¡®Envidia sana¡¯: del triunfo y su soledad
No me divierto excesivamente con esta comedia, pero tampoco me ocurre nada malo con ella, a excepci¨®n de su insufrible arranque
Debido a mi absurda, aunque incurable alergia a las tecnolog¨ªas, no dispongo de algo llamado enlaces, cuyas claves suministran productoras y distribuidoras para que puedas ver en casa sus pel¨ªculas. Pero algunas de ellas todav¨ªa hacen pases privados en sus salas o en los cines. De ellos me alimento tibiamente. Pero es muy raro que acuda a las salas comerciales para ver cine rodeado de p¨²blico que paga la entrada, el ancestral y aut¨¦ntico ritual. Sospecho lamentablemente que el n¨²mero de espectadores debe ser ¨ªnfimo. Debido a la peste y con el a?adido de la deserci¨®n que implica la llegada del calor. Tampoco encuentro demasiados t¨ªtulos en la cartelera que me inciten a animar a los lectores a que pasen por taquilla. Casi todo lo que se estrena tiene aire de saldo con pretensiones, de suspiro agonizante. Que dios o el diablo ayuden en el futuro a la exhibici¨®n en las salas, que retorne en dosis razonables la calidad o el atractivo, que las pel¨ªculas que se estrenan en las plataformas y destinadas al consumo casero, no acaben fulminando una tradici¨®n centenaria y gozosa consistente en ir al cine.
Intentando encontrar algo digerible, me acerco a la comedia francesa Envidia sana. Ya s¨¦ que abunda ese g¨¦nero en el cine franc¨¦s. Pero generalmente no consigo re¨ªrme con la mayor¨ªa de ellas. Esta la dirige Daniel Cohen, autor de una comedia que se me atragant¨®: El chef: la receta de la felicidad. Y en Envidia sana todo me invita en los 15 minutos iniciales a salir corriendo del cine. Hay una secuencia interminable, que el autor debe de considerar el colmo de la originalidad, la brillantez y la gracia, en la que dos parejas de amigos discuten, hasta poder provocar el ataque de nervios en los espectadores, sobre si quieren y deben tomar postre despu¨¦s de cenar en un restaurante. Y lamentas que el productor de la pel¨ªcula o alguna persona sensata no haya aconsejado a Cohen: acorta o elimina esta secuencia, porque no hay dios que la aguante.
A partir de ah¨ª la cosa mejora levemente, incluso tiene momentos ingeniosos. El tema se presta a la perversi¨®n, a reflexiones nada amables sobre la condici¨®n humana. Habla del ¨¦xito y de las pat¨¦ticas consecuencias que este puede tener en la relaci¨®n con los que se consideraban ¨ªntimos amigos, de algo tan mezquino como humano llamado envidia. El cuarteto lo forman una se?ora dicharachera e insoportable; su muy bobo marido, que cambia de aficiones todas las semanas tratando de encontrarse a s¨ª mismo y otorgar belleza y sentido a su anodina existencia; otro tipo convencido de que su trabajo en el aluminio es la profesi¨®n m¨¢s necesaria de la tierra, y su esposa, dependienta en una boutique y aguda observadora de las personas y las cosas. Cuando esta consigue imprimir en un libro lo que siente y este se convierte en un admirado best-seller, estalla la armon¨ªa que ten¨ªa con sus amigos y con su marido. Ninguno le perdona el inesperado y masivo triunfo, todos se creen m¨¢s capacitados que ella para haber logrado el reconocimiento social y profesional, el dinero y la fama que proporcionan. La conclusi¨®n es desoladora. Lo de estaremos juntos en la dicha y en la adversidad que proclama el sagrado matrimonio puede reducirse en este caso al ¡°te abandonaremos si alcanzas tus sue?os y los nuestros fracasan¡±.
Tengo mis man¨ªas en cuanto a actores y actrices. Envidia sana la protagoniza Vincent Cassel, una estrella del cine franc¨¦s y tambi¨¦n con prestigioso recorrido en el cine internacional. No dudo que posea talento, personalidad y magnetismo. Tampoco de que tengan id¨¦nticos dones interpretes como Joaquin Phoenix, Isabelle Huppert, Cassey Afleck, Tilda Swinton, Colin Farrell y unos cuantos m¨¢s que reciben todo tipo de premios y el fervor de incondicionales fans. Simplemente, no me caen bien. Y hay otros a los siempre me gusta verlos y escucharlos, incluso en sus pel¨ªculas m¨¢s decepcionantes. S¨ª me atrae B¨¦r¨¦nice Bejo, la deliciosa protagonista de The Artist, que aqu¨ª interpreta a la triunfadora que se qued¨® solita sin comerlo ni beberlo, debido a la envidia de sus seres m¨¢s cercanos. No me divierto excesivamente con esta pel¨ªcula, pero tampoco me ocurre nada malo con ella, a excepci¨®n de su insufrible arranque.
Envidia sana
Direcci¨®n: Daniel Cohen.
Int¨¦rpretes: B¨¦r¨¦nice Bejo, Vincent Cassel, Fran?ois Damiens, Florence Foresti.
G¨¦nero: comedia. Francia, 2020.
Duraci¨®n: 104 minutos.
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