El triunfo del tono gris
?lvaro Lorenzo y Gin¨¦s Mar¨ªn cortaron una oreja cada uno a una ¨¢spera corrida de El Pilar
Sin a?oranza alguna del sol y moscas de anta?o, la plaza cubierta de Vistalegre es el templo de los tonos grises, sin luz natural, sin fr¨ªo ni calor, sin sombras, pero todo sombr¨ªo.
Sin a?oranzas de emociones fuertes, la tarde estuvo presidida por la frialdad de tres toreros j¨®venes, tan academicistas como previsibles y pesados ante una corrida malaje de El Pilar, tan bien presentada como ¨¢spera, descompuesta y deslucida para una terna valerosa, pero carente de imaginaci¨®n para esbozar algo m¨¢s all¨¢ de los muletazos a derecha e izquierda.
Hubo buen toreo de capa, eso s¨ª, y los detalles garbosos surgieron de las manos de ?lvaro Lorenzo, quien recibi¨® a su segundo con un buen ramillete de ver¨®nicas sentidas, y, especialmente, de Gin¨¦s Mar¨ªn, que se luci¨® con capotazos del mismo tenor ante el tercero, y se ci?¨® por chicuelinas emocionantes ante el sexto.
El Pilar/L. Sim¨®n, Lorenzo, Mar¨ªn
Toros de El Pilar, bien presentados, mansurrones, sosos, ¨¢speros y poca clase, a excepci¨®n del primero, noble.
L¨®pez Sim¨®n: pinchazo y estocada tendida (ovaci¨®n); estocada ca¨ªda y un descabello (ovaci¨®n).
?lvaro Lorenzo: pinchazo _aviso_ pinchazo y estocada (silencio); _aviso_ estocada (oreja).
Gin¨¦s Mar¨ªn: dos pinchazos _aviso_ y estocada ca¨ªda (silencio); _aviso_ estocada (oreja).
Plaza de Vistalegre. Madrid. 13 de mayo. Primera corrida de feria. Unas 2.000 personas de un aforo m¨¢ximo de 6.000.
Y sustos tambi¨¦n se repartieron, aunque de desigual manera, porque dos se los llev¨® en su cuerpo L¨®pez Sim¨®n, y el tercero un hombre de su cuadrilla, Jes¨²s Fern¨¢ndez. El matador fue volteado por su primero, que lo enganch¨® por la pierna izquierda cuando lo pasaba de muleta y lo lanz¨® contra la arena; pero el topetazo gordo lleg¨® en el cuarto, un animal con genio que se par¨® en seco cuando L¨®pez Sim¨®n lo toreaba con la mano derecha, le lanz¨® un testarazo en seco al pecho, lo busc¨® con sa?a en el suelo y lo dej¨® maltrecho y sin aliento. Se lo llevaban las asistencias en volandas, pero el torero se recompuso al momento con gallard¨ªa. Y Fern¨¢ndez perdi¨® pie a la salida de un par de banderillas, y a¨²n debe estar dando gracias por salir de la plaza de manera vertical.
Mala corrida de El Pilar, a excepci¨®n del noble primero, con el que L¨®pez Sim¨®n no pudo superar la frialdad ambiental, y no dijo nada. El cuarto no lo dej¨® hablar, y el torero madrile?o pas¨® desapercibido.
Con muchas tablas, como si la pandemia no hubiera existido para ¨¦l, se present¨® Lorenzo; muy remiso a embestir se mostr¨® su primero, y sin calidad alguna el quinto, pero el torero no se cansaba de dar pases que no interesaban a nadie. Hasta un aviso son¨® antes de que montara la espada ante su segundo, y el presidente lo premi¨® con una oreja m¨¢s que generosa que algunos espectadores protestaron con raz¨®n. No hab¨ªa lugar.
Artista con el capote, dicho queda, valiente, tambi¨¦n, y pesado como el que m¨¢s, Gin¨¦s Mar¨ªn pase¨® otra oreja del sexto porque no se arredr¨® ante la mala condici¨®n del animal y aguant¨® tarascadas varias, lo que es muy de agradecer; y capote¨® con garbo por ver¨®nicas y chicuelinas.
Pero todo lo entristecen estos j¨®venes con unas faenas insoportablemente largas; como si ese fuera el mejor modo de luchar contra los tonos grises de Vistalegre.
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