Frida Kahlo, m¨¢s all¨¢ del clich¨¦
Un nuevo libro presenta una investigaci¨®n que destapa los t¨ªtulos originales de varias obras y arroja nuevas influencias y significados para superar los estereotipos que rodean a la artista mexicana
No es f¨¢cil contar cosas nuevas de Frida Kahlo sin apartarse del lugar com¨²n. La artista mexicana (Ciudad de M¨¦xico, 1907-1954) es uno de los mayores ejemplos de una obra eclipsada por el mito del personaje. Frida, la autodidacta surrealista. Frida, el icono queer. Frida, la marca de moda, la postal tur¨ªstica. Frida, el venado herido, la v¨ªctima de Diego Rivera. Desenmara?ar la simplificaci¨®n publicitaria de los estereotipos es el objetivo de un nuevo libro, Frida Kahlo, obra pict¨®rica completa (Taschen), presentado esta semana en M¨¦xico y que llegar¨¢ a Espa?a a finales de mes. Se trata de una exhaustiva investigaci¨®n monogr¨¢fica que re¨²ne nuevos hallazgos como los t¨ªtulos originales de varias obras, su inspiraci¨®n en la prensa y las revistas de cine o nuevos significados para obras hoy perdidas o destruidas. Como El avionazo, visto por ¨²ltima vez en los a?os 30 en manos del actor Edward G. Robinson. Cuadrando fechas y contexto, el libro sostiene que a partir de un accidente a¨¦reo, Khalo representa metaf¨®ricamente su propio trauma personal tras la infidelidad de su marido con su hermana.
El volumen, una inusual combinaci¨®n en gran formato entre el libro de arte y el ensayo te¨®rico, se centra en el recorrido de la obra, pero no rehuye la biograf¨ªa como herramienta de interpretaci¨®n. La investigaci¨®n impugna, en todo caso, la imagen de Khalo como v¨ªctima de Rivera. ¡°Siempre fue su principal promotor y la rode¨® de un contexto cultural e intelectual clave para su desarrollo¡±, apunta el editor del libro, Luis-Mart¨ªn Lozano, historiador del arte especializado en modernismo mexicano. Rivera era 23 a?os mayor y una superestrella del arte cuando ambos se conocen y se casan. El matrimonio vivir¨¢ en EE UU, viajar¨¢ a Europa, conocer¨¢ a Bret¨®n, Kandinsky, Picasso. Se divorciar¨¢n, se volver¨¢n a casar y permanecer¨¢n juntos hasta el final.
¡°Su relaci¨®n no se puede explicar dentro de los par¨¢metros de las convenciones burguesas. Eran c¨®mplices y compa?eros en lo est¨¦tico y tambi¨¦n como pareja en sus aventuras sexuales¡±, a?ade Lozano, que detalla adem¨¢s que Rivera fue uno de sus grandes valedores contra las interpretaciones sesgadas de su obra. ¡°Como te¨®rico y gran artista, sab¨ªa el calado y el recorrido de la pintura de Frida. Otro clich¨¦ es ver su obra como una mera reflexi¨®n autobiogr¨¢fica¡±. Es decir, como no pudo tener hijos, pint¨® un vientre est¨¦ril en Hospital Henry Ford. Como estaba enferma cre¨® La columna rota. La investigaci¨®n subraya, sin embargo, que durante los ¨²ltimos a?os de vida, en plenitud de sus facultades art¨ªsticas, pero ya muy mermada por la enfermedad, contin¨²o abarcando una paleta amplia de temas como retratos de amigos, bodegones o escenas de propaganda en un inesperado fervor estalinista de ¨²ltima hora.
