La Mostra de Venecia habla euskera y gallego
El corto ¡®Heltzear¡¯, de Mikel Gurrea, y el largo ¡®Eles transportan a morte¡¯, ¨®pera prima de Samuel M. Delgado y Helena Gir¨®n, muestran en el festival la riqueza ling¨¹¨ªstica del cine espa?ol
Algunas pel¨ªculas llegan desde muy lejos. Y exponen en La Mostra de Venecia idiomas remotos. El festival acoge estos d¨ªas obras de 63 pa¨ªses, de Yemen a Singapur, de Pakist¨¢n a Filipinas. En las salas se escuchan el birmano, el kazajo y hasta una lengua perdida entre las monta?as de Nepal. Hay, por supuesto, filmes en castellano, de ambos lados del oc¨¦ano. Pero la geograf¨ªa espa?ola es una mina de palabras y el certamen no se ha conformado con las m¨¢s conocidas: por primera vez, sus pantallas hablan euskera, gracias ...
Algunas pel¨ªculas llegan desde muy lejos. Y exponen en La Mostra de Venecia idiomas remotos. El festival acoge estos d¨ªas obras de 63 pa¨ªses, de Yemen a Singapur, de Pakist¨¢n a Filipinas. En las salas se escuchan el birmano, el kazajo y hasta una lengua perdida entre las monta?as de Nepal. Hay, por supuesto, filmes en castellano, de ambos lados del oc¨¦ano. Pero la geograf¨ªa espa?ola es una mina de palabras y el certamen no se ha conformado con las m¨¢s conocidas: por primera vez, sus pantallas hablan euskera, gracias al corto Heltzear, de Mikel Gurrea, que se proyecta en la secci¨®n Horizontes. Eles transportan a morte, de Helena Gir¨®n y Samuel M. Delgado, en la Semana de la Cr¨ªtica, est¨¢ filmado enteramente en gallego. Hasta hay un personaje que lo emplea con acento canario. Y en Tres, que Juanjo Gim¨¦nez estrena en las Giornate degli Autori, se escucha el catal¨¢n. Ni siquiera en los cines espa?oles suele coincidir tal oferta ling¨¹¨ªstica. Y eso que, en realidad, es la de todos los d¨ªas.
Tanto que ni Gurrea ni los directores de Eles transportan a morte se plantearon siquiera la elecci¨®n. ¡°No s¨¦ por qu¨¦ no se hacen pel¨ªculas en m¨¢s idiomas, habiendo tantos. Tal vez sea todav¨ªa un producto de la pol¨ªtica centralista del franquismo, pero es un absurdo total¡±, explica Gir¨®n. Y el creador vasco lo tuvo igual de claro: ¡°Nunca fue una decisi¨®n, los elementos autobiogr¨¢ficos que puede haber en Heltzear los viv¨ª en euskera. Era as¨ª y lo escrib¨ª as¨ª. No hubo cuestionamiento. Aunque el corto tiene esa bendici¨®n que te permite ser miope respecto a la parte comercial¡±.
Porque lo cierto es que, a menudo, las reglas del mercado imponen otra historia. Y el idioma, m¨¢s que al creador, debe gustar al mayor p¨²blico posible. Fernando Le¨®n de Aranoa se vio obligado a contar la historia de Escobar en ingl¨¦s, para rematar la financiaci¨®n de Loving Pablo. La serie Chern¨®bil habla como sus productores estadounidenses, en lugar del ruso de quien vivi¨® aquella tragedia. Y Enrico Casarosa, director de la reciente Luca, pel¨ªcula de Pixar ambientada en las Cinque Terre, contaba que el italiano habr¨ªa complicado el visionado para demasiados ni?os. Ante ello, los cineastas espa?oles en Venecia han elegido un camino distinto. El de sus ra¨ªces.
Sus propias obras, al fin y al cabo, se aventuran lejos de los c¨¢nones. Heltzear es la carta de una joven escaladora a su hermano, etarra ausente. A la vez que la chica entrena para su ascenso m¨¢s dif¨ªcil, trata de superar las paredes en su vida. ¡°Es un filme muy f¨ªsico, con cierta r¨ªtmica del movimiento, como yo no hab¨ªa visto en el cine¡±, afirma Gurrea. Adolescencia y escaladas conforman dos capas de un relato que, seg¨²n el director, se parece a su propia juventud. La tercera se resume en el ¡°Gora Eta¡± escrito en una ventana del bus donde viaja la protagonista: un conflicto de fondo, pero omnipresente.
¡°Uno ni es consciente de qu¨¦ supone. Simplemente era as¨ª. ?ramos adolescentes en ese contexto, y deb¨ªamos vivir con ello. Y a la vez ten¨ªamos una vida muy parecida a la de otros lugares. Cuando pasan los a?os te das cuenta de que eso ejerce presiones espec¨ªficas, en la forma de pertenencias a grupos o c¨®digos est¨¦ticos¡±, sostiene Gurrea. El corto intenta condensar todo ello en apenas 17 minutos. Aunque su talento le ha granjeado al cineasta mucho m¨¢s tiempo: acaba de filmar su primer largo, Suro, con dos actores como Vicky Luengo y Pol L¨®pez.
Eles transportan a morte tambi¨¦n hace un ejercicio de s¨ªntesis. Porque Gir¨®n y Delgado quieren plantear en poco m¨¢s de una hora una enmienda a la totalidad del sistema. La trama sigue, por un lado, a tres hombres que escapan de una de las carabelas de Col¨®n; y, por otro, muestra la sutil¨ªsima l¨ªnea que entonces separaba a cualquier mujer de ser acusada de magia negra. Pero, mirando al pasado, denuncian sus frutos hoy en d¨ªa.
¡°Buscamos cuestionar algunos de los mitos fundacionales del Estado. Los relatos de conquista, el arquetipo de la bruja, la idea del progreso y de que producir sea la ¨²nica forma posible y deseable de avanzar¡±, agrega Gir¨®n. Para ello, han viajado con su una ¨®pera prima hasta 1492. Otra decisi¨®n, desde luego, nada habitual. A partir de A contratiempo, un poema de Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo que invitaba a las c¨¦lebres carabelas a volver atr¨¢s, ambos cineastas filman una obra pausada, donde la est¨¦tica resulta hipn¨®tica y hay planos que piden ser vistos en una pantalla grande. Precisamente su ritmo contemplativo, sin embargo, pone a prueba la atenci¨®n. Y corre el riesgo de ahuyentar a m¨¢s de un espectador.
¡°No categorizamos el cine por su complejidad o elitismo, como a veces se etiqueta a lo que se salga del modelo de representaci¨®n institucional. La sensibilidad no est¨¢ re?ida con pertenecer a un tipo de p¨²blico u otro¡±, plantea Delgado. Sugiere que muchas veces distribuidores y exhibidores se gu¨ªan por ¡°miedos econ¨®micos¡±. Y agrega: ¡°Todo el cine que no est¨¦ en la l¨ªnea de narraci¨®n que trabaja la industria mayoritaria est¨¢ abocado a niveles subterr¨¢neos. Aunque tampoco es nuestra competici¨®n: cualquier producci¨®n comercial invierte en publicidad el doble del coste entero de nuestra pel¨ªcula¡±. ¡°En lugar de compararse con las obras extranjeras, ?no ser¨¢ m¨¢s interesante buscar una idiosincrasia propia?¡±, insiste. La respuesta parece obvia. En gallego. En euskera. Y en cualquier otro idioma.