Cornada muy grave al novillero Manuel Perera

La grave cornada en el vientre que sufri¨® Manuel Perera al entrar a matar al tercero de la tarde fue el garbanzo negro, la triste noticia de un extraordinario espect¨¢culo protagonizado por una excelente novillada de El Freixo, propiedad de El Juli, y tres novilleros henchidos de ilusi¨®n, fortaleza y capacidad que componen un mensaje de optimismo para el futuro en los dif¨ªciles momentos que atraviesa la tauromaquia moderna.

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Un gran desprop¨®sito a caballo

Cuando finaliz¨® el festejo, sobre las nueve y veinte de la noche, a¨²n continuaba la intervenci¨®n quir¨²rgica en la enfermer¨ªa de la plaza, no se tem¨ªa por su vida, pero los m¨¦dicos consideran que su estado es ¡°muy grave¡±.

Todo sucedi¨® en la suerte suprema. El joven se ech¨® literalmente encima de los pitones del novillo que lo corne¨® en el vientre, lo levant¨® por los aires y lo lanz¨® contra la arena en una fea ca¨ªda. Desde ese mismo instante la impresi¨®n en la plaza era que se trataba de una fuerte cornada.

Hasta ese momento, Perera se hab¨ªa comportado como un novillero aguerrido, valiente y decidido. Recibi¨® al novillo en la puerta de chiqueros con el capote a la espalda y se luci¨® despu¨¦s en un quite por tafalleras. Muleta en mano, comenz¨® de rodillas ante un animal codicioso que persegu¨ªa con fiereza el enga?o. Perera lo pas¨® por ambas manos en tandas aceleradas, con la figura arqueada, pero dispuesto a no dejarse ganar la pelea por un oponente de calidad suprema. Unas insulsas manoletinas finales precedieron a la cogida, momento en el que Perera quiso demostrar que ven¨ªa a por todas, y que su escasa experiencia la pod¨ªa suplir con entrega. As¨ª fue, pero el precio fue alto.

Hasta ese instante fat¨ªdico, la novillada se desarrollaba como un gran espect¨¢culo, y as¨ª continu¨® despu¨¦s, aunque la cogida conmocion¨® a la plaza y a todos los toreros.

Los novillos de El Juli fueron excelentes; con el trap¨ªo correcto, cumplidores en varas (t¨¦ngase en cuenta que para todos los toreros se trata de un tr¨¢mite irrelevante), que acudieron al galope en banderillas y se entregaron en la muleta con codicia, recorrido, humillaci¨®n y una clase que no se prodiga en la actualidad. A ninguno se le dio la vuelta al ruedo, y varios de ellos la merecieron, pero todos, a excepci¨®n del sexto, m¨¢s desfondado, fueron despedidos con una cerrada ovaci¨®n del respetable.

Novillos de excelsa calidad para tres j¨®venes toreros valientes, ilusionados y empe?ados en sacar partido de una oportunidad de oro que, quiz¨¢, no se les vuelva a presentar en sus vidas.

Y el triunfador fue Tom¨¢s Rufo, un torero con oficio, hecho, asentado, con una concepci¨®n cl¨¢sica en la cabeza, con sentido del temple, de la naturalidad y del tiempo.

Tore¨® de manera exquisita a la ver¨®nica a sus dos novillos, y sorprendi¨® en dos tandas de naturales a su primero, que fueron el reflejo de unas mu?ecas artistas con sentido de la profundidad torera. Y su gran faena lleg¨® ante el quinto, quiz¨¢ el novillo m¨¢s templado del encierro. Toda su labor fue un ramillete de destellos emocionantes, presidido por la seguridad, la confianza, el temple, la gracia y la largura de los muletazos. Cuando mat¨® de una estocada trasera pase¨® las dos orejas como premio a una actuaci¨®n ilusionante para el futuro.

Antonio Grande mat¨® tres novillos y no acab¨® de redondear la actuaci¨®n exitosa que, con seguridad, guardaba en sus adentros. Lo dio todo, en especial ante su primero, un novillo que sorprendi¨® a todos por su movilidad, nobleza y calidad. Lo recibi¨® de rodillas en el tercio con remates a dos manos, dibuj¨® a continuaci¨®n la ver¨®nica y destac¨® por chicuelinas y gaoneras. Y en el tercio final, que tambi¨¦n comenz¨® y finaliz¨® de hinojos, se esmer¨® por ambas manos, pero no surgi¨® el cl¨ªmax esperado, y qued¨® la impresi¨®n de que no hab¨ªa podido deleitarse con la clase del novillo.

Lleg¨® al cuarto conmocionado por la cogida de su compa?ero y se le not¨®. Hubo una tanda de derechazos hondos y un natural suelto, pero se esperaba m¨¢s. Y ante el sexto, el ¨²nico animal sin fondo, se justific¨® sobradamente a la ver¨®nica y traz¨® buenos muletazos sin que su labor cuajara como hubiera sido su deseo.