Otro de los t¨®picos es su condici¨®n de artista autodidacta, casi intuitiva, por no haber pasado por una escuela de arte. Hija de un fot¨®grafo de c¨¢mara del Porfiriato, el ensayo revela c¨®mo en el taller de su padre aprendi¨® las primeras nociones de composici¨®n, tratamiento de la luz y el color. Sus obras tempranas, de hecho, est¨¢n marcadas por los arquetipos del retrato fotogr¨¢fico de principios del siglo XX. En concreto para Retrato de Ruth Stallsmith, de 1927, tambi¨¦n en paradero desconocido, us¨® una fotograf¨ªa hecha por su padre, que a su vez tiene fuertes ecos de las fotograf¨ªas de actrices de las revistas del cine mudo, una de sus aficiones de adolescencia.
La prensa diaria fue otra de sus inspiraciones. Una de sus obras m¨¢s conocidas, Unos cuantos piquetitos, tiene su origen en una nota sobre un feminicidio real sucedido en Ciudad de M¨¦xico. Una mujer desnuda y ensangrentada por decenas de cuchilladas aparece tendida en una cama. De pie, una figura masculina. La investigaci¨®n descubri¨® que cuando se expuso por primera vez en 1938 en Nueva York figura con el nombre de Apasionadamente enamorado, t¨ªtulo original puesto por la artista cargado de significado. En el texto de la noticia del peri¨®dico, recogido en el libro, el asesino confes¨® que la mat¨® por celos: ¡°O m¨ªa o de la Barranca¡±.
En el recorrido por las 152 pinturas se distinguen tambi¨¦n influencias poco atendidas como la pintura novohispana del siglo XVIII, el retrato del renacimiento tard¨ªo italiano, el lenguaje cubista o el estridentismo, una vanguardia mexicana cercana al futurismo. ¡°Aunque no tuvo una formaci¨®n acad¨¦mica s¨ª fue una artista extremadamente culta con una gran curiosidad e inteligencia. Esta formaci¨®n le permite una gran flexibilidad para saltar entre tradiciones y registros¡±, a?ade Lozano. Mucho tuvo que ver el contexto de su tiempo. Los comienzos de Kahlo, en plena etapa posrevolucionaria, coinciden con uno de los periodos m¨¢s prol¨ªficos del arte moderno en M¨¦xico. As¨ª nace y se desarrolla su pintura, una reforma de las tradiciones del arte popular a trav¨¦s de la experimentaci¨®n con las vanguardias y el acervo del arte europeo.
En 1937, Andr¨¦ Breton, el padre del surrealismo, llega a M¨¦xico invitado por Rivera. Cuando conoce los cuadros de Frida, sobre todo el Autorretrato dedicado a Leo?n Trotski, queda maravillado. Habla de ¡°un surrealismo puro¡±, del ¡°rayo de luz del pa?jaro quetzal¡±, como una especie de fuerza primitiva brotando de la nada. ¡°Se trata de una visi¨®n muy etnocentrista¡±, apunta el editor del volumen. ¡°Frida aparece como el hallazgo de un loro ex¨®tico en medio de la selva, obviando todo el proceso cultural vivido en M¨¦xico del que ella fue parte¡±.
A principios de los 30, durante su etapa en Nueva York, Kahlo ya hab¨ªa explorado con dibujos automatistas y cad¨¢veres exquisitos buscando inspiraci¨®n en la prensa diaria. Ya hab¨ªa plasmado en peque?as l¨¢minas de metal variados exvotos mexicanos, representaciones populares de la intercesi¨®n milagrosa de lo divino para solucionar cualquier mal cotidiano, que le servir¨¢n de antesala para profundizar en las t¨¦cnicas de libre asociaci¨®n o del azar objetivo del surrealismo. Y desde 1927, una d¨¦cada antes de la visita de Breton, estaba en contacto con los postulados de la Nueva Objetividad. Una secuela del expresionismo alem¨¢n ¡°henchida de cinismo y bestialidad¡±, como la defini¨® el cr¨ªtico Franz Rohen. El mismo que acu?¨® por primera vez el t¨¦rmino ¡°realismo m¨¢gico¡±. Fue en 1925 y no alud¨ªa a ninguna superstici¨®n tropical sino a la facci¨®n m¨¢s conservadora de aquellos vanguardistas alemanes que tan bien conoci¨® Frida Kahlo.
Babelia
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