Del cayuco al escenario: inmigrantes llegados a La Palma recrean su aventura en una obra de teatro
Siete senegaleses llegados de manera accidental a la isla canaria representan en una obra sus dos semanas de angustiosa navegaci¨®n
Fue un milagro que la tripulaci¨®n del cayuco decidiera dar la vuelta sin saber que lo que les quedaba en ese momento por delante no era m¨¢s que la inmensidad del Atl¨¢ntico. Una muerte casi segura. Tras dos semanas de traves¨ªa, hab¨ªan visto unos puntitos de luz, pero en un principio decidieron seguir m¨¢s adelante porque pensaron que no era el destino deseado. Por suerte, al final dieron la vuelta y se dirigieron hacia all¨ª: eran los ¨²ltimos resquicios de civilizaci¨®n. Hab¨ªan sobrepasado Gran Canaria y Tenerife, los principales objetivos a los que pensaban que les llevar¨ªan las corrientes y las estrellas, pero de manera accidental los 24 senegaleses aparecieron en La Palma. Hac¨ªa m¨¢s de seis a?os que no arribaba una barca con emigrantes a esa isla.
Medio a?o despu¨¦s, siete de ellos se suben a las tablas del teatro para rememorar en una sencilla pero contundente obra la peripecia que les ha tra¨ªdo hasta Europa. Entre estos tres agricultores, tres alba?iles y un ebanista no hay di¨¢logos. Ni falta que hace para que el espectador capte la idea. Tras unos breves preparativos de la expedici¨®n, todos embarcan en una patera de madera pintada de colores que ocupa el centro del escenario. La banda sonora la protagoniza un m¨²sico con su kora, instrumento tradicional de la zona de Senegal y Mal¨ª, entre otros pa¨ªses. En medio de la penumbra, los tripulantes alternan conversaciones simuladas, miedos, rezos, cantos, v¨®mitos¡
Fran Pedrianes, actor y profesor de teatro, ha dirigido Touki Bi, que significa el viaje en legua wolof. Se ha representado en cuatro ocasiones acabando siempre con un coloquio entre p¨²blico y actores que ha servido para amplificar el mensaje. La ¨²ltima funci¨®n tuvo lugar el mi¨¦rcoles de la semana pasada en el teatro m¨¢s grande de la isla, el Circo de Marte. Unas 150 personas asistieron a una sesi¨®n de aforo restringido por la pandemia. Pedrianes es consciente de que no se trata m¨¢s que de una ¡°piecita¡± interpretada por ne¨®fitos, pero al mismo tiempo remarca que ha tenido junto a ¨¦l a los propios protagonistas de ¡°una historia que es muy potente¡±.
¡°Es importante para la sociedad en general que se les conozca no como n¨²meros o porcentajes sino como personas¡±Charo Gonz¨¢lez Palmero, concejal de Cultura de Los Llanos de Aridane
¡°El teatro es ¨²til para empoderarse e integrarse. Sus herramientas sirven para que grupos sociales marginados ganen autoestima¡±, explica el director de la obra. As¨ª es como las clases semanales de los martes con los migrantes senegaleses fructificaron con los meses en dar un paso m¨¢s all¨¢ con esta obra. Iban alternando ese taller con su aprendizaje del espa?ol o el de alg¨²n oficio como agricultura ecol¨®gica o carpinter¨ªa. Todo formaba parte de un proceso de integraci¨®n entre una poblaci¨®n mucho menos habituada a la llegada de embarcaciones que la de las islas orientales.
El objetivo es que ¡°haya una integraci¨®n real y que la gente de aqu¨ª los conozca de t¨² a t¨² y sepan por qu¨¦ han venido. Es importante para la sociedad en general que se les conozca no como n¨²meros o porcentajes sino como personas¡±, piensa Charo Gonz¨¢lez Palmero, concejal de Cultura del municipio de Los Llanos de Aridane y una de las impulsoras del taller de teatro. La experiencia de estos nuevos vecinos de la isla ha dado tambi¨¦n el salto a varios institutos en los que los migrantes han podido mantener contacto con los alumnos.
Contacto con alumnos
¡°Han podido abrir su mente a situaciones de desigualdad que desconocen porque ellos en las redes sociales viven una realidad paralela y cuando son testigos se sorprenden, les afecta y conmueve¡±, reconoce Nieves Gonz¨¢lez, profesora de Geograf¨ªa e Historia del instituto Eusebio Barreto de ese municipio. La visita durante dos d¨ªas al centro de los j¨®venes senegaleses ¡°ha sido importante para que ellos reflexionen sobre c¨®mo hay que acoger a las personas que llegan¡±, a?ade la profesora. Insiste en que los ni?os han de entender que el canario es un pueblo tradicionalmente emigrante al que ahora llegan personas de fuera como este grupo de subsaharianos.
