La abad¨ªa del Valle de los Ca¨ªdos devuelve a la Biblioteca Nacional 477 libros retirados durante la dictadura
El traslado de ejemplares, descubierto por una trabajadora, se aprob¨® en 1961 sin que conste la raz¨®n oficial ni est¨¦ claro el n¨²mero exacto de vol¨²menes entregados. El valor total de lo recuperado asciende a 400.000 euros
En octubre de 2007, una trabajadora de la Comunidad de Madrid entr¨® en la abad¨ªa del Valle de los Ca¨ªdos. Ten¨ªa por delante la ingente tarea de inventariar y clasificar distintas bibliotecas eclesi¨¢sticas, cuya descripci¨®n y localizaci¨®n se volcar¨ªa despu¨¦s en el Cat¨¢logo Colectivo del Patrimonio Bibliogr¨¢fico Espa?ol, dependiente del Ministerio de Cultura. Una d¨¦cada despu¨¦s, se emple¨® en la Biblioteca Nacional de Espa?a (BNE), donde le result¨® familiar el sello de algunos libros. Hab¨ªa visto aquella misma marca del Monasterio de Ucl¨¦s (Cuenca) en la abad¨ªa de Cuelgamuros. As¨ª dio comienzo una investigaci¨®n interna hasta dar con el acta del traslado al Valle. Fechado a 14 de abril de 1961, el documento dejaba constancia de la entrega por parte de la biblioteca de 963 ejemplares de los siglos XVI al XIX, si bien el listado que lo acompa?aba solo nombra 494, retornados ahora a excepci¨®n de 34 faltas. Se desconoce la raz¨®n de esta disparidad de cifras.
El valor total de los vol¨²menes recuperados asciende a 400.000 euros, seg¨²n c¨¢lculos de la BNE. El proceso cont¨® con el apoyo de Patrimonio Nacional y culmin¨® el pasado viernes tras una rigurosa investigaci¨®n iniciada hace dos a?os, cuando se emprendi¨® la revisi¨®n del listado original, afectado por ¡°numerosas imprecisiones descriptivas y varias omisiones¡±, como explica Isabel Ruiz de Elvira, directora del departamento de Manuscritos, Incunables y Raros. En abril cotejaron aquel documento F¨¢tima Ballesta, jefa del Servicio de Publicaciones; Adelaida Caro, jefa del Servicio de Reserva Impresa, y la propia Ruiz de Elvira, quienes visitaron a los benedictinos hasta en seis ocasiones. La primera de esas largas jornadas, gracias a las cuales se detectaron 14 vol¨²menes ausentes en el informe de 1961, result¨® fallida. El abad bibliotecario encontraba impropio el acceso de tres mujeres a una zona de clausura y consult¨® al superior, que finalmente dio su aprobaci¨®n.
La firma del acuerdo se produjo el mi¨¦rcoles en la Biblioteca Nacional, cinco d¨ªas despu¨¦s de la restituci¨®n. El prior Santiago Cantera declar¨® esa tarde a EL PA?S, a su regreso a Cuelgamuros, que ¡°la relaci¨®n entre ambas instituciones ha sido muy correcta, en todo momento de colaboraci¨®n y ayuda¡±. Ning¨²n responsable de la orden ha facilitado m¨¢s informaci¨®n a pesar de los reiterados intentos realizados por este diario en las ¨²ltimas semanas. Aunque Cabrera declin¨® aclarar la causa del dep¨®sito efectuado en 1961, Ruiz de Elvira apunta razones hist¨®ricas: ¡°Toda abad¨ªa deb¨ªa tener un fondo bibliogr¨¢fico, por lo que se recogieron donaciones de particulares religiosos, conventos y otras instituciones benedictinas¡±. La direcci¨®n de la BNE estaba vacante en aquella ¨¦poca. Ces¨¢reo Goicoechea Romano fue destituido el 10 de noviembre de 1960 y Miguel Bordonau no se incorpor¨® hasta el 30 de noviembre del a?o siguiente. Fue el subdirector Jos¨¦ L¨®pez del Toro quien autoriz¨® la entrega, aunque se desconoce el origen de tal disposici¨®n.
Entonces administraba la abad¨ªa el fundador de la misma, fray Justo P¨¦rez de Urbel, investido en presencia del dictador, a quien asesoraba como miembro del Consejo Nacional del Movimiento. Adem¨¢s, el benedictino compagin¨® su priorato con un privilegiado asiento en las cortes franquistas. ¡°No hemos podido averiguar si la decisi¨®n fue suya, aunque s¨ª ten¨ªa la influencia necesaria para ello¡±, apunta Ruiz de Elvira. La investigadora recuerda que la devoluci¨®n a la Biblioteca Nacional pudo completarse porque nunca hubo escritura legal del traslado. La palabra ¡°donativo¡± solo se cita en la tarjeta de agradecimiento que los monjes dedicaron al secretario de la BNE. La Abogac¨ªa General del Estado determin¨® en un informe que ¡°se trata de bienes del Patrimonio Hist¨®rico Espa?ol y son bienes de dominio p¨²blico, inalienables, por lo que su dep¨®sito en el Valle de los Ca¨ªdos solo pudo haberse hecho en concepto de pr¨¦stamo o comodato¡±.
Cinco ejemplares ¨²nicos
El t¨ªtulo devuelto m¨¢s antiguo es una edici¨®n de Plutarco impresa en 1535, seguido por las obras de Plat¨®n ¨Dedici¨®n de Marsilio Ficino¨D publicadas en Lyon en 1567 por Antoine Vincent. Si bien en la BNE se conservan m¨¢s copias de estos libros, se han recuperado cinco ejemplares ¨²nicos, como un biograf¨ªa de m¨¦dicos germanos que escribi¨® Melchior Aldamus (1620). Destaca In sacram Iudith historiam commentarius litteralis & moralis (1663), ilustrado por el benedictino Jos¨¦ de la Cerda y del que solo se guardaba el primer volumen. El tema religioso es preponderante, incluyendo sermones, vidas de santos, teolog¨ªa, derecho can¨®nico o doctrinarios de ¨®rdenes religiosas y militares. Les siguen las obras historiogr¨¢ficas y los ensayos filos¨®ficos. El tipo de referencias menos habituales proceden de varias colecciones privadas, del siglo XIX, como la del jurista Fernando Jos¨¦ de Velasco y Ceballos ¨Dmiembro honorario de la Real Academia Espa?ola¨D o el legado del historiador Pascual de Gayangos, que coleccion¨® un alfabeto tibetano.
Abundan los ejemplares extra¨ªdos de conventos, algunos de ellos ingresados en la BNE durante las sucesivas desamortizaciones. Destacan las obras sobre demonolog¨ªa, rama teol¨®gica encargada del estudio de las distintas formas que adquiere el maligno. Los investigadores han identificado dos decenas de t¨ªtulos, de los siglos XVI y XVII, que cuentan con marcas de expurgo o est¨¢n incluidos en ¨ªndices prohibidos. En cuanto a la forma, se pueden encontrar encuadernaciones singulares del barroco, como envolturas en piel sobre tabla, gofrado con hierros dorados o supralibros, donde se indicaba al propietario mediante el uso de su her¨¢ldica. De las 34 faltas, solo dos son ¨²nicas, es decir, que la BNE carece de otra copia. Se trata del Tractatus diversi super maleficiis (1560), valorado en 390 euros. Y un cat¨¢logo de medicamentos, impreso por el Colegio de Farmac¨¦uticos de Valencia en 1605, que un portal de libro antiguo vende por el equivalente a 96 euros.
Babelia
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