Muere Jos¨¦ Luis Alexanco, el artista de los procesos
Fallecido en su domicilio a los 79 a?os, el creador madrile?o trabaj¨® con el movimiento como materia primigenia de grabados, pinturas y esculturas
Este domingo por la noche falleci¨® en su domicilio madrile?o, a los 79 a?os, por una parada cardiorrespiratoria abrupta, el artista pl¨¢stico Jos¨¦ Luis Alexanco (Madrid, 1942-2021), seg¨²n ha confirmado la galer¨ªa Maisterravalbuena. A Alexanco, uno de los creadores espa?oles de vanguardia m¨¢s rigurosos y originales de su generaci¨®n, no le interesaba tanto el resultado, las cosas en s¨ª, como el proceso de realizarlas. Quiz¨¢ por esa raz¨®n, pocas carreras como la suya reflejan el proceso, captan el movimiento. Toda su tra...
Este domingo por la noche falleci¨® en su domicilio madrile?o, a los 79 a?os, por una parada cardiorrespiratoria abrupta, el artista pl¨¢stico Jos¨¦ Luis Alexanco (Madrid, 1942-2021), seg¨²n ha confirmado la galer¨ªa Maisterravalbuena. A Alexanco, uno de los creadores espa?oles de vanguardia m¨¢s rigurosos y originales de su generaci¨®n, no le interesaba tanto el resultado, las cosas en s¨ª, como el proceso de realizarlas. Quiz¨¢ por esa raz¨®n, pocas carreras como la suya reflejan el proceso, captan el movimiento. Toda su trayectoria est¨¢ marcada por esa voluntad decidida y algo quim¨¦rica, no ya de representar el movimiento a la manera en que lo hab¨ªan hecho antes Giacomo Balla o Muybridge, sino de serlo.
Y eso que en sus inicios, reci¨¦n salido de la Facultad de Bellas Artes, consigui¨® un precoz Premio Nacional de Grabado (1965), disciplina a la que se le supone cierta vocaci¨®n de estatismo y permanencia. Solo un a?o m¨¢s tarde volver¨ªa a triunfar en la primera Bienal del Grabado de Cracovia, donde fue distinguido junto a pesos pesados como Alechinsky o Vasarely. En 1966 se encarg¨® de coordinar un proyecto pionero, el que hab¨ªan puesto en pie la Universidad de Madrid y la compa?¨ªa IBM para ceder un ordenador de ¨²ltima generaci¨®n a un grupo de artistas sin m¨¢s prop¨®sito que aprovechar las horas en las que no se utilizaba para fines estrictamente cient¨ªficos ni m¨¢s expectativas que ver qu¨¦ sal¨ªa de aquello.
?l se encarg¨® de reclutar a los creadores que participaron en el experimento, un peque?o batall¨®n de j¨®venes turcos a la espa?ola que inclu¨ªa a Elena Asins, Eusebio Sempere o Soledad Sevilla. Posiblemente ninguno se implic¨® tanto como ¨¦l, que lleg¨® a aprender el lenguaje de programaci¨®n Fortran con el que desarroll¨® un software de nombre MOUVNT (por movimiento, claro). Que a partir de ah¨ª se generaran esculturas en distintos formatos y materiales a ¨¦l le parec¨ªa lo de menos: era lo novedoso y fecundo de la experiencia lo que siempre destacaba.
Quiz¨¢ el trabajo que mejor da cuenta de esa b¨²squeda sea Soledad interrumpida, realizada en colaboraci¨®n con el m¨²sico vanguardista Luis de Pablo, obra total entre la escultura y la performance en la que 140 antropomorfos (¡°mu?ecos¡±, los llamaba ¨¦l con menos pompa) se mov¨ªan gracias a un sistema de aire comprimido y que se estren¨® en Buenos Aires en 1971. Este proyecto tuvo un periplo internacional durante el que surgieron todo tipo de interpretaciones pol¨ªticas por sus posibles paralelismos con las v¨ªctimas del r¨¦gimen franquista, que ¨¦l siempre neg¨®. Tambi¨¦n junto a De Pablo organiz¨® los primeros ¨Cy ¨²nicos- Encuentros de Pamplona de 1972, un festival de arte vanguardista concebido por la familia Huarte y su tarea de mecenazgo para seguir la estela de la Documenta de Kassel, y que se cerr¨® entre esc¨¢ndalos varios, como era previsible que suceder¨ªa con aquel ovni aterrizado en medio de una conservadora ciudad del tardofranquismo.
La llegada la democracia le cogi¨® viviendo en Nueva York, y por la movida pas¨® de puntillas, m¨¢s por cercan¨ªa personal con alguna de sus piezas clave que por afinidad art¨ªstica, aunque form¨® parte de la selecta escuadra del galerista Fernando Vijande, para quien dise?¨® la ic¨®nica escalera que daba acceso a su local en un garaje de la calle N¨²?ez de Balboa. Cuando se le encarg¨® otro trabajo como dise?ador, el de la edici¨®n pr¨ªncipe de la Constituci¨®n Espa?ola, el resultado estaba trufado con tantos detalles ¨Ccomo que la preceptiva bandera rojigualda estuviera oculta y despeluchada en los hilos de la encuadernaci¨®n, o que para sacar el libro de su estuche hubiera que oprimir el escudo, que acababa inevitablemente sucio y desgastado- que cuesta pensar que fueran una coincidencia.
La madrile?a Sala Alcal¨¢ 31 le dedic¨® el a?o pasado su ¨²ltima gran exposici¨®n, una retrospectiva que incluy¨® su pel¨ªcula Percusum, donde condensaba m¨¢s de medio siglo de carrera y se enorgullec¨ªa de no haber incluido en ella ¡°ni un solo cuadro, ni una obra completa¡±. Pensaba exponerla tambi¨¦n en la muestra que preparaba para finales del a?o pr¨®ximo en el Museo Universidad de Navarra. Es, quiz¨¢, la pieza suya que mejor resume su modesta utop¨ªa.