemos dificultades financieras y somos un peque?o partido, pero queremos ser fieles a esto¡±, dice en el despacho donde durante a?os colg¨® L.H.O.O.Q. Julien Zoughebi, colaborador del senador y exsecretario nacional Pierre Laurent. ¡°Nos apretamos el cintur¨®n¡±, declara, ¡°pero de momento no tocamos al arte¡±.
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