Victorino, Pinar y Serrano¡ ?Qu¨¦ gran tarde de toros!
Los dos toreros albacete?os triunfan ante una seria y variada corrida en un mano a mano repleto de emoci¨®n
A hombros, seguidos y arropados por una decena de j¨®venes aficionados, con los tendidos puestos en pie, y con el pasodoble Aqu¨ª hay toreros sonando de fondo, Rub¨¦n Pinar y Sergio Serrano se marcharon por la puerta grande tras una tarde para el recuerdo. Dos y tres orejas cortaron, respectivamente; pero los trofeos son lo de menos. Lo importante es, que, gracias a una entrega, valor y capacidad t¨¦cnica desbordantes, ofrecieron un gran espect¨¢culo.
Por fin, tras muchas tardes de insoportable aburrimiento -con la excepci¨®n de la novillada de Montealto lidiada el d¨ªa anterior-, la emoci¨®n se hizo presente en la plaza de toros de Albacete. Y el porqu¨¦ de tal acontecimiento es bien sencillo: all¨ª, en la arena, estaban presentes, en todo su esplendor y dignidad, un toro y un torero. Toreros entregados y valientes, y toros serios, ¨ªntegros y encastados. La fiesta de verdad. La de siempre. Ni m¨¢s, ni menos.
Porque, esta vez, la materia prima no falt¨®. Victorino Mart¨ªn, que regresaba a Albacete con una corrida completa tras siete a?os de ausencia, lidi¨® un encierro tan serio y bien presentado, como variado y de encastado juego. Toros que impon¨ªan respeto desde que saltaban al ruedo hasta que eran arrastrados camino del desolladero. Unos m¨¢s complicados que otros, pero casi todos interesantes y exigentes.
Y, la mayor¨ªa, con una virtud fundamental: la humillaci¨®n. Incluso el quinto, una aut¨¦ntica alima?a, busc¨® al torero con sa?a, pero por abajo, siempre humillado. ¡°Los victorinos tobilleros¡±, que se dijo siempre.
Ese ejemplar, de pavorosos y astifin¨ªsimos pitones, muy en el tipo de la casa, le toc¨® a Rub¨¦n Pinar. Y el diestro de Tobarra dio toda una lecci¨®n lidiadora. Armado ¨²nicamente con su muleta -y con su valor e inteligencia, claro-, trag¨® lo indecible y se la jug¨® sin trampa ni cart¨®n, salv¨¢ndose de la cornada, por los pelos, en m¨¢s de una ocasi¨®n.
El de Victorino, que aparentemente iba dormido, repon¨ªa a la velocidad del rayo sobre los cuartos traseros, reba?ando y buscando las piernas del torero en cada muletazo. Cada vez m¨¢s corto -si acaso era eso posible-, a Pinar no le qued¨® m¨¢s remedio que machetearlo e ir a por la espada.
Otra prenda fue el primero de su lote. Encastado y duro, listo y dif¨ªcil, fue a peor durante la faena y, cuando se vio podido, se acab¨® rajando. Aunque el trasteo no terminaba de tomar vuelo, sobre el pit¨®n izquierdo, de uno en uno, y a base de ponerse en el sitio, Pinar logr¨® lo que parec¨ªa imposible al ejecutar un ramillete de naturales largos y limpios de much¨ªsimo m¨¦rito. Pero, como con los ¡°grises¡± uno nunca se puede confiar, a la mitad de uno de ellos, el astado se qued¨® debajo y cogi¨® al torero de muy fea manera arranc¨¢ndole casi de cuajo el chaleco y destroz¨¢ndole la taleguilla.
Vestido con un vaquero cortado, al menos pudo disfrutar algo frente al tercero, mucho m¨¢s pac¨ªfico. Muy por encima de un animal noble y soso, tore¨® templado, se peg¨® un arrim¨®n y lo mat¨® de una buena estocada.
MART?N / PINAR, SERRANO
Toros de Victorino Mart¨ªn, bien presentados en conjunto, aunque desiguales de tipos y hechuras, todos cinque?os, de muy interesante y variado juego. Destac¨® el 2? por su gran nobleza y calidad, mientras 1? y 5? resultaron muy dif¨ªciles. La mayor¨ªa, encastados.
Rub¨¦n Pinar: estocada ca¨ªda (oreja); estocada (oreja); pinchazo hondo desprendido (saludos).
Sergio Serrano: estocada ca¨ªda (dos orejas); estocada _aviso_ (oreja); pinchazo, metisaca en los bajos y estocada corta (ovaci¨®n de despedida).
Plaza de toros de Albacete. Martes, 14 de septiembre. 7? y ¨²ltima corrida de abono. Alrededor de 6.000 espectadores (sobre un aforo m¨¢ximo permitido del 7.500).
Otra gran actuaci¨®n fue la que protagoniz¨® Sergio Serrano. Tras a?os y a?os en el ostracismo, y justo en la temporada en la que se ha vuelto a reivindicar como uno de esos j¨®venes matadores infravalorados por el sistema, el albacete?o tuvo, quiz¨¢, su tarde so?ada. Esta vez la suerte le sonri¨® y a sus manos fue a parar el bello y cuajado segundo, un ejemplar que realiz¨® una discreta pelea en varas, pero que tuvo un comportamiento casi sobresaliente en el ¨²ltimo tercio.
?Con qu¨¦ temple embisti¨® en la muleta! Siempre con el hocico por el suelo, el de Victorino albergaba en su interior un fondo excepcional que, por tanto, exig¨ªa un trato a la altura. Y Sergio se lo dio. Al igual que ante el cuarto, tambi¨¦n noble, pero m¨¢s descastado, Serrano dio un recital de toreo al natural con la mano izquierda. En l¨ªnea, como requiere este encaste, ejecut¨® algunas tandas de naturales largos, templad¨ªsimos y de mano muy baja. ?El secreto? Dejar muerta la muleta en la cara, esperar, administrar un toque muy suave, y tirar de la embestida hasta el final y al ralent¨ª. Justo lo que hizo por momentos.
Pero es que tambi¨¦n anduvo a gran nivel con el capote, especialmente en el recibo a su primero y en un precioso galleo por chicuelinas con el que coloc¨® en suerte a ese mismo astado. Por no hablar de las dos veces que se fue a portagayola. En una de ellas, por cierto, tuvo que tirarse al suelo para no ser arrollado por el tren que sali¨® por chiqueros.
Menos pudo hacer con el que cerr¨® plaza, m¨¢s blando y cortito, pero ya daba igual; el compromiso lo hab¨ªa resuelto con nota. Como Pinar y Victorino. Los tres, ganadero y toreros, cerraron por todo lo alto una feria de Albacete at¨ªpica, pero feria, al fin y al cabo.
Babelia
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