La revancha del algoritmo contra los nazis: la inteligencia artificial recupera tres cuadros destruidos de Klimt
Google Arts and Culture y expertos del Museo Belvedere de Austria logran con millones de im¨¢genes y documentos hist¨®ricos reconstruir el color original de piezas que sucumbieron a las llamas
La ¨²ltima pista que existe de Medicina, Jurisprudencia y Filosof¨ªa, las denominadas Pinturas de la Facultad, de Gustav Klimt, es de 1945. Las tres grandes obras estaban en un castillo en Austria que, el d¨ªa antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial, los nazis mandaron quemar antes de que el Ej¨¦rcito Rojo les confiscara ...
La ¨²ltima pista que existe de Medicina, Jurisprudencia y Filosof¨ªa, las denominadas Pinturas de la Facultad, de Gustav Klimt, es de 1945. Las tres grandes obras estaban en un castillo en Austria que, el d¨ªa antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial, los nazis mandaron quemar antes de que el Ej¨¦rcito Rojo les confiscara un patrimonio art¨ªstico que ellos mismos hab¨ªan expoliado por toda Europa. En aquel incendio desaparecieron m¨¢s obras del artista austriaco, no se sabe cu¨¢ntas, lo que parece m¨¢s que probado es que estas tres piezas de finales del siglo XIX, de m¨¢s de cuatro metros, sucumbieron a las llamas. El ¨²nico rastro que quedaba eran unas fotograf¨ªas en blanco y negro hasta que recientemente el Google Arts & Culture y el Museo Belvedere de Austria han resucitado las piezas y sus brillantes colores gracias a la inteligencia artificial.
El trabajo lo ha hecho un algoritmo al que han entrenado especialistas de ambas instituciones tras una exhaustiva labor de investigaci¨®n crom¨¢tica. El punto de partida, ya que de las tres piezas solo quedaban im¨¢genes en blanco y negro, fue un fragmento de color que todav¨ªa se conserva de la Medicina. A partir de ah¨ª, se recopilaron 80 im¨¢genes de cuadros de Klimt repartidos por distintas instituciones. Con esta primera informaci¨®n, el robot aprender¨ªa a trav¨¦s de la prueba y el error un sesgo hacia los colores de su obra. Los expertos recurrieron a obras como el Friso de Beethoven, donde aparecen serpientes doradas similares a las que rodean a las tres mujeres a la vanguardia en Jurisprudencia, explican en el Instituto de Google.
Pero un algoritmo de este tipo necesita m¨¢s alimento para seguir aprendiendo, unas 5.000 im¨¢genes de media para asimilar un objeto, por lo que adem¨¢s le ense?aron un mill¨®n de fotos de cosas del mundo real, incluidas personas, animales y edificios; y 91.749 obras de arte que ya almacena Google Arts & Culture (la plataforma alberga piezas y documentaci¨®n de m¨¢s de 2.500 instituciones culturales de 80 pa¨ªses). ¡°Esto permite que el modelo de aprendizaje autom¨¢tico asimile los l¨ªmites de los objetos, las texturas y las composiciones frecuentes en las obras de arte¡±, aseguran los expertos de Google.
No solo usaron im¨¢genes, expertos en Klimt como Franz Smola, del Museo Belvedere, hicieron una labor de investigaci¨®n reuniendo documentos acad¨¦micos y period¨ªsticos de la ¨¦poca. Smola us¨®, por ejemplo, extractos de cr¨®nicas del periodista Ludwig Hevesi sobre la Jurisprudencia, que estuvo expuesta en 1903: ¡°Tres diosas vengadoras de forma aterradoramente hermosa, con serpientes doradas en el pelo¡±. Seis a?os despu¨¦s, en otra cr¨®nica, Hevesi vuelve a tratar el cuadro: ¡°Un infierno de lujo, donde los instrumentos de oro de tortura est¨¢n incrustados con diamantes y los m¨¢rtires sangran rub¨ªes¡±. La precisi¨®n en los detalles de estos textos y, sobre todo, en la descripci¨®n de los colores, ha sido tan determinante para el aprendizaje del robot como las im¨¢genes. ¡°Para que las pinturas fueran hist¨®ricamente precisas, guiamos al algoritmo con la investigaci¨®n del doctor Smola. Si sabemos que un determinado objeto tiene un color espec¨ªfico, agregamos ese color directamente a las fotos en blanco y negro¡±, explican en el Instituto de Google.
Con toda esta informaci¨®n, Emil Wallner, ingeniero de Google, dedic¨® casi seis meses a programar el c¨®digo de inteligencia artificial con el que trabaja el algoritmo para que consiguiera generar predicciones de color acordes a la obra de Klimt. En el siguiente paso del proceso volvieron a entrar Smola y el equipo del laboratorio. El robot no colorea manualmente las pinturas, sino que hace un an¨¢lisis estad¨ªstico de las obras de arte existentes de Klimt y aprende a imitar el estilo de coloraci¨®n. Por eso, con las referencias crom¨¢ticas que hab¨ªa generado el algoritmo, los especialistas insertaron cuidadosamente los colores en las tres pinturas del maestro austriaco.
¡°El resultado fue sorprendente porque pudimos colorear incluso las partes sobre las que no ten¨ªamos ninguna informaci¨®n¡±, explica Smola. ¡°Cuando por primera vez vi el cielo verde de Filosof¨ªa, exclam¨¦: ¡®?Qu¨¦ es esto?¡¯. Me qued¨¦ asombrado porque supuse que ser¨ªa azul. Fue una emoci¨®n especial, algo que nunca olvidar¨¦¡±, asegura Wallner. El cielo era verde esmeralda, como ya hab¨ªan adelantado algunos documentos period¨ªsticos que describ¨ªan tonos verdosos en esa parte de la pintura.
De esta manera revivieron las obras con las que el pintor provoc¨® un esc¨¢ndalo ¡ªotro m¨¢s a lo largo de su carrera¡ª en la instituci¨®n acad¨¦mica. En 1894, la Universidad de Viena encarg¨® a Klimt y al artista Franz Matsch unas pinturas aleg¨®ricas que representaran estas tres disciplinas. Oportunidad que el primero aprovech¨® para criticar ¡°la estrechez de miras del Estado y la sociedad austriaca¡±. Para conseguirlo, despleg¨® su imaginario a trav¨¦s de conceptos mitol¨®gicos como mujeres desnudas atrapadas en serpientes o embarazadas, ni?os, esqueletos, seres espectrales de largas cabelleras, todos brillantemente rematados con el caracter¨ªstico oro de Klimt. El resultado fue la ofensa e ira de los expertos, que calificaron los cuadros de pornogr¨¢ficos y ofensivos.
Los investigadores de la Fundaci¨®n Gustav Klimt recuerdan que tras ser requerido en varias ocasiones para que revisara sus creaciones, finalmente el pintor retir¨® las piezas, devolvi¨® el dinero que le hab¨ªan dado y se las vendi¨® a Serena Lederer, una adinerada jud¨ªa y coleccionista de las obras de Klimt residente en Viena que fue v¨ªctima del expolio nazi. Su colecci¨®n acab¨® en el castillo que los oficiales de las SS incendiaron. Ahora revive en internet. El resultado se ha convertido en una experiencia de realidad aumentada en 360? que forma parte de Klimt frente a Klimt - El hombre de las contradicciones.