Julie Mehretu y Paul Pfeiffer o c¨®mo reinventar el arte desde lo abstracto
Los dos artistas neoyorquinos han participado en un coloquio en el museo Thyssen con motivo del estreno de sendas exposiciones en Madrid
El Museo Thyssen-Bornemisza reuni¨® este jueves a dos de los artistas contempor¨¢neos de mayor relevancia en la actualidad: Julie Mehretu y Paul Pfeiffer. Ella, neoyorquina de origen et¨ªope, tiene 50 a?os y sus pinturas abstractas ¡ªen las que superpone capas de acontecimientos hist¨®ricos, experiencias o recortes¡ª la han llevado a formar parte de la Academia Americana de las Artes y las Letras. ?l, neoyorquino de 55 a?os que ha crecido en Filipinas, ha desarrollado su trabajo en v¨ªdeo, escultura y fotograf¨ªa. Ambos han expuesto sus obras por casi todo el planeta y desde esta semana tambi¨¦n lo har¨¢n en Madrid. Desde las ocho de la tarde y durante casi una hora y media, dialogaron sobre la postura del arte en el mundo actual, de inmigraci¨®n, sobre c¨®mo dar nuevas formas de vida a los museos y futuros proyectos conjuntos, entre otros temas.
Durante el coloquio, en el que participaron tambi¨¦n Estrella de Diego y Agust¨ªn P¨¦rez Rubio y moderado por Guillermo Solana, los artistas abstractos pusieron puntos en com¨²n. El primero, su amistad, que aflor¨® en 1999 cuando trabajaron en la galer¨ªa de Christian Hayes, en el barrio neoyorquino de Harlem. Ah¨ª conocieron la galer¨ªa carlier | gebauer, con la que colaboran desde 2003. El segundo, su perspectiva como inmigrantes en la Gran Manzana. El tercero, y que ha marcado el pulso de gran parte de la charla, su proyecto conjunto: ?xodo.
Sobre este proyecto, Pfeiffer aclar¨® que aunque toman la historia de la Biblia como referencia, su plan va m¨¢s all¨¢: ¡°Nosotros la interpretamos no solo como esa salida de los hebreos que iban a la tierra prometida, sino como el periodo de una generaci¨®n que va dando vueltas en el desierto, que es como se siente la nuestra ahora, sin saber a d¨®nde ir. Hemos tenido que dejar nuestra casa y ahora nos vamos al desierto, no geogr¨¢fico sino antol¨®gico¡±.
El proyecto nace tambi¨¦n de preguntarse qu¨¦ partes han sido excluidas de la historia, a?adi¨® Pfeiffer, de cuestionarse qu¨¦ es lo que se ha hecho invisible, lo que se ha ocultado, los elementos oprimidos. ¡°Por eso queremos inventar o crear un nuevo lenguaje¡±, asever¨® el neoyorquino.
Mehretu mantuvo que la clave de la historia del ?xodo reside en que ¡°los hebreos no pueden huir de su esclavitud¡± y que al final est¨¢n destinados a volver al punto de partida. ¡°Por eso no pueden alcanzar la tierra prometida y dan vueltas en el desierto. Por lo tanto, ?c¨®mo podr¨ªan reinventar el lenguaje? Es como si la ¨²nica manera de avanzar en nuestro mundo sea la cat¨¢strofe y la autodestrucci¨®n. Sabemos que eso es un error y una imposibilidad. Incluso cuando intentas imaginar una realidad de manera diferente acabas volviendo a los viejos patrones. Viendo Kabul es como si volvi¨¦ramos 20 a?os atr¨¢s¡±, expuso la artista, poniendo como ejemplo lo ocurrido en Afganist¨¢n. ¡°C¨®mo cambiar el mundo sin salir de ese lenguaje. Esa negociaci¨®n, eso es el arte¡±.
Los artistas coincidieron en que ¡°lo dif¨ªcil¡± de este planteamiento es intentar algo nuevo y no acabar replicando lo de siempre. Y no solo en la esfera de lo pol¨ªtico y lo social, tambi¨¦n en la de lo art¨ªstico. ¡°Hay figuras de hace 2.000 a?os que seguimos replicando. Suponen un modelo para el universo¡±.
El debate sobre c¨®mo renovarse art¨ªsticamente se expandi¨® a los museos. Se plante¨® c¨®mo darles nuevas formas de vida y c¨®mo dar lecturas y miradas renovadas a colecciones ya expuestas. Mehretu, que agradeci¨® a los museos todo lo que hab¨ªa aprendido en ellos, consider¨® que ¡°todav¨ªa hay mucho que hacer y que cuestionar, incluso sobre las ideas de c¨®mo se muestra un trabajo o c¨®mo se organiza una exposici¨®n¡±. Por su parte, Pfeiffer cree que ¡°el problema ahora es que las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n son muy inmersivas, y nos encontramos como nadando dentro de ellas, pero los peces no ven el agua. Ese es el problema, somos los peces y no vemos el mar¡±.
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