El sexo en el cine quiere ser como una coreograf¨ªa
Los coordinadores de intimidad, dedicados a garantizar que el rodaje de secuencias er¨®ticas respete tanto a los actores como la visi¨®n del director, se multiplican en EE UU y piden que su presencia sea normal en cualquier plat¨®
Nadie del equipo la conoc¨ªa. Ni tampoco entend¨ªan exactamente por qu¨¦ hab¨ªa aparecido en el plat¨®. No la hab¨ªan fichado como cineasta, ni actriz, ni t¨¦cnica. ?Qu¨¦ pintaba all¨ª Amanda Blumenthal? Ella misma lo explic¨®, con una charla ante todo el equipo. ¡°Nuestra labor es garantizar que en las secuencias de desnudo, sexo o intimidad haya seguridad y respeto; y, a la vez, ayudar al director a lograr su visi¨®n creativa¡±, lo resume ahora. Pero entonces, all¨¢ por 2018, la figura del coordinador de intimidad apenas empezaba a ser una profesi¨®n. Tanto que algunos se le acercaron a contarle los problemas que ten¨ªan en casa con sus relaciones.
¡°Todav¨ªa ocurre. Pero muy poco¡±, se r¨ªe. Porque en tres a?os ha habido una revoluci¨®n en cine y series. Su figura profesional, ya habitual en el teatro, es hoy casi omnipresente en los rodajes de Hollywood. Sobre la ola del movimiento Me Too, han surgido empresas ad hoc y escuelas de formaci¨®n, adem¨¢s de un trabajo codo con codo con el sindicato de int¨¦rpretes de EE UU. La serie The Deuce, de HBO, fue la primera en incorporar a estos profesionales en 2017. Pero Euphoria, Sex Education, Gente normal, It¡¯s a Sin, Podr¨ªa destruirte y hasta obras menos centradas en el sexo como Watchmen, Succession o el ¨²ltimo filme de James Bond han seguido el mismo camino. Pr¨¢cticamente todas las grandes plataformas, de Netflix a Amazon Prime Video, cuentan con ellos en sus filmaciones. Y, ahora que los rodajes vuelven a la senda habitual tras los parones por la pandemia, los coordinadores de intimidad buscan dar el salto definitivo: la normalizaci¨®n. Del sexo cinematogr¨¢fico como coreograf¨ªa pactada y preparada que no incomode a quien la realiza. Y de su presencia fija en cualquier plat¨®. Blumenthal estima que tal vez en cinco o seis a?os sea incluso obligatoria. Aunque en Espa?a y en casi toda Europa, salvo en el Reino Unido, apenas hay trazas de ellos.
¡°Buena parte del trabajo es previo. Por un lado, hablar con el director sobre su idea para la secuencia. Y, por otro, entender las preocupaciones de los actores: ¡®Te parece bien este beso, d¨®nde est¨¢ tu l¨ªmite¡¯. Un ¡®tal vez¡¯ es un ¡®no¡¯. Y hay que saberlo claramente porque as¨ª se puede confiar en los s¨ªes. Entonces se construye una especie de danza del cuerpo, con su ritmo y las pautas de c¨®mo y d¨®nde tocarse. Cuando todos est¨¢n contentos entra el equipo. Aunque si hay desnudos, es importante que sea un espacio privado¡±, explica Ita O¡¯Brien, una de las principales impulsoras brit¨¢nicas de la coordinaci¨®n de intimidad. Adem¨¢s, memorizan los contratos y sus cl¨¢usulas para que se cumplan y nadie se exceda, estudian ropa y estratagemas para mantener cubiertas y alejadas las partes ¨ªntimas, median en el caso de discrepancias, escuchan dudas e inseguridades de los int¨¦rpretes y buscan soluciones satisfactorias tambi¨¦n para los cineastas. O¡¯Brien lo compara con la coordinaci¨®n de los especialistas en secuencias de acci¨®n o de combates: ¡°Se vuelve una cosa como otra cualquiera del trabajo para hacerla lo mejor posible¡±.
