Sonya Yoncheva, creadora de experiencias
La soprano b¨²lgara canta un impresionante recital, como debut en la Asociaci¨®n Bilba¨ªna de Amigos de la ?pera, que ha reinventado la programaci¨®n de su 69? temporada.
La fil¨®sofa francesa Catherine Cl¨¦ment public¨®, en 1979, un influyente libro titulado La ¨®pera, o la destrucci¨®n de las mujeres (L¡¯op¨¦ra ou la d¨¦faite des femmes, en su t¨ªtulo original). Una lectura en clave feminista del libreto de las principales ¨®peras del siglo XIX donde denunci¨® muchos aspectos oscuramente mis¨®ginos de sus tramas. Pero, en su argumentaci¨®n, la m¨²sica se relega a una especie de narc¨®tico que nos atrapa hast...
La fil¨®sofa francesa Catherine Cl¨¦ment public¨®, en 1979, un influyente libro titulado La ¨®pera, o la destrucci¨®n de las mujeres (L¡¯op¨¦ra ou la d¨¦faite des femmes, en su t¨ªtulo original). Una lectura en clave feminista del libreto de las principales ¨®peras del siglo XIX donde denunci¨® muchos aspectos oscuramente mis¨®ginos de sus tramas. Pero, en su argumentaci¨®n, la m¨²sica se relega a una especie de narc¨®tico que nos atrapa hasta el punto de hacernos olvidar la violencia ejercida contra las mujeres. Precisamente, las estrategias musicales para representar los papeles femeninos en la ¨®pera han terminado ocupando el centro de ese debate feminista, como demostr¨® Susan McClary, en su ya cl¨¢sico estudio sobre Carmen, de Bizet (Cambridge, 1992). Despu¨¦s se han incorporado sus voces. Y escuchar atentamente lo que cantan las hero¨ªnas de una ¨®pera, en lugar de atender tan solo a lo que dicen o padecen, permite restaurar la dimensi¨®n corp¨®rea de la m¨²sica frente a la incorporeidad de la partitura. Un protagonismo que, seg¨²n la music¨®loga Carolyn Abbate, convierte a las divas oper¨ªsticas en creadoras de experiencias.
Lo comprobamos, este s¨¢bado, en el Palacio Euskalduna de Bilbao, durante el recital de la soprano b¨²lgara Sonya Yoncheva (Plovdiv, 39 a?os). Una brillante actuaci¨®n enmarcada dentro de ABAO Opera Live, el ciclo de recitales que han permitido a la Asociaci¨®n Bilba¨ªna de Amigos de la ?pera mantener un m¨ªnimo de actividad en directo, este 2021, tras la imposibilidad de levantar el tel¨®n desde noviembre, a consecuencia de las estrictas medidas sanitarias contra la pandemia del Gobierno vasco. Entonces se pudo ver en Bilbao la ¨²nica producci¨®n oper¨ªstica de toda la temporada: Il turco in Italia, de Rossini, acortado a 90 minutos, sin descanso y con un aforo muy reducido.
Pero la asociaci¨®n oper¨ªstica bilba¨ªna se ha reinventado. Ha programado actividades virtuales destinadas a sus abonados, como el programa ABAOenCasa y Opera Skill Experience. Y ha conseguido volver a reunir a su p¨²blico en el Palacio Euskalduna con la referida serie de recitales donde se han escuchado algunas de las principales divas oper¨ªsticas del momento, como Lisette Oropesa, Anita Rachvelishvili, Sondra Radvanovsky y Sonya Yoncheva, adem¨¢s de actuaciones de Carlos ?lvarez junto a Roc¨ªo Ignacio. El ciclo culminar¨¢, a finales de este mes, con un programa de arias y d¨²os con orquesta de Ainhoa Arteta y Teodor Ilincai, en sustituci¨®n de la aplazada producci¨®n de Tosca, que aspiraba a culminar esta dif¨ªcil 69? temporada de ABAO.
Yoncheva representa un modelo poco com¨²n de cantante vers¨¢til, que combina la m¨²sica antigua con el gran repertorio oper¨ªstico. Inici¨® su carrera dentro de la academia vocal de William Christie, y dio el salto a la ¨®pera tras vencer, en 2010, en el concurso Operalia. Su discograf¨ªa, en Sony Classical, combina ¨®pera francesa con Handel y Verdi, pero tambi¨¦n m¨²sicas barrocas italianas y espa?olas con una canci¨®n del grupo sueco Abba. Y en su inmenso repertorio coexisten papeles tan diferentes, como Poppea de L¡¯incoronazione di Poppea, de Monteverdi, con la que debut¨® en Salzburgo, en 2018, la belcantista Imogene de Il pirata, de Bellini, que hizo la pasada temporada en el Teatro Real, y Tosca que volver¨¢ a cantar con p¨²blico a finales de este mes en la reapertura de la ?pera de Viena.