El cayuco zarp¨® de San Luis de Senegal el 23 de agosto de 2020. Arrib¨®, casi por casualidad y de milagro, al litoral m¨¢s occidental del archipi¨¦lago, la costa de Tazacorte, el 6 de septiembre. Desde el 30 de junio de 2014 no aparec¨ªa una expedici¨®n con emigrantes por La Palma, de unos 83.000 habitantes. De los 24 tripulantes, solo 12 pudieron quedarse en esta isla, que ¨²nicamente dispone de un centro de acogida de Cruz Roja con esta capacidad. ¡°Se quedaron en La Palma hechos polvo pensando que no iban a poder salir de aqu¨ª¡±, reconoce la concejal Gonz¨¢lez Palmero. ¡°Al principio, los que se iban al centro de Las Ra¨ªces de Tenerife, una isla grande con m¨¢s posibilidades de dar el salto a la Pen¨ªnsula, se iban mas contentos. Y mira, al final ha sido al rev¨¦s¡±, se?ala refiri¨¦ndose a la experiencia vivida.
¡°El momento m¨¢s dif¨ªcil fue cuando nos perdimos en el camino. El m¨¢s feliz, la llegada a tierra¡±, resume a trav¨¦s de una videoconferencia Khoudoss Diagne, alba?il de 26 a?os originario de la localidad senegalesa de Touba. Este alumno del taller cuenta que, junto a otros candidatos, viaj¨® hasta San Luis, donde con ayuda de pescadores locales organizaron ellos mismos una expedici¨®n que llevaron a cabo sin la intermediaci¨®n de mafias a la que tuvieran que pagar pasaje alguno.
¡°Empezaron a sufrir estados de locura y peleas. Varios se quer¨ªan tirar al mar¡ y de repente vieron como un islote, pero lo vieron muy peque?ito¡±Fran Pedrianes, director de la obra
En los momentos m¨¢s delicados aplacaban los encontronazos surgidos a bordo con las oraciones a Al¨¢, explica Aliou Kouyate, de 31 a?os y originario de la capital Dakar. Trabajaba de alba?il y ebanista, empleos manuales que cada vez encuentran m¨¢s dif¨ªcil acomodo en el sistema productivo, se?ala, por lo que no pod¨ªa ganarse la vida. Todos los int¨¦rpretes de Touki Bi son ahora demandantes de asilo, aunque al ser migrantes econ¨®micos ser¨¢ complicado que obtengan el estatuto de refugiado.
A Fran Pedrianes le ha tocado de lleno la convivencia con estos alumnos senegaleses. ¡°Al s¨¦ptimo u octavo d¨ªa siguiendo las estrellas y las corrientes pillaron mal tiempo y se perdieron. Al d¨¦cimo d¨ªa se les acab¨® la comida y el agua. La cosa empez¨® a coger dramatismo. Empezaron a beber agua de mar¡±, comenta. Los relatos recogidos le sirvieron al profesor para hilar el argumento. ¡°Empezaron a sufrir estados de locura y peleas. Varios se quer¨ªan tirar al mar¡ y de repente vieron como un islote, pero lo vieron muy peque?ito y decidieron seguir. Tras unas horas, vieron que algo iba mal y decidieron virar para atr¨¢s, pues quedaba un poco de gasolina. Ese islote era La Palma. Si hubieran seguido, habr¨ªan muerto seguro¡±.
¡°Tras la tormenta llega la calma¡±, agradece esperanzado Aliou Kouyate. Piensa ya, tras ocho meses en La Palma, en su nueva vida en la Pen¨ªnsula junto a sus compa?eros. Este viernes aterrizaron en Madrid. De esta forma, ellos han ganado una batalla m¨¢s al destino, pero la obra Touki Bi habr¨¢ perdido seguramente la de su siguiente representaci¨®n. Pedrianes ve complicado que estos siete senegaleses vuelvan a pisar el escenario para contar su aventura, pero est¨¢ convencido de que ambas partes han sembrado y recogido gracias al teatro. La concejal de Cultura, Charo Gonz¨¢lez, hace balance con algo de pena: ¡°Aqu¨ª nos quedamos con la sensaci¨®n de que han pasado personas y que las hemos tratado como tales¡±.
Babelia
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