Juego, sue?os, poes¨ªa, revoluci¨®n: el surrealismo hoy
Colectivos como el Grupo Surrealista de Madrid, que cumple 30 a?os y presenta nuevas publicaciones, dan sentido en el siglo XXI a este movimiento
A?o 2008, Puerta del Sol de Madrid, manifestaci¨®n de protesta por la debacle financiera que se avecina tras la ca¨ªda de Lehman Brothers. Un grupo de personas sacan de sus bolsillos un billete (5, 10, 20 euros) y le prenden fuego con un mechero. ¡°?Quema el dinero y baila!¡±, cantan. El monto final de combustible ser¨¢ de unos 400 euros que se disuelven en la atm¨®sfera en forma de humo. Se trata de una de las acciones callejeras m¨¢s sonadas del ...
A?o 2008, Puerta del Sol de Madrid, manifestaci¨®n de protesta por la debacle financiera que se avecina tras la ca¨ªda de Lehman Brothers. Un grupo de personas sacan de sus bolsillos un billete (5, 10, 20 euros) y le prenden fuego con un mechero. ¡°?Quema el dinero y baila!¡±, cantan. El monto final de combustible ser¨¢ de unos 400 euros que se disuelven en la atm¨®sfera en forma de humo. Se trata de una de las acciones callejeras m¨¢s sonadas del Grupo Surrealista de Madrid. Este a?o se cumplen 30 a?os desde que el colectivo firm¨® por primera vez con ese nombre (fue en el Bolet¨ªn Surrealista Internacional).
Para el ciudadano de a pie, el surrealismo es algo que se muestra en un museo y que firman Dal¨ª, Frida Kahlo o Magritte (del que, por cierto, se puede ver ahora una exposici¨®n en el museo Thyssen-Bornemisza), o una forma de calificar, banalizando la palabra, cualquier hecho que se salga del tedio cotidiano. Sin embargo, el surrealismo es algo m¨¢s que ese pedazo musealizado de la historia del arte: es una forma de vida y una cosmogon¨ªa, una visi¨®n del mundo. ¡°Creemos que en todos nosotros late una capacidad po¨¦tica, una capacidad de acercamiento a lo maravilloso, que se alcanza poniendo en funcionamiento la parte no racional del psiquismo¡±, dice Lurdes Mart¨ªnez, quien forma parte del colectivo. Se trata de elevarse del fango cotidiano y de llegar a una experiencia m¨¢s extensa y rica del mundo. La posibilidad duerme dentro de todas las personas (lo llaman el comunismo del genio) sepultada por las r¨ªgidas din¨¢micas de la vida contempor¨¢nea.
Los nuevos surrealistas se mueven entre el materialismo y lo espiritual, entre la pol¨ªtica y la poes¨ªa, entre sus ra¨ªces pasadas y un futuro imaginado, entre este mundo y otros mundos posibles. Hay ciertas l¨ªneas de fuerza que les unen con el inicio del movimiento, en el Par¨ªs de 1919: el gusto por lo on¨ªrico, lo er¨®tico, el juego, el humor, el inconsciente, la ebriedad, el azar, la poes¨ªa, los paseos, el amor loco, los encuentros fortuitos. Pero lo surrealista tambi¨¦n ha evolucionado: ¡°A partir de la contracultura de los a?os sesenta se van uniendo nuevas generaciones que contin¨²an la acci¨®n de los fundadores y la ampl¨ªan con otros elementos: la cr¨ªtica a la sociedad del espect¨¢culo de los situacionistas, las lecturas de Herbert Marcuse, la influencia del grupo Socialismo o Barbarie, el movimiento de los derechos civiles o la m¨²sica rock¡±, explica Jos¨¦ Manuel Rojo, otro miembro del grupo madrile?o.
