Jaime Mart¨ªn: ¡°Toqu¨¦ m¨²sica en la calle y me sirvi¨® para dirigir orquestas¡±
El m¨²sico santanderino es, junto a Gustavo Gimeno, la batuta espa?ola m¨¢s internacional, pero tiene un carisma pegado a la realidad y labrado en una familia con seis hijos que viv¨ªa en un piso de 65 metros cuadrados
Jaime Mart¨ªn tiene calle. Por eso desprende un carisma distinto a la hora de dirigir orquestas. Posee la empat¨ªa de las aceras, tan ajena a los aislamientos y endiosamientos del podio. Fue flautista de referencia. Hoy, con 56 a?os, el santanderino es junto a Gustavo Gimeno el director espa?ol m¨¢s internacional: titular de Los ?ngeles Chamber Orchestra, la RTE National Symphony de Irlanda, la Gavle en Suecia, que dejar¨¢ para hacerse cargo a partir de 2022 de la Sinf¨®nica de Melbourne en Australia y principal director invitado de la Orquesta Nacional de Espa?a (ONE). Todo el mundo quiere trabajar con ¨¦l. ?Por qu¨¦¡? Ah¨ª van algunas respuestas.
Pregunta. Ha tocado mucho en la calle. ?Por qu¨¦ y para qu¨¦?
Respuesta. Por placer y por necesidad. Cuando viv¨ªa en Santander y empec¨¦ a estudiar quinto de flauta, ten¨ªa que viajar los viernes por la tarde a Madrid. Llegaba por la ma?ana en el tren correo y, como hab¨ªa que ensayar previamente y ejercitar, me plantaba en la calle Preciados con mi atril, ah¨ª los hac¨ªa. ?Qu¨¦ mejor plan! Me sirvi¨® para dirigir orquestas despu¨¦s.
P. ?Ganaba bien?
R. No solo me sacaba para los bocadillos de calamares, tambi¨¦n para una bici de carreras.
P. ?Por qu¨¦ eligi¨® la flauta y no otro instrumento?
R. La escog¨ª porque quer¨ªa tocar el viol¨ªn.
P. Ah, tiene mucho sentido.
R. Todo el sentido. Decid¨ª dedicarme a la m¨²sica con ocho a?os. Despu¨¦s de un concierto al que me llev¨® mi padre porque le sobraba una entrada. Eso cambi¨® mi vida. La m¨²sica orquestal para m¨ª, entonces, no significaba nada. Pero no esperaba encontrarme lo que all¨ª vi. La experiencia de la m¨²sica en vivo. Una orquesta delante de m¨ª, se me ca¨ªan las l¨¢grimas con la Quinta de Chaikovski. Le dije a mi padre que quer¨ªa estudiar el viol¨ªn.
P. ?Por qu¨¦ no lo hizo?
R. Entonces en Santander, mi ciudad, para eso hab¨ªa que pagar. Soy el mayor de seis hermanos, viv¨ªamos en un piso de 65 metros cuadrados. No les pod¨ªa plantear a mis padres ese gasto¡
P. ?Y?
R. Me enter¨¦ de que en la banda municipal del Ayuntamiento de Santander daban clases gratis a chavales. Fui solo. Me preguntaron: ?qu¨¦ quieres hacer? No s¨¦, respond¨ª. Me sugirieron la trompeta cuando empec¨¦ a estudiar solfeo, pero en esa situaci¨®n, con 65 metros cuadrados, pens¨¦ en mis hermanos¡ Les iba a volver locos. Eleg¨ª la flauta.
P. Ahora dirige y dej¨® de ser solista y tocar como instrumentista en orquestas. ?Lo echa de menos?
R. Much¨ªsimo. Me dio la oportunidad de conocer a m¨²sicos incre¨ªbles.
P. El director, en una orquesta, no produce sonido, lo convoca. ?Es un cambio dr¨¢stico?
R. Debes sugerir el sonido. Y depende de tu habilidad conseguir que los m¨²sicos se acerquen a esa idea de sonido.
P. ?Cuando eso no ocurre llega la frustraci¨®n, y si lo superan aparece el asombro?
R. Cuando surge la comunicaci¨®n entre director y m¨²sicos, aparece la libertad. Empiezas a probar cosas. Y a ver d¨®nde llegas. Los ensayos sirven tambi¨¦n para el director, sobre todo para romper barreras de desconfianza.
P. Forma parte de la generaci¨®n que cambi¨® la educaci¨®n musical en Espa?a. ?Por qu¨¦ se habla poco de eso?
R. Todo empez¨® con la creaci¨®n de la Joven Orquesta Nacional de Espa?a (JONDE) en el a?o 1983. Fue una especie de Big Bang.
P. ?No exagera?
R. En absoluto. Ah¨ª se fragu¨® esa generaci¨®n que ahora tiene m¨²sicos en las mejores orquestas del mundo. La historia en eso es antes y despu¨¦s, se abrieron las posibilidades y las barreras mentales, se acab¨® el complejo de inferioridad y comprobamos que pod¨ªamos acceder a la ¨¦lite mundial no como una excepci¨®n, sino con normalidad. Nada se puede dar por hecho, de todas formas. Cuidado.
P. ?Por qu¨¦ dej¨® su magn¨ªfica carrera de solista por la incertidumbre de convertirse en un buen director?
R. Yo empec¨¦ a estudiar direcci¨®n muy pronto. Pero cuando tuve el privilegio muy joven de tocar para Claudio Abbado o Zubin Mehta en la Joven Orquesta Europea, decid¨ª apartarlo.
P. ?Se acomplej¨®?
R. No, simplemente pens¨¦ muy seriamente que me perder¨ªa la oportunidad de tocar para gente as¨ª y decid¨ª disfrutarlo. Fue algo completamente ego¨ªsta.
P. Y de todos ellos, ?qui¨¦nes le marcaron?
R. Termikanov, Harnoncourt y Abbado, que apenas hablaba pero se las arreglaba para ense?arnos a escuchar.
P. ?C¨®mo un ecualizador?
R. Exactamente, ecualizaba la orquesta en los ensayos y despu¨¦s en los conciertos se transformaba, te sorprend¨ªa y cuando funcionaba, a veces, le ve¨ªas llorar. Era un poeta, consegu¨ªa que la m¨²sica tuviera sentido horizontal, nada jer¨¢rquica.
P. ?Era m¨¢s feliz vi¨¦ndolos a ellos o haci¨¦ndolo ahora?
R. Vi¨¦ndolos gozaba, hacerlo es m¨¢s peligroso.
P. ?C¨®mo se impone hoy autoridad en una orquesta?
R. No la impones, te la ganas convenci¨¦ndolos. Es un juego interesante. Debo intentar acercarles a mi visi¨®n aunque no est¨¦n de acuerdo. Lo mejor que me ha dicho un m¨²sico es que habitualmente le duele la espalda al tocar, pero que cuando yo les dirijo, no le pasa.
P. ?Pesa ser extranjero en el Reino Unido, donde vive, tras el Brexit?
R. M¨¢s que pesar, es triste. All¨ª han llegado al punto de que los restaurantes y otros negocios cierran antes porque no tienen personal, al haberse largado los emigrantes. Triste, muy triste. No entiendo c¨®mo les pudieron enga?ar. Yo me he sentido extranjero en todas partes. Y es bueno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.