Andr¨¦s Orozco-Estrada, la batuta de Medell¨ªn que triunfa en todo el mundo
El director colombiano dirige en Madrid el concierto que conmemora los 30 a?os de la Escuela Reina Sof¨ªa y emprende gira con los alumnos de la misma
Andr¨¦s Orozco Estrada ten¨ªa los brazos aplicados al m¨¦todo Suzuki de viol¨ªn en el Instituto Musical Diego Echavarr¨ªa, de Medell¨ªn, donde estudi¨®. Pero habitualmente los prestaba, ya de ni?o, para darle al tri¨¢ngulo o a la percusi¨®n para animar la banda de folclore que ten¨ªa su t¨ªo Carlos Arturo. As¨ª fue pasando su infancia y adolescencia antioque?a. Hasta que se fue a Viena y se form¨® como director de orquesta: hoy es una de las batutas latinas m¨¢s destacadas en todo el mundo y estos d¨ªas recala en Madrid para el concierto que celebra los 30 a?os de la Escuela Reina Sof¨ªa con la Orquesta Freixenet, titular del centro educativo, este jueves en el Teatro Real.
De ah¨ª, los alumnos, junto al director de 43 a?os, partir¨¢n a una primera gira que los llevar¨¢ a Bratislava (d¨ªa 9), Budapest (10) y finalmente a la sala Musikverein, en Viena (12), la famosa sede donde cada a?o se celebra el Concierto de A?o Nuevo. Un lugar con significado para el maestro colombiano. All¨ª comprendi¨® lo que era el hambre de m¨²sica, dice. ¡°S¨ª, al llegar a la ciudad me dediqu¨¦ a ir a conciertos. Hac¨ªa cola para lograr hueco en el gallinero, de pie, en la ¨®pera. Y tambi¨¦n en el Musikverein. Esperaba a entrar junto a j¨®venes y viejos. La primera vez lo hice juicios¨ªsimo, como me hab¨ªa ense?ado mi madre, convencido de que en Europa las cosas se hac¨ªan con mucho cuidado, pero al abrir las puertas, aquello se convirti¨® en una jaur¨ªa digna de un San Ferm¨ªn para conseguir sitio. Esa pasi¨®n por la m¨²sica, en Viena, sigue intacta¡±.
Llegaba bien ense?ado, consciente de su suerte y del sacrificio que hab¨ªa hecho su madre para que acabara siendo m¨²sico. ¡°Vengo de familia humilde. Mi madre me crio sola desde los 10 a?os, cuando nos quedamos solos, con trabajo y esfuerzo constantes que valoro cada vez m¨¢s, no qued¨® quieta ni un momento¡±, afirma. A base de becas se form¨® en el Instituto Diego Echavarr¨ªa durante los a?os duros en su ciudad, entonces maltrecha, los del plomo narcotraficante. De ah¨ª pas¨® a Bogot¨¢ y luego a Viena.
El siglo XXI ha sido el de la eclosi¨®n de batutas latinoamericanas en las salas de concierto de todo el mundo con nombres como el suyo, el venezolano Gustavo Dudamel o la mexicana Alondra de la Parra. ¡°Pero a m¨ª me gustar¨ªa ensanchar m¨¢s el t¨¦rmino a Europa e incluir ah¨ª a directores italianos o espa?oles con los que me siento igual de identificado. Nos define un car¨¢cter, una manera de concebir la m¨²sica que tiene que ver con el eje norte-sur. Me identifico tambi¨¦n con lo que fue Abbado o Muti, pero s¨¦ que con Karajan apenas tengo nada que ver¡±.
El siglo XXI ha sido el de la eclosi¨®n de batutas latinoamericanas en las salas de concierto de todo el mundo con nombres como el de Andr¨¦s Orozco-Estrada, Gustavo Dudamel o Alondra de la Parra
Un sentido del ritmo, una sensibilidad para la melod¨ªa y el color especial los distinguen. Tambi¨¦n energ¨ªa, vitalidad, entrega. ¡°Se supone que cuando vas a dirigir una orquesta de j¨®venes, te contagian un entusiasmo desbordado que debes controlar. Pero en este caso, son ellos los que me deben controlar a m¨ª¡±, afirma poco despu¨¦s de salir del primer ensayo con una orquesta que forman 73 m¨²sicos de 17 nacionalidades distintas.
En el programa llevan tres piezas que tienen como caracter¨ªstica com¨²n la b¨²squeda de una identidad. El puerto, de ?lbeniz, una parte orquestada de la Suite Iberia; el Concierto n¨²mero uno para viol¨ªn de Prokofiev a cargo de Arabella Steinbacher, y la Octava Sinfon¨ªa de Dvorak. ¡°Esta ¨²ltima obra del compositor checo es compleja dif¨ªcil, donde la naturalidad del folclore, sus melod¨ªas y su alma, fluyen sobre la estructura f¨¦rrea y germ¨¢nica que la sostiene¡±, asegura. Una pieza para arriesgar y brillar, como tambi¨¦n lo es la de Prokofiev: ¡°Requiere destreza para marcar los contrastes y las transiciones. Necesitas concentraci¨®n y virtuosismo a la vez, un equilibrio entre la dificultad y la naturalidad con la que debe ser ejecutada¡±.
Apenas guarda memoria del momento en que supo que quer¨ªa ser director. En la escuela de Medell¨ªn ya le hab¨ªan encajado la responsabilidad de ponerse al frente de la orquesta de los m¨¢s peque?os. ¡°Para m¨ª fue natural. Quiz¨¢s el momento en que me di cuenta, verdaderamente, fue cuando nuestra maestra, Cecilia Espinosa, se puso enferma un d¨ªa que deb¨ªamos dar un concierto en la plaza Bol¨ªvar de Bogot¨¢ y me pidi¨® que la sustituyera. De pronto me vi ah¨ª subido en algo que fue retransmitido por televisi¨®n¡±.
De ah¨ª a Viena, donde hoy todav¨ªa vive, todo ha marchado al comp¨¢s. Hoy es titular de la Sinf¨®nica de la ciudad y hasta 2015 lo fue de la Tonk¨¹nstler Orchester, pero dirige asimismo a la Filarm¨®nica de la capital austriaca, la de Berl¨ªn, la Gewandhaus de Leipzig, la Concertgebouw de ?msterdam y la Nacional de Francia en Europa o las de Filadelfia y Chicago en Estados Unidos.
Despu¨¦s de haber rastreado en ciclos completos a Dvorak, Beethoven o Brahms anda empe?ado en culminar las sinfon¨ªas de Mahler. ¡°Lo iba a completar cuando me lo impidi¨® la pandemia¡±. Le faltan en su repertorio la S¨¦ptima, la Novena y la D¨¦cima del genio jud¨ªo nacido en Kali?t¨§, hoy Rep¨²blica Checa. Lo afronta en lo que sospecha cada vez m¨¢s que es su etapa de madurez: ¡°Sigo aprendiendo, pero ¨²ltimamente, me siento capaz de sacarle goce, placer, brillo a lo que me han ense?ado, creo que a eso es a lo que llaman madurez¡±.
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