La soprano b¨²lgara llegaba a Bilbao tras protagonizar, el mes pasado, sendos recitales, en Madrid y Valencia, centrados en romanzas de zarzuela y canciones italianas. Y eligi¨® para su debut bilba¨ªno un programa de arias de ¨®pera al piano perfectamente dise?ado en torno a importantes ¨¦xitos de su repertorio. Lo abri¨® y cerr¨® con Massenet, al que a?adi¨® la habitual Habanera de Carmen de muchos de sus recitales. En medio, dedic¨® una secci¨®n a ¨®pera eslava (Chaikovski y Dvo?¨¢k) y otra a Puccini. Abri¨® el fuego, como en su primer disco, con el aria de Salom¨¦, Il est doux, il est bon, de H¨¦rodiade, de Massenet, que cant¨® con voz fresca, homog¨¦nea y caudalosa. Pero tambi¨¦n dando vida a las marcas din¨¢micas y emocionales de la partitura. En cinco minutos consigui¨® crear una imagen vocal convincente de esa ni?a solitaria, que se siente irresistiblemente atra¨ªda por Juan el Bautista, y que terminar¨¢ clav¨¢ndose una daga al conocer la ejecuci¨®n del profeta. El nivel de introspecci¨®n vocal de Massenet continu¨® con la cortesana Tha?s y su aria del espejo, O mon miroir fid¨¨le, que abre el segundo acto. Y la voz se torn¨® hosca, taciturna y resentida, para volverse sensual, cuando pide a su espejo que le diga que ser¨¢ eternamente bella, pero tambi¨¦n oscura y ansiosa ante el temor a la vejez. Yoncheva se movi¨® con seguridad por toda la tesitura, aunque aqu¨ª evit¨® el re sobreagudo final.
Como intermedio entre cada secci¨®n de arias, el pianista franc¨¦s Antoine Pallou, que acompa?¨® con m¨¢s solvencia emocional que musical a la cantante b¨²lgara, a?adi¨® una pieza en solitario. Fue lo m¨¢s flojo del recital. Y, aparte de tocar el Nocturno en do sostenido menor B 49, de Chopin (y no el op. 72 como indicaba el programa) o una almibarada Meditaci¨®n de Tha?s, nos sorprendi¨® con una rareza que no se hab¨ªa anunciado en el programa de mano. Para abrir la secci¨®n dedicada a Puccini toc¨® su Foglio d¡¯album, una de las dos ¨²nicas piezas pian¨ªsticas del compositor de Lucca, pero que no se publicaron hasta muchos a?os despu¨¦s de su muerte. Yoncheva hab¨ªa cantado antes el arioso de Iolanta, y tambi¨¦n la Canci¨®n a la luna, de Rusalka. Lo hizo con comodidad en todos los registros, con un timbre bell¨ªsimo, impecable dicci¨®n y atenci¨®n a cada detalle de la partitura, pero su interpretaci¨®n conect¨® menos con la princesa ciega de Chaikovski y la ninfa acu¨¢tica de Dvo?¨¢k.
Las tres arias de Puccini fueron lo mejor del recital. Yoncheva empez¨® con una impresionante versi¨®n de la cavatina de Anna, de Le Villi. Y, a pesar de su ser¨¢fica expresi¨®n facial, todos sentimos la ilusi¨®n de esa joven que mete un ramo de nomeolvides en la maleta del tarambana de su prometido, mientras repite con brillo inimitable y en todos los planos vocales posibles: ¡°Non ti scordar di me!¡±. Le sigui¨® el arietta de Mim¨¬, del tercer acto de La boh¨¨me. Y escuchamos una versi¨®n llena de celestial pasi¨®n de Donde lieta usc¨¬, pero tambi¨¦n de detalles, como ese matiz vulnerable que a?ade a su reiteraci¨®n de ¡°Addio, senza rancor¡±, y que fue tan celebrado en su debut de ese t¨ªtulo, in extremis, en la Metropolitan Opera de Nueva York, en 2014. Lo mismo podr¨ªa decirse de Un bel d¨¬ vedremo, de Madama Butterfly, que ti?e de los m¨¢s funestos presagios.
Yoncheva volvi¨® a Massenet para terminar. Y, tras despedirse de la sencilla vida dom¨¦stica con Des Grieux, en la Adieu notre petite table de Manon, se enfund¨® el personaje protagonista de Carmen, de Bizet. De hecho, fue casi el ¨²nico personaje que represent¨® durante el recital. Lo hizo mientras cantaba su popular Habanera detr¨¢s del pianista, lo que quiz¨¢ explique el peque?o despiste que tuvo durante el acompa?amiento.
Al final hubo muchos aplausos y alg¨²n que otro bravo, entre los 600 espectadores, distanciados y enmascarados. Yoncheva correspondi¨® con una breve alocuci¨®n en espa?ol, donde record¨® su reciente recital en el Teatro de la Zarzuela y confes¨® su pasi¨®n por La Marchenera, de Moreno Torroba. Cant¨® con excelente dicci¨®n y garbo, junto a una asombrosa vocalidad, la petenera Tres horas antes del d¨ªa. Cosech¨® entonces la mayor ovaci¨®n de la noche, pero tan solo se anim¨® con otra propina m¨¢s: la famosa plegaria de Lauretta, O mio babbino caro, de Gianni Schicchi, de Puccini. Una exquisita despedida de esta creadora de experiencias oper¨ªsticas que no se pueden replicar ni en un disco ni por Internet. Que se lo digan al cr¨ªtico cultural Wayne Koestenbaum que, en su brillante y locuaz, The Queen¡¯s Throat, confes¨® haber tenido la fantas¨ªa de tragarse a la soprano Leontyne Price durante un recital.
SONYA YONCHEVA
Obras de Massenet, Chopin, Chaikovski, Dvorak, Puccini y Bizet. Sonya Yoncheva, soprano. Antoine Palloc, piano. ABAO On Stage. Palacio Euskalduna, 15 de mayo.