Los ejemplos concretos, tras tres a?os de plena actividad, se multiplican. Blumenthal recuerda a una actriz que hab¨ªa aceptado una secuencia de sexo simulado donde se vieran sus nalgas. Pero, una vez en el plat¨®, result¨® que se inclu¨ªa un plano amplio con toqueteos y desnudo integral. La int¨¦rprete traslad¨® su miedo a la coordinadora de intimidad, que pact¨® con el director filmar esa imagen bajo las s¨¢banas. Y Meleza Morris, que lleva apenas dos meses ejerciendo, tras recibir la formaci¨®n de Blumenthal, cita otro caso: ¡°En un corto un pap¨¢ deb¨ªa azotar a una ni?a. Ninguno de los dos hab¨ªa actuado jam¨¢s y de golpe ten¨ªan que representar una secuencia de violencia, as¨ª que la directora me pidi¨® que estuviera presente¡±. Finalmente, la chica llev¨® pantalones protegidos, como los de patinaje, y encontraron la manera de que el hombre nunca la tocara, recuerda Morris. Y sugiere que su presencia tambi¨¦n podr¨ªa ampliarse en el futuro a desfiles de moda o rodajes pornogr¨¢ficos.
Aunque no siempre rige tanto consenso. Las tres coinciden en que la experiencia ha hecho m¨¢s conocido su trabajo y reducido el escepticismo. Pero las dudas persisten. Tanto que todas insisten en que en ning¨²n momento pretenden censurar o limitar a directores y guionistas. ¡°Es m¨¢s, tener una persona en el plat¨® dedicada a estas funciones permite a un cineasta liberarse de ello y centrarse m¨¢s en su trabajo¡±, asegura Morris. En un reciente reportaje de The Hollywood Reporter, la creadora de la serie Dead to Me, Liz Feldman, declaraba que contar con una coordinadora de intimidad le hab¨ªa supuesto ¡°cierto alivio¡±.
¡°Puede haber resistencia. Actores que no quieren ensayar o se ponen m¨¢s nerviosos, productores que te invitan a comprobar todo con los int¨¦rpretes y luego echarte a un lado, o directores que sienten que les pisas¡±, enumera O¡¯Brien. Incluso en ocasiones parte del equipo ha se?alado a la producci¨®n que consideraba innecesaria la presencia de un coordinador de intimidad. ¡°He trabajado en plat¨®s donde se intentaba forzar a los int¨¦rpretes a hacer cosas que no quer¨ªan. La mayor¨ªa tiene l¨ªmites muy serios respecto al desnudo y al final es su cuerpo el que permanecer¨¢ en la pantalla por la eternidad¡±, agrega Blumenthal. Ambas aseguran que contratos y castings ambiguos siguen siendo fuentes de conflictos. Una actriz se qued¨® pasmada cuando Blumenthal le pregunt¨® si estaba preparada para la secuencia con el pecho desnudo que iba a filmar, algo que ella desconoc¨ªa.
Pero los problemas tambi¨¦n pueden venir de los propios coordinadores de intimidad. Morris, de origen paname?o, es una de las pocas trabajadoras del sector ni blanca ni 100% anglosajona. Con menos de un centenar de profesionales en todo el planeta, la representatividad de distintas etnias, orientaciones e identidades sexuales o procedencias geogr¨¢ficas es muy limitada. En Espa?a hay una aprendiz de O¡¯Brien que apenas est¨¢ dando sus primeros pasos, seg¨²n considera su formadora. Las mujeres dominan, en todo caso, la profesi¨®n. De la sesentena de coordinadores que le constan a Blumenthal, solo cinco son hombres.
Algunas profesionales tambi¨¦n han demostrado poco entrenamiento y demasiado af¨¢n de protagonismo en el plat¨®, seg¨²n el art¨ªculo de The Hollywood Reporter. De ah¨ª que Blumenthal haya colaborado en la reciente elaboraci¨®n de unas pautas emitidas por el sindicato de actores de EE UU para profesionalizar m¨¢s a los coordinadores de intimidad. Entre otras medidas, se plantea la obligatoriedad de acumular formaci¨®n y experiencia y un registro oficial. Ellas mismas est¨¢n de acuerdo con reforzar las garant¨ªas. Se trata, al fin y al cabo, de su terreno de trabajo: la confianza.
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