En el siglo XXI el pensamiento surrealista sigue teniendo sentido, como se ve en el ¨²ltimo n¨²mero de la revista Salamandra (un grueso volumen de casi 500 p¨¢ginas editado por el colectivo, que lo define como ¡°la revista m¨¢s espor¨¢dica, cosmog¨®nica, exc¨¦ntrica, internacionalista, desesperada y utopista del mundo¡±): los surrealistas critican prolijamente el industrialismo, el dominio tecnol¨®gico, el desastre medioambiental, el posible colapso de la civilizaci¨®n, ahora que el fin del mundo parece haberse escapado de los relatos dist¨®picos de la ficci¨®n. Entre sus aportaciones m¨¢s originales, que dan actualidad a su movimiento, se encuentran la teor¨ªa y experiencia del materialismo po¨¦tico y la crisis de exterioridad.
La actual coyuntura, tan orientada a la practicidad, al consumo, a las relaciones virtuales, se parece cada vez menos a lo que proponen los surrealistas, que, adem¨¢s, son pocos, pero resistentes: est¨¢n a gusto en lo subterr¨¢neo y creen que para lo suyo no tiene sentido hacer proselitismo. Eso s¨ª, tienen como algo fundamental el formar comunidad. ¡°El trabajo en grupo es intr¨ªnseco al surrealismo, de ah¨ª resulta algo m¨¢s que la mera suma de las individualidades, algo m¨¢s rico y complejo¡±, observa Jes¨²s Garc¨ªa. A lo largo de las tres d¨¦cadas de su historia han sido, de media, unas 10 personas con sede en Madrid, pero distribuidas por otros lugares de la pen¨ªnsula. Adem¨¢s, en su af¨¢n internacionalista, est¨¢n en contacto con otros grupos surrealistas alrededor del mundo con los que mantienen v¨ªnculos con el fin de ¡°reencantar¡± la existencia.
El inter¨¦s por la ciudad es un mimbre com¨²n de los surrealistas, cuyo movimiento es eminentemente urbano y nace al calor de las grandes ciudades de la modernidad, como el Par¨ªs donde Andr¨¦ Breton fund¨® el movimiento y por el que el poeta Charles Baudelaire ya hab¨ªa practicado la fl?nerie. Los surrealistas se abandonan por las calles, que para ellos conforman un ser org¨¢nico, para encontrarse con lo desconocido. Como muestra, algunas de las ¨²ltimas publicaciones de miembros del grupo: Madrid rediviva (Pepitas de Calabaza), de Eugenio Castro, o Saqueadores de espuma (El Salm¨®n), de Lurdes Mart¨ªnez, en las que se da cuenta de esas experiencias urbanas a las que el ciudadano despistado y realista no suele llegar. Entre otras de sus actividades est¨¢n las publicaciones de su editorial, llamada La Torre Magn¨¦tica, las acciones po¨¦ticas callejeras, o la celebraci¨®n de charlas o jornadas de juegos surrealistas. Su sede est¨¢ en el Ateneo Cooperativo Nosaltres y en su librer¨ªa Eleutheria, sitos en el madrile?o barrio de Lavapi¨¦s.
Su movimiento es revolucionario, radical, anticapitalista, relacionado con el pensamiento libertario, y se autodenominan utopistas, porque la utop¨ªa muestra el camino a seguir, la forma de llegar a una vida ¡°admirable¡± y no ¡°miserabilizada¡±, como consideran la que propone el capitalismo actual, al que consideran en ruinas. Conf¨ªan en los brotes de revuelta que ven por diferentes partes del planeta (fueron fervientes participantes, a t¨ªtulo individual, del movimiento 15-M, con motivo del cual incluso difundieron algunos panfletos). ¡°El anhelo de los surrealistas es conseguir la emancipaci¨®n del ser humano a trav¨¦s de la revoluci¨®n: se trata de transformar el mundo, como dijo Marx, y transformar la vida, como dijo Rimbaud, dos lemas fundamentales que mantienen su vigencia¡±, concluye